Moffie es a buen seguro una de las mejores películas de este Atlántida Film Fest 2020, que está demostrando ser uno de los mejores, si no el mejor, hasta la fecha. Se estrenaba en Filmin el día 31 de Julio coincidiendo con su proyección en Mallorca, lugar donde se está celebrando físicamente este festival.
Moffie es un biopic que adapta la novela autobiográfica del mismo título del escritor sudafricano André Carl van der Merwe, en la que relata sus memorias de su paso por el servicio militar obligatiorio, lo que en España siempre hemos llamado «La Mili». Moffie es un término peyorativo que significa homosexual en Afrikaans, lengua derivada del neerlandés que se habla en algunos países africanos, principalmente en Sudáfrica y Namibia.
El año al que nos traslada Moffie es el 1981. Hay que tener en cuenta que por aquella época en Sudáfrica regía el apartheid, régimen de segregación racial legislada por el estado por el cual la minoría blanca dominaba el país. También hay que decir que en aquel momento Sudáfrica estaba inmerso en acciones militares en la frontera con Angola, en un intento por frenar la expansión del comunismo.
Con estos antecedentes podemos tener una imagen de lo que en la película se va a tratar. La represión sexual, el racismo latente y la implacable y violenta vida militar a la que sometía el régimen impuesto de la época.
Me parece muy interesante la escena inicial que en un principio puede parecer algo inocente y de motivo de celebración con motivo de la despedida del hijo predilecto que marcha a emprender el servicio militar obligatorio. Sin embargo, está cargada de subtexto y de simbolismo. En ella, vemos al protagonista que llega a su casa y la madre le pregunta de dónde viene, a lo que él responde que estaba planeando su escapada. Podemos intuir que esa escapada no se refiere solo a su marcha a la Mili, también al escape de la represión que sufre desde niño al ser homosexual. Podemos ver que su padre le entrega, como regalo de despedida, una revista pornográfica de orientación heterosexual, dejando patente que ni siquiera su padre es capaz de admitir la orientación sexual de su hijo.
Pero Moffie cinematográficamente va más allá. Es un alarde narrativo grandioso. La fotografía de Jamie Ramsay se une a un montaje sonoro bastante histriónico en algunos momentos lo que dota a la película de una atmósfera casi febril, en ocasiones pareciera una cinta de terror. Espectacular la capacidad de su director para transmitir en todo momento los sentimientos y sensaciones por las que transita el protagonista. Siempre vemos la película a través de los ojos de él, por lo que estamos totalmente mimetizados en su persona.
En resumen, una de las mejores películas que hemos visto en lo que va del festival. Una cruda radiografía de un tiempo pasado que no es tan lejano en tiempo, pero que sí que se percibe muy alejado mental y socialmente.