31 de Diciembre de 2019; 09:00 de la mañana. El Vecino llama a tu puerta, ¿le abres? La serie basada en la novela gráfica del mismo nombre llega a Netflix entre la cena de nochebuena y las campanadas que dan paso a la nueva década. Quizá esa sea su definición. Un producto de otra época. Para lo bueno y para lo malo.
La estrategia de lanzar una serie el último día de un año, además de década, puede ser una declaración de intenciones, o no. Quim Gutiérrez se convierte en Titán, Nacho Vigalondo dirige, y gente de El Fin De La Comedia escribe. Buenos ingredientes antes de calentar el horno. El Vecino es el plato principal; veremos qué tal se da la cena de Nochevieja.
Nueva serie de superhéroes, algo de lo que el mundo audiovisual está ligeramente -véase el tono irónico- necesitado; ponemos mallas en pantalla, alguna secuencia con efectos, un par de actores competentes y un director con cierta trayectoria internacional -adoro a Vigalondo– y nos creemos que podemos vender un pulpo como animal de compañía. Humor desfasado, chistes de twitter y clichés en todo lo que tenga que ver con la trama y tal… En fin; ya lo decía mi abuela, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Hay que agradecer, eso sí, que no hay caspa.
¿Lo positivo? Todo lo demás, entretenida y cálida; amén de tener algo de lo que la mayoría de productos de hoy día carecen, ningún cinismo en términos narrativos. La crítica es clara y directa, no busca un público premium, ataca directamente a la clase media -siempre hablando en clave cinematográfica-, y ataja cualquier momento que pueda acercarse a la sutileza. Un distintivo de tiempos pretéritos, en los que nadie pedía nada más y nada menos que «una españolada». Y eso es «El Vecino» amigos, para lo bueno y para lo malo, y muy orgullosa de serlo. No recela de nada ni propone un gusto irónico, se engalana de nuestra historia y costumbrismo y la pasea por la noche más fiestera del año.