Crítica de El crack Cero (2019): Garci by Garci

el crack cero

En 1981, Jose Luis Garci filmó una de las mejores películas de toda su carrera: El Crack. Este título no es sólo capital en la carrera del cineasta, además es todo un hito en la historia del cine español. Dio el pistoletazo de salida a uno de los géneros que mejor se nos dan a los españoles: El cine policíaco. Ni La caja 507, ni La isla mínima, ni Celda 211, ni No habrá paz para los malvados, ni Tarde para la ira… probablemente ninguna de las películas que más te gustan del cine patrio existiría sin Jose Luis Garci. Veamos que nos depara el Crack Cero.

Una de las características más representativas del director madrileño es su narrativa neoclásica. Su desbordado amor hacia la historia del cine la ha traducido en una búsqueda de las mismas fórmulas del cine que él ama. Como todo en el arte, nada es a priori ni bueno ni malo, ni fácil ni difícil, ni creativo ni repetitivo. Hay que ver qué se hace con esa premisa. El crack no era más que, de hecho, una aproximación al cine negro clásico.

Su «apropiación» del género, mejor dicho. Garci tomó tópicos, lugares comunes y personajes tipo del noir americano y se los llevó uno a uno a su terreno. Realizó una película reconocible y personal homenajeando un cine ajeno y sentó las bases de lo que posteriormente sería el cine policiaco Made in Spain.

Ahora bien, a Garci no siempre le ha sentado tan bien ser Garci. Cada vez ese neoclasicismo ha ido volviéndose una mera imitación. Ha ido perdiendo alma y visión propia para encorsetarse en películas que parecen salidas de un museo de cera. Como le ocurriera a Austin Powers, Garci también ha perdido el «mojo».

Así que puestos ya en materia, ¿Me ha gustado El crack cero? Pues no tengo ni la más remota idea. Lo he reposado un día entero y ni por esas. Esta es de las escasas veces que una película me ha dejado sin opinión… y el caso es que eso me resulta una virtud.

Vamos por partes. Si conoces las dos películas anteriores de El crack, recordarás que ambas comenzaban con dos escenas apoteósicas. Pocas veces se ha iniciado una película de un manera tan contundente y dejando al espectador completamente ojiplático. Por eso todos esperábamos ver cómo se superaba Garci esta vez (La presentación de El crack dos es aún más inolvidable que la primera). No ha podido ser esta vez. La secuencia de presentación se queda a medio gas. Una lástima.

Garci recurre al lugar común de representar el pasado en blanco y negro. Sin embargo, no busca con ello recrear la estética del cine negro más que superficialmente. No hay contrastes de luces, ni planos aberrantes, ni imágenes manieristas o sombras reflejadas. El lenguaje no es noir, sino 100% Garci: plano/contraplano, imágenes estáticas, mínima cantidad de planos posibles y, eso sí, todo lo largo que se pueda. Hay veces que se le va de las manos y los planos están más que agotados, ya no aportan nada de información pero ahí siguen… ad aeternum.

El guión nos da una de cal y otra de arena. Para empezar, Garci pone en boca de sus personajes reflexiones propias. No es Areta quien habla, sino el propio director cuando elucubra acerca de política, cócteles o literatura. Algunas lineas de guion son magistrales. Definir al objeto de tu enamoramiento como «Eres lo más cercano a mí que conozco» es digno de un nobel de literatura. Al igual que referirse al pasado como «Un país tranquilo» (parafraseando a Shakespeare cuando Hamlet habla del futuro como «Aquel pais desconocido»).

Pero por encima de todo, la mejor frase de la película está en labios de Pedro Casablanc: «Yo no he sido bendecido con el don de la memoria, sino con la maldición de no olvidar nada» (Diálogo Nivel Epic). También hay algún simpático auto-homenaje con referencias a «asignaturas pendientes» y seguramente alguno más que se me haya pasado.

Como puedes, ver el tono de los diálogos naturalista, lo que se dice naturalista no es. El código de El crack cero es muy artificioso, contrastando con un primer Crack que actualizaba el cine de detectives americanos de los años 40/50 al Madrid de la transición.

Mención especial para una Macarena Gómez que está p-a-s-a-d-í-s-i-ma. Tantos años en La que se avecina le ha terminado pasando factura porque al final ha naturalizado el histrionismo de la serie. De todos modos, tampoco desentona con una película pretendidamente impostada.

Por contra, el guión adolece de una subtrama sin relación directa con el hilo argumental principal y que ni siquiera se resuelve. Parece que en la sala de montaje se les olvidó cerrar esa historia. Ya de por si es un error narrativo, pero en este caso hace que se te salgas de la trama principal. Aún así, incluso con una subtrama innecesarias y un lenguage narrativo gélido, las dos horas de película no se te hacen largas en ningún momento. Minipunto para Garci.

¿Y qué decir del «nuevo» Germán Areta» en El Crack Cero? Antes de entrar con Carlos Santos, volvamos un momento a 1981. Cuando José Luis Garci eligió a Alfredo Landa como protagonista, la osadía del casting se vio hasta en el espacio. Landa en ese momento no era más que el sinónimo del cine de destape y su prestigio se había diluído bastante, por no decir desvanecido por completo. Sin embargo, Garci confió en él y el actor lo petó. Landa agradeció su confianza otorgándole (atención a lo que voy a decir) una de las mejores interpretaciones masculinas que he visto en toda mi vida.

Tras El crack vivió una segunda edad de oro que tocó el cielo dos años después al coronarse mejor actor en Cannes por Los santos inocentes. Por cierto, Uribe «homenajeó» esta decisión en Todo por la pasta, sacando a Resines de la comedia y llevándolo a los bajos fondos bilbaínos. El testigo lo recoge ahora Carlos Santos, con una importante carrera a sus espaldas pero célebre por comedias televisivas como Los hombres de Paco, Ella es tu padre, Villaviciosa de al lado o Lo dejo cuando quiera.  ¿Es Carlos Santos Germán Areta? Es jodidamente Germán Areta. La misma manera de mirar, la misma pose, la misma cadencia al hablar. Este año lo tiene crudo en los Goya con Banderas y Errejalde en el camino, pero espero que al menos consiga otra nominación.

No sé si le recomendaría esta película a nadie que no haya visto las dos primeras partes de El Crack, y aún así que no esperen una actualización de la saga sino una «regresión» (por decirlo de algún modo). Aunque, nunca se sabe. Si la película del 81 fue el pistoletazo de salida de todo el cine policiaco español, lo mismo El crack cero vuelve a crear un punto de inflexión. Más imposible era que los live-actions de dibujos Disney se pusieran de moda y ahí los tienes.

Casi que entiendo a Garci: Vivimos tiempos muy extraños.

 

Reseña
El Crack Cero
6.5
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Redactor de cinefilosfrustrados.com - Iba para DaVinci pero me quedé en Christian Gálvez
critica-de-crack-cero-2019garci-by-garciSeis meses después del suicidio del afamado sastre Narciso Benavides, una misteriosa y atractiva mujer casada visita a Germán Areta, prestigioso ex policía de la Brigada Criminal y ahora detective privado, para que inicie una investigación exhaustiva sobre el “Caso Benavides”. La mujer está convencida de que el sastre, que era su amante, fue asesinado. Aunque su instinto le dice a Areta que la gente sólo mata por amor o por dinero, irá descubriendo que hay más motivos, y más de un sospechoso, para quitar de en medio al sastre... Precuela de "El crack" (1981), que narra de nuevo las investigaciones del detective Areta en los convulsos años de la Transición Española