Tras el estreno, y fracaso, de Ghost In The Shell: El Alma de la Máquina nos preguntamos cuál es el gran motivo por el que los blockbuster son tan pobres narrativamente y tan simples en su guion. ¿El problema? la duración.
Tras el estreno de Batman V Superman: El amanecer de la Justicia, la mayoría de fans se echaron las manos a la cabeza por el engendro que había parido el amigo Zack Snyder. Su estilo tan serio y adulto chocaba con unos agujeros de guion que ni un niño de 5 años habría tenido el valor de hacer, amén de su tempo tan pausado y calmado, justo como no debería ser -en teoría- una cinta de superhéroes. Sin embargo, pasados unos meses, Warner Bros estrenó una versión extendida en la que gran parte de los problemas comentados se solventaban: la narración era mucho más solida y la relación causa-efecto estaba presente, por lo que muchos se preguntaron qué demonios había pasado con la versión original.
Y la respuesta es tan simple como su duración. Batman V Superman: El amanecer de la Justicia era una película pensada para durar 4 horas, y los tiempos de metraje estándar exigidos por la industria la destrozaron sin ningún tipo de compasión, quitándole la friolera cifra de 1 hora y media. ¿Cómo se queda una película a la que han quitado casi la mitad de su metraje? Fácil, rota. Y eso es el principal motivo por el cuál la narración no tenía prácticamente ningún sentido, estando llena de trampas que la PROPIA Warner había generado con un montaje realmente infame.
Pero siguiendo con las aberraciones, unos meses después llegó a la gran pantalla la esperada Warcraft: El Origen -el esperadísimo debut de la saga de Blizzard en la gran pantalla-. En tan solo media hora, muchos seguidores declaran haber estado completamente perdidos en la narración y muchos otros haber tenido problemas a la hora de seguir la trama, ya que se contaban demasiadas cosas en muy poco tiempo y no permitían asimilar los conceptos fantásticos que presentaba esta interesante oferta. ¿El problema? Nuevamente, el tiempo. Warcraft: El Origen duraba dos horas y su argumento daba para otra hora y media más sin problema, pero los estipulados metraje estándar de la industria hicieron que su duración fuese recortada a machete junto con la causalidad de la misma. Al menos el título ofrecía un ritmo más dinámico que Batman V Superman y la narración no se hacía tan tediosa, pero una hora más de metraje -por lo menos- hubiera ayudado a que el título fuese más fuerte narrativamente y, en definitiva, mejor película.
Pero ojo, que sería muy fácil culpar a la industria por esto, pero no. El principal problema de esto lo tenemos NOSOTROS como espectadores -generalizando-. Nos cansa, nos aburre, ver un filme de más de dos horas y destrozamos sin estupor los que no son capaces de ofrecernos una propuesta interesante en ese tiempo. La razón radica en que hay obras que todavía tienen más que contar -otras que menos, siendo estiradas-, y que sin embargo no lo hacen porque, simple y llanamente, no lo permitimos. Y eso frustra a productores, directores y guionistas, que ven como su arduo trabajo de generar algo sólido y consistente es destrozado en el propio montaje.
Mismamente, ya hay muchos seguidores preocupados por la duración de La Liga de la Justicia, la próxima película del Universo Cinematográfico de DC y Warner Bros tras la esperada Wonder Woman, y es que las últimas informaciones aseguran que será la más larga de todas producidas por el estudio. Algo que, mientras el filme sea bueno, me importa un comino. Por favor, no tengamos más Dune…con una ya fue suficiente -los que la hayan visto saben de lo que hablo-. Respetemos cada género y cada narrativa -ya sea un drama o un blockbuster-.
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