Crítica de Earwig y la bruja (2021): ¿Y el alma?

Director: Goro Miyazaki | Productor: Toshio Suzuki | Guión: Keiko Niwa, Emi Gunji | Basado en Earwig and the witch de Diana Wynne Jones | Música: Satoshi Tekebe | Producida por Studio Ghibli, NHK, NEP | País: Japón | Duración: 82 minutos

Earwig y la bruja, la última propuesta del mítico estudio Ghibli llega a nuestro cines el próximo 30 de abril. Dirigida por Goro Miyazaki, se estrenó directamente en la televisión japonesa y se trata de la primera película creada por completo mediante CGI tridimensional.

Pocos estudios en la historia del cine han logrado una asociación tan potente de sus películas con la marca que los envuelve. Y en el mundo de la animación Ghibli es uno de los grandes referentes con un historial cimentado a golpe de mitos como Mi vecino Totoro, Porco Rosso, La princesa Mononoke o El viaje de Chihiro. El título que nos ocupa, Earwig y la bruja, dirigido por Goro Miyazaki, hijo de Hayao Miyazaki, se presenta como la primera película del estudio creada mediante CGI. El resultado final, siendo honestos, no nos ha convencido del todo.

Earwig y la bruja 01

Earwig y la bruja cuenta la historia de la pequeña a la cual una bruja (sin spoilers, está en el título y queda claro en la primera, y sin duda mejor escena del film) deja en el orfanato St Morwalds tras una persecución entre su motocicleta y un misterioso automóvil. Su madre, de exuberante pelo cobrizo, deja a la pequeña acompañada de una nota y una cinta de cassette con la que juguetea. Pasados unos años Earwig es la reina del orfanato, todos los niños le hacen caso, incluidos los cocineros, y goza del cariño de la directora pese a ser la más rebelde de todas. Todo cambia para Earwig cuando es adoptada por una misteriosa pareja.

Tal vez la expectativa (esa gran enemiga) ante una película de Ghibli nos ha jugado una mala pasada pero el producto final acusa de un sonoro problema de narrativa con largas escenas repetidas (a saber: Earwig ejerciendo de criada de su nueva madre), la propia protagonista no resulta especialmente carismática (siquiera simpática) y lo peor es que se evidencia una ausencia de alma, de algo que genere emociones o momentos que permitan acordarnos de esta película. Debemos añadir que hemos podido verla en versión original, en japonés, por lo que el punto del carisma y la simpatía quien sabe si en su versión doblada puede beneficiarse de la cirugía tonal.

En Earwig y la bruja uno adivina el camino a recorrer: una madre abandonando a su hija en un orfanato (entendemos que por un poderoso motivo), esta encontrando sin ganas otra familia, y finalmente adaptándose a la misma que, además, son brujo y bruja. El habitual choque inicial, reconvertido a cariño, a la ganancia de una nueva hija y unos nuevos padres, el retorno inesperado del pasado etc Se percibe que esa es la idea pero, decíamos, la narrativa hace aguas por todas partes y todo queda en un insulso que duele debido al logo que preside el film.

Sin entrar en terreno spoiler creemos que Earwig y la bruja dedica escaso tiempo a las notas emocionales que deberían de acompañar en la protagonista en una historia de apenas 82 minutos y que se tornan un rato larga. Tampoco es que la historia de para mucho más, la verdad.