Recientemente llegaba a su fin la segunda temporada de Killing Eve; disponible en HBO España, tenía la difícil tarea de estar a la altura de su explosiva primera temporada. ¿Lo ha conseguido?
Phoebe Waller-Bridge abandona Killing Eve tras su primera temporada, cede el testigo a una compañera; y esta a otra en su tercera ya anunciada. ¿Buena noticia? Nunca, que desaparezca el creador y showrunner de una serie siempre pone en alerta al público más exigente con aquellas series que adora. Después de ver la segunda tanda de episodios podemos estar tranquilos. Todo ha continuado más o menos igual.
Tras un año y pico de espera, vuelve Villanelle, esperando menos tiempo que nosotros; sí, 15 meses entre ambos capítulos, pero en la serie apenas han pasado unos segundos. Arranca exactamente en el mismo punto en el que se cerraba la temporada anterior; con nuestra asesina favorita herida y desangrándose y con una Eve absolutamente fuera de sí tras lo que acaba de hacer, apuñalar a la ¿mujer que le atrae?
La puesta en escena es continuista, con una dirección muy clásica pero con un montaje poco televisivo y un uso de la música muy vigorizante; narración sencilla en un relato que tiene sus mayores virtudes en el equilibrio de tonos y la dinámica entre personajes, que funcionan como imanes que se atraen; pero también como el agua y el aceite, irreconciliables.
Estaba claro que la calidad técnica, el nivel de planificación, la edición y la fotografía iban a mantenerse inmunes a las circunstacias cambiantes en la sala de guion. Aquí estaba el escollo a solventar en una temporada que tenía el reto al que se enfrentan los grupos de rock que han entrado en la industria musical como un elefante en un cacharrería, el segundo disco.
Pues bien, podemos decir sin titubear que los 8 capítulos que componen este segundo curso están en términos estrictamente estructurales y de construcción dramática a la altura del primer año. La diferencia está en que sencillamente no está el genio que tenían aquellos afinados diálogos en una primera temporada extraordinaria; esa es la única asimetría, mínima, pero está, que existe entre 2019 y 2018. Esa es la diferencia entre ser la mejor y ser de las mejores. Esa es la diferencia entre estar en el TOP 3 del año y no estarlo; pero no te equivoques, amiga mía, no faltará en ningún TOP 10 que se precie.