Fractura no está exenta de polémica. ¿Dónde nos posicionamos?
Fractura nos cuenta la historia de Ray (Sam Worthington), un padre de familia que realiza un viaje por carretera junto a su mujer e hija. Las cosas se tuercen cuando, en una parada en una zona de descanso, su hija sufre un accidente y se rompe un brazo. Ray busca el hospital más cercano para que la traten. Pero cuando Ray despierta en la sala de espera, después de varias horas, su familia no aparece.
Netflix nos presenta una nueva película de intriga con una buena factura técnica, donde la fotografía es resultona y vistosa y la dirección es aceptable. Además, como suele ser habitual en la plataforma, el punto de partida de la historia es interesante.
Lo mejor que podemos decir de Fractura es que es lo suficientemente entretenida para que el público general la disfrute. Pero si el espectador ya ha visto bastantes películas de suspense e intriga puede llegar a frustrarse con la trama, ya que nos presenta un desarrollo ya visto en otras películas del género de desapariciones, estilo Plan de Vuelo: Desaparecida con Jodie Foster o Sin identidad con Liam Neeson.
A poco que se le preste algo de atención a las escenas que van sucediendo en el hospital, rápidamente podremos desentrañar la superficial madeja de lana que el guión intenta complicar con tretas y diálogos tramposos, que no acaban de casar con lo que de verdad está ocurriendo.
Al igual que a su personaje principal, Fractura nos mantiene en la sala de espera en buena parte de la película hasta que se descubre el esperado giro final. Mientras tanto, van desfilando personajes secundarios típicos (médicos, enfermeras, psicólogos, policías…) que se limitan a contradecir todo el relato que les presenta Ray.
Si queremos sacar algo de contenido a la película, no retrata del todo mal la realidad de la sanidad norteamericana. Si no tienes un buen seguro médico puedes quedarte esperando toda la vida a que te atiendan adecuadamente.
Sam Worthington, al igual que su personaje en esta película, continúa su periplo por un desierto helado de proyectos de bajo presupuesto en cine desde que se estrenara Hasta el último hombre de Mel Gibson, en 2016.
Como resumen, si no has visto mucho cine de este género, puedes pasar un rato entretenido con esta película. En cambio, si ya tienes un buen bagaje de películas de extrañas desapariciones y relatos confusos, puedes llegar a aburrirte.