Play, de nombre simple y directo, es la propuesta de Anthony Marciano en el Atlàntida Film Fest 2020 de Filmin, que estamos cubriendo en la web. Haciendo uso del found-footage, se trata de un documental de vida que ya quisiéramos tener tod@s. Es una comedia romántica, donde le protagonista, «Max», graba todo desde 1993, centrándose en un enamoramiento juvenil y en los buenos (y malos) momentos con los amigos y amigas.
Play, ese botón que hay que pulsar en toda cámara que se precie para inmortalizar sonido, acción e imagen, es una película más que intenta hacer lo casero cine. En este caso, se centra en la historia de Max, quien recibe una cámara de vídeo de regalo a los 13 años y se dedica a grabar todo lo que ocurre a su al rededor. Partiendo de esa premisa, el montaje final es casi una declaración de amor a ese amor de infancia que evoluciona a la edad adulta.
Estamos ante la tercera película del director Anthony Marciano, que plantea un regreso al pasado nostálgico dando forma a un documental de vida del protagonista. Si bien la propuesta resulta interesante y nostálgica, el montaje final queda demasiado orquestado. Pero aún así, consigue su objetivo, que es tocar la vena nostálgica que tod@s llevamos dentro y a veces nos empeñamos en esconder, dilapidar o incluso olvidar.
A pesar de que PLAY tiene ese toque casero del found-footage, el montaje de las escenas, como se suceden y como se centran en el enamoramiento del protagonista por Emma, hacen que pierda la película un poco de la frescura que plantea. A tod@s nos gustaría tener un vídeo resumen de nuestros recientes 25 o 30 años de vida. Hoy en día, con los móviles, las redes sociales y el constante interés por capturarlo todo, es posible, pero no es lo mismo. Much@s de los que sobrepasamos los 30 recordamos más de lo que capturamos.
En esa nostalgia de lo que recordamos sin haber capturado es donde se mueve la propuesta de PLAY, y nos hace sentirnos (o no) identificados con varias de las situaciones que vive el protagonista. En los noventa, tener 13 años y dar un beso era lo más, así como hacer el idiota todo el día con los colegas sin tener que estar pegados a la pantalla. En vez de querer mostrar un vídeo, un post, o una storie, los amigos y amigas se dedicaban a vivir y a construir recuerdos juntos. La película se mueve en esas épocas, donde no había necesidad de tener visibilidad de todo lo que hacías, ya que estabas más preocupado de vivirlo que de de contarlo.
UN CONJUNTO DE IMÁGENES DEMASIADO RETOCADAS
A pesar de adolecer de ser una comedia romántica demasiado marcada, PLAY es una bonita historia de vida, de crecimiento de la edad juvenil a la adulta, de amistad, de valores que están perdiendo su color y de la importancia de vivir todo aquello que pasa por tu vida. Cuando la tecnología no nos tenía idiotizados a todas horas, los críos eran críos, los amigos y amigas contaban lo que sentían, lo que vivían, y sobre todo, lo disfrutaban. De nada sirve estar ante una puesta de sol preciosa si sólo estás preocupado de lo bien que queda en tu instagram.
PLAY es otra de las propuestas interesantes que tiene el Atlàntida Film Fest 2020 de Filmin, una historia de nostalgia, amor, amistad y aventuras cotidianas. Interesante y entretenida, podría haber explorado otras facetas de esas vivencias, pero el director decidió centrarse en la parte romántica, algo edulcorada, pero bastante realista. El problema es que hay guión y está todo pensado antes de grabar, por lo que se le notan las costuras y no resulta tan creíble como debería.