Continuamos con este ciclo de Scorsese y le toca ni más ni menos que a El Lobo de Wall Street, la película más taquillera de la carrera del director, con cinco nominaciones a los Oscar (incluía mejor película) y algunas de las escenas más memorables para el imaginario popular de los últimos años.
El Lobo de Wall Street
El Lobo de Wall Street se basa en la vida de un tío, ni mejor ni peor que otro, que se vio consumido por la idea del sueño americano y por su propia ambición. Su vida, marcada por los excesos, nos regaló en pantalla una película en la que Martin Scorsese pudo desplegar todo un arsenal de maestría tras la cámara, consiguiendo unir de forma cómica y trepidante momentos de pura tensión, angustia y violencia emocional.
Toda la película es un ejemplo de aquello que mejor se le da a Marty: mostrar todas las caras de la personalidad y carácter humanos tal y como son, sin necesidad de artificios innecesarios, sin maquillar nada, sin vender una cosa por encima de otra. Puede que a lo largo de este ciclo insista mucho en este aspecto del cine de Scorsese, pero es de crucial importancia valorarlo para entender por qué sus películas tienen esa capacidad de conectar y llegar a todo el mundo sin resultar histriónicas o impostadas, por muy inverosímiles que puedan parecer.
Esta naturalidad en sus personajes y en la forma de mostrarlos viene dada por otra característica importante del cine del director y que en El Lobo de Wall Street tiene una importancia crucial: la libertad que le da a sus actores para improvisar momentos, escenas y diálogos, a veces incluso pidiéndoles que lo hagan, como fue el caso de las escenas de las confesiones, que los actores tuvieron que improvisar con la única directriz de no decir nada relevante.
El desnudo de Margo Robbie, la bofetada a DiCaprio, tratar de abrir el coche con el pie bajo os efectos de los Qualuddes…la película está llena de ejemplos y pone de manifiesto la confianza del director en sus actores, con los que trabaja de forma muy cercana para construir los personajes y permitirles tomar decisiones mientras los interpretan.
La Obsesión del Sueño Americano
En la película prima, sobre todo, el viaje de personaje hacia el éxito y su caída y búsqueda de cierta redención. Es una historia que, sin ser excesivamente extraordinaria, retrata a la perfección la realidad de una época y el ideal de unas aspiraciones llevadas al extremo. Y aquí encontramos de nuevo las señas de identidad del director, que a lo largo de su carrera ha conseguido que cada una de sus películas refleje las distintas realidades de la sociedad en la que transcurren.
La principal herramienta de Scorsese han sido siempre sus personajes, a los que convierte en conductos con los que expresar cualquier tema que quiera tratar y en El Lobo de Wall Street podemos percibirlo perfectamente. Pensemos por ejemplo en la escena en la que Belfort y el agente del FBI se reúnen en el yate del primero y en el juego de sutilezas e indirectas y en el enfrentamiento de egos entre ambos, buscándose mutuamente, uno pensando que está “pillando” al otro y viceversa. Es una escena magistral, que no solo refleja la personalidad de los personajes, si no la realidad de que los ricos y poderosos se sienten con derecho a hacer todo lo que les de la gana, por encima de la ley y de las reglas sociales que les rodean.
Puro Scorsese
Lo cierto es que esta cinta resulta bastante compleja de analizar y sintetizar en un artículo de estas características, que tiene como objetivo mostrar el arte del director a través de la película. Es complicado porque toda la película está impregnada de su esencia y su experiencia, pero al mismo tiempo tiene un todo poco habitual en el cine del director, haciendo que resulte una película bastante refrescante y posiblemente ahí se encuentre el factor determinante que la ha llevado a ser la más taquillera de su filmografía.
Si tuviera que elegir tres películas para enseñarle a alguien qué es el cine de Scorsese, El Lobo de Wall Street sería una de ellas, no porque me parezca mejor o peor que otras, sino porque me parece un reflejo muy fiel de su trayectoria como cineasta. Y creo que poco más puedo decir.