Seguimos adelante con este ciclo de Scorsese de cara al estreno de El Irlandés. Le toca el turno a Shutter Island, una cinta bastante particular dentro de la filmografía del director y quizás una de las que más ha dividido la opinión de críticos y seguidores.
Lo diré desde el principio: Shutter Island me encanta. Me parece una gran película ¿Es de las mejores de Scorsese? Pues lo cierto es que posiblemente no, pero ello se debe más al mérito de otras que a demérito suyo. Siempre me ha parecido sorprendente que en un año en el que Leonardo DiCaprio protagonizó esta cinta y Origen, con dos interpretaciones fantásticas, no se llevara ni una nominación a nada, ni en los Oscar ni en los Globos de Oro (que le nominaron al año siguiente por J. Edgard, una película y un papel a mi ver mucho más olvidables), pero eso es otro cantar.
Lo que importa aquí es de qué manera representa el cine de Scorsese una cinta como Shutter Island y la respuesta la voy a dejar en el inicio: no lo hace. Así de simple. No lo hace porque Scorsese trató de escapar de su propio cine con esta cinta – su última película había sido Infiltrados (The Departed), en la que básicamente da un repaso magistral a su forma de hacer y tratar el cine, y en esta película busco refrescarse, escapar un poco de su propio peso y probar algunas cosas diferentes (algo, por otra parte, que no es raro en su carrera). Pero como dice el refrán: la cabra tira al monte y en este film nos encontramos sus señas de identidad por todas partes, sus viejas costumbres que aparecen casi sin querer, envueltas en ropajes nuevos, acompañadas de cosas diferentes. Scorsese mismo reconoció en algunas entrevistas que rodar Shutter Island fue “un proceso de aprendizaje”.
Vemos ese intento de salir de sus tendencias naturales en esos planos abiertísimos con la isla y el mar como protagonistas, casi despreciando a los personajes. Lo vemos en la constante búsqueda de la tensión en lugar de su naturalización. Lo vemos incluso en la paleta de colores de la película. Y sin embargo su mano está presente en todas partes: en los diálogos, en las escenas más violentas que se muestran como algo tan natural como la vida, en la elección de los primeros planos a los personajes… y en varias escenas en concreto, de las que voy a repasar tres en este artículo. Ojo, que vienen SPOILERS.
Simbolismo y Subtexto
La primera escena que he escogido la ha comentado mucha gente al hablar de esta película, pero no tanta lo ha hecho con el simbolismo y la interpretación correctos (creo). Se trata de la escena en la que el personaje de DiCaprio habla con los internos, en concreto con una mujer. En un momento dado la mujer pide un vaso de agua, se lo entrega y se lo bebe, pero al hacerlo, vemos a la mujer desde la perspectiva del personaje de DiCaprio, y el vaso no está en su mano mientras bebe, mi entras que sí está al dejarlo en la mesa una vez vacío.
Mucha gente analiza esta escena de Shutter Island desde la perspectiva de si se trata de un fallo de raccord, de una alucinación del personaje… Lo cierto es que todo tiene una explicación evidente cuando se analiza la película al completo, ya que la misteriosa ausencia del vaso está causada directamente por el simbolismo y el subtexto de la cinta.
El personaje de DiCaprio, Edward “Teddy” Daniels/Andrew Laeddis es un interno de la isla, como descubrimos al final de la película, y su personalidad como agente judicial es una invención de su mente. Para su personaje como Teddy su mujer murió en un incendio y los únicos niños muertos que ha visto fueron en la SGM. Andrew Laeddis vivió una realidad diferente: su mujer enloqueció y ahogó a sus hijos, y el la mató, estando todos empapados en agua. Y de ahí nace el simbolismo: cuando el personaje está más alejado de la realidad, inmerso en su paranoia, el agua es un elemento taboo. Por eso en esta escena Teddy Daniels es literalmente incapaz de ver el vaso cuando está lleno de agua. Su mente lo bloquea, porque el agua trae el dolor de la realidad.
Un contrapunto clarísimo a esta escena es el momento en el que sueña con el personaje que él cree que es Andrew Laeddis: una escena en la que vemos el fuego de la chimenea como única luz de la habitación y al Laeddis de su mente prender una cerilla en un primerísimo plano y encenderle un cigarrillo a DiCaprio. El fuego es el contrapunto al agua: siempre que hay fuego el personaje está alucinando, alejado de la realidad. Cuando hay agua, es cuando más se acerca a la verdad.
Scorsese juega magistralmente con estos detalles en Shutter Island. Desde el principio, pequeños detalles nos dan pistas constantes de la trama: en esta escena de la mujer y el vaso de agua vemos agentes del centro detrás de la mujer, detrás de DiCaprio, pero no detrás del personaje de Ruffalo, desde el que se ve a varios miembros del equipo de celadores y enfermeras: nos está mostrando que la mujer y Daniels necesitan supervisión, pero Chuck no, sino que está más cercano a los miembros del “staff”.
Otro detalle llamativo: la mujer le pasa un mensaje a Daniels cuando Chuck se levanta de la mesa, ocultándoselo ¿Por qué iba a hacerlo, a no ser que supiera que Chuck era en realidad un miembro del equipo médico del centro? Cambiar la perspectiva a lo que ve DiCaprio frente a lo que se ve en general es una genialidad para transmitir el mensaje.
Es este trabajo con el simbolismo y el subtexto el que nos da una perspectiva real del cine de Scorsese: la naturalidad de los detalles, la elección de los planos, la psique de los personajes. Ese ha sido siempre su juego (recordemos Taxi Driver, Toro Salvaje, El Cabo Del Miedo, La Edad De La Inocencia…) y aquí lo sublima al exceso, llevándolo a un contexto que juega con el cubismo y el cine negro para construir un thriller psicológico.
Cuarteto Para Piano y Cuerda en La Menor
Voy a saltar a otra escena: DiCaprio sueña con recuerdos de la SGM. Se encuentra en un cuartel en Dachau y el oficial de las SS al frente del campo de concentración ha intentado suicidarse. Ahora está tumbado en el suelo, con la cara destrozada y la moqueta encharcada de su sangre. El personaje de DiCaprio lo mira desde arriba: vemos un plano cenital desde su perspectiva. Alrededor los papeles vuelan por todas partes: la excusa son las tropas aliadas rebuscando información. Pero la lluvia de papeles es incesante. Teddy Daniels impide al nazi alcanzar su arma y lo contempla morir lentamente.
¿Puede haber un signo mayor de locura que la expresión “perder los papeles”? Es algo universal. Y en esta escena los papeles de DiCaprio están literalmente volando por los aires. Independientemente de que su personaje estuviera realmente o no en Dachau, estos flashbacks no hacen sino apoyar su fantasía de los experimentos con humanos que se realizan en la isla y la personalización de los mismos en el doctor de origen alemán interpretado por Max von Sydow.
La escena la destaco no tanto por su importancia dentro del lenguaje de la película, sino por su fuerza como ente. Si la sacáramos de Shutter Island seguiría siendo una escena con un poder increíble. La violencia como parte de la vida, la crueldad como parte del ser humano, la razón volando por los aires, porque aquello escapa a la lógica. Y de fondo la música de Mahler. Es terroríficamente hermosa y cien por cien Scorsese.
Shutter Island: Un Salto a la Realidad
Ahora voy a hacer un poco de trampa. Voy a hablar de una transición entre escenas, o más bien de dos partes de escenas diferentes, porque creo que ejemplifican muy bien la maestría del director.
Nos encontramos a DiCaprio huyendo del centro hacia el faro y por el camino se detiene a hacer explotar un coche. Se aleja y observa como el coche estalla en llamas, engullendo las alucinaciones de su mujer y de una niña, que él cree que es una de las niñas que vio muertas en Dachau. Una bola de fuego literalmente las envuelve y cuando desaparece siguen ahí, observándole. El se da la vuelta y corre, huye hacia el faro y se encuentra el camino bloqueado por la marea alta. Indeciso, pero finalmente determinado, se lanza al agua y se sumerge en ella para llegar a tierra.
El fuego envuelve sus alucinaciones cuando él, con la personalidad de Edward Daniels, huye en busca de la verdad, completamente alejado de lo que en realidad ocurre a su alrededor. Y al ver el faro, se sumerge en el agua, en la fuente de la verdad, para llegar al sitio dónde escapará de su ilusión para ser Andrew Laeddis. De nuevo el simbolismo. Otra vez las lecturas bajo lecturas. Una vez más unos planos absolutamente magníficos y escogidos y diseñados magistralmente: el momento de la explosión es precioso, está lleno de color, y las alucinaciones te miran y casi te piden que te quedes, que estés en casa. Es muy atractivo.
Por contra su salto al agua nos lo muestra un plano aterrador: nos transmite el miedo a lo desconocido, a la fuerza del océano, al frío del agua… y de la verdad. Me parece simplemente fantástico. Y poco más puedo añadir: este es el cine que Scorsese en Shutter Island.