Tras el analisis de TKN de Rosalia, hoy ponemos el foco en el maravilloso videoclip Invisible Light de Scissor Sisters
Antes de que la CANADA lo petase con Rosalía y Malamente, o antes incluso del famosisimo The Less I Know The Better de Tame Impala, la productora barcelonesa, ya se había hecho un hueco en el panorama mundial de los videoclips. Invisible Light es una de esas joyas, a la que acompañaron videos para bandas como The Vaccines o Battles.
Quizás el primer gran pelotazo, fue con el Bombay de El Guincho, aunque servidor, reconocido admirador del trabajo de esta productora, considera que tocaron techo con el videoclip que hoy nos ocupa.
Invisible Light, de la inclasificable banda norteamericana Scissor Sisters. Cuesta creer, como un grupo carecterizado por sus temas alegres, divertidos, y desenfadados, puedan haber creado un tema, que envuelto en el lenguaje visual de Canada, sea uno de los videoclips más complejos, oscuros, y tridimensionales que haya podido ver nunca.
El vídeo comienza con una serie de figurascaleidoscópicas que invaden la pantalla, en la que una chica, intercalada entre frames rojos, parece sufrir por esa invasión de elementos tridimensionales de la pantalla. A su vez, un hombre, de mirada penetrante, nos observa sin pestañear, todo esto, en un intervalo de menos de 10 segundos. Un efecto Kuleshov salvaje, que empieza a crear relaciones en nuestra cabeza sobre estos tres elementos.
Quedaros con esto, porque va a ser la base narrativa de la obra. Una pieza que va a indagar en el pasado de una mujer (ella misma se observa a si misma) a través de un trauma de su infancia, representado visualmente, y que deja al espectador que una las piezas del horrible puzzle.
Vemos a un padre, y a una niña, ambos sentados frente a frente. La cámara se acerca hacia la mujer que ocupa el centro de la imagen (la protagonista del videoclip) y vemos. como la disputa entre el pollo que hay en la mesa. por parte de la niña y el hombre, deriva en que sus piernas se abran. El director, está dando un mismo movimiento a dos acciones completamente alejadas. Una es real y concreta, pero la otra, es una respuesta abstracta a la otra acción. Es decir, está creando una relaciona entre ambos hechos.
Pero vamos más allá. Posteriormente, vemos a esa misma mujer, vestida completamente de blanco, atada a una pared, mientras se superponen sobre ella, figuras de una jaula, y la imagen de ese hombre. Con estos tres planos, utilizados por superposición, sabemos que ese hombre ejerce un control sobre ella, que le hace sentirse aprisionada. Y ojo, que vemos como cuando está atada a la pared, se le lanzan trozos de barro o mierda, en una más que directa referencia a la película de Luis Buñuel Belle de Jour (1967).
En esta película, Sévérine, una mujer de familia ejemplar, comienza a coquetear con la prostitución nocturna, el sadomasoquismo, y el placer de ser tratada mal, todo ello, debido a la fuerte represión sexual que ha vivido a lo largo de su vida.
A partir de aquí, empezamos a tener cuestiones sobre la mesa bastante claras. Ese hombre, tiene el control sobre esa mujer, y hay una capa sexual bajo esto. ¿Pero, que relación hay entre la mujer y la niña?
Vemos como la chica adulta pierde un diente -clara referencia al mundo infantil – y como intenta cuidar de la niña, mientras se prepara para el ataque de un feroz lobo que está a punto de devorarla. Pero no es suficientemente fuerte, y ese lobo, puede con ella. Ese lobo, transmuta en dos humanos, y nos damos cuenta que uno de ellos, es el hombre que ejerce esa presión sobre ella. Su atuendo ya no es blanco, sino rojo. Es arrastrada por el bosque – otra referencia a Buñuel – y vemos su imagen deformada en la pantalla. ¿Lo tenemos claro?
Invisible Light es un videoclip que habla de la pederastia, posiblemente, de un padre a su hija. A través de una sesión de hipnosis (el hombre del principio) se obliga a la adulta a afrontar su trama de la infancia. Por eso, vemos como la chica adulta intenta proteger a la niña. Por eso vemos como pierde un diente, o se convierte en caperucita roja, un cuento, que por todos es sabido, habla de una violación. No es casualidad que haya frames rojos perdidos por todo el metraje -sangre/desvirgacion – la cama ardiendo, la cárcel explotando, o ella siendo obligada a desnudarse literalmente.
Posteriormente, vemos a la protagonista cargar con su propio cadáver por el campo, pues esa niña, y esa posible mujer que existían antes de la violación, han muerto. Igualmente, vemos a un payaso fumando, con actitud de indignación, posiblemente otra referencia a como un elemento del mundo infantil se derrumba.
Y nos vamos a la secuencia, en la que todo cambia. Vemos a un hombre sin camiseta cortar madera – posiblemente, la personificación del macho alpha en el lenguaje de este videoclip – y como esto le genera una excitación a nuestra protagonista. El trauma, le ha generado algún tipo de relación extraña con el sexo, en el que se siente una especie de objeto, pero lo necesita. Algo extraño y salvaje ha despertado en ella, y lo vemos representado con ese caballo – símbolo de la vigorosidad – en un estado bravo y alterado.
Lo curioso de todo, es que esto parece horrorizar al hombre – posible padre – que incluso cierra los ojos al ver en que se ha convertido esta mujer.
Como ya hemos dicho, su personalidad se ha disociado, y por eso vemos dentro del ataud a la mujer del traje blanco original, mientras que la que ha quedado en tierra, completamente de negro, la observa. En ese momento, aparece una mosca, y cuando la atrapa con su mano, vemos que realmente es un anillo, a lo que acto seguido, aparece una mujer que le dispara un rayo que inhabilita lo que estuviese a punto de conseguir.
¿Mi hipótesis? esa mujer, es la personificación de su trauma, el recuerdo de lo ocurrido. Cuando intenta indagar en el pasado, e incluso encontrar algo de oro – o esperanza – en sus recuerdos, ese pequeño halo de esperanza, aparece y la aniquila.
Esto queda reforzado, cuando vemos a su padre introducir un dedo dentro de la herida de una mujer. Pocas veces habréis visto de forma más gráfica la expresión «hurgar en la herida».
Y se descubre el pastel. Vemos que el hombre del principio realmente era un terapeuta, y estamos asistiendo a una sesión de hipnosis. Él le va guiando por todo el proceso, y asistimos a un recital de imágenes de enfrentamientos de dos mujeres entre si, apariciones del psiquiatra, de su posible padre, del caballo que ha crecido en ella, o del sufrimiento a través de sangre en su nariz. Una forma absolutamente maravillosa de intentar transmitir visualmente, los procesos mentales de un trauma que intenta ser recordado.
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Todo desencadena en una escena en la que podemos observarla de rodillas, a punto de realizar una felación, en la que muestra un alto grado de excitación. Justo en ese momento, el caballo aparece de nuevo, y el terapeuta lanza rayos, en un intento de contener este sentimiento.
¿Es nuestra protagonista, una adicta al sexo, cuya adicción nace a través de una violación, y por eso acude a una terapia? ¿Porque su personalidad está disociada, y lo que necesita, en realidad, le genera un dolor inmenso, y vice versa? Parece bastante claro que si.
Seguimos con el recital de imágenes que chocan unas con otras, pero nos paramos en una que rápidamente recuerda a la obra inacabada del gran Cluzot, el Infierno. Una película, que iba a hablar, precisamente, del infierno que vive una mujer en su día a día. La semejanza es aplastante.
Finalmente, vemos una serie de pastillas caer por encima de la pantalla encima de todo lo que podemos ver, dejando claro, que la única solución para esta mujer, no es otra que la medicación.
Es cuando aparece la cuestión de la medicación, cuando la mujer de blanco despierta de su ataúd, sugiriendo que puede empezar a tener una vida «normal».