Hoy es el día… Disney estrena Star Wars, Episodio VIII; Los Últimos Jedi en los cines de todo el mundo; ya la hemos podido ver, y aquí te dejamos nuestras impresiones.
Sentarse delante del ordenador con la página en blanco amenazante para escribir sobre este tipo de títulos es tremendamente complicado a la par que estimulante; uno se plantea si escribir para los amantes del universo en cuestión, si para los neófitos, o para aquellos que aman la opinión por encima de la propia la película, los mal llamados críticos. Aviso antes de verter mi verborrea en la ya no tan página en blanco que no soy un fan de etiqueta; disfruto con las películas, me gustan, pero para mí el año cinéfilo no viene marcado por Lucasfilm, ahora en Disney, en ningún caso. Dicho esto, nada realmente, o al menos nada que te interese, querida lectora; comienzo a poner en palabras lo que me ha parecido y he sentido con Star Wars, Episodio VIII; Los Últimos Jedi.
Primero, que es lo relevante; la película es un sí, un gran sí. Los motivos son muchos, pero principalmente porque funciona a todos los niveles; funciona para el fan y para el no fan, como segunda parte de una trilogía y como cinta única, como cine de aventuras y también humano; porque toca todas tus emociones, la lágrima, la sonrisa o la nostalgia. Porque Star Wars, Episodio VIII; Los Últimos Jedi es el tipo de cine que hace que yo esté escribiendo hoy aquí y que tú me estés leyendo.
La película comienza con una batalla espacial excelentemente filmada y montada, que hace las veces de una gran danza en el aire y de una presentación de los atributos visuales del film que te hacen presagiar lo bueno que está por venir. A partir de aquí, la narración se queda en suspenso unos minutos, situando al espectador en el plano emocional en el que nos dejó el capítulo anterior; resolviendo los cliffhangers que quedaron en este.
Una vez pagado el peaje de un prólogo necesario, la propuesta empieza a alzar el vuelo en su propia historia, marcada por rimas y ecos que nos recuerdan a tiempos pasados y películas anteriores, pero que en ningún caso supone lo que la cinta de J.J. Abrams era a la Star Wars original; cortando el cordón umbilical con la saga original, pero como buen hijo, sacando lo mejor de sus padres. En este caso una historia de alcance global en el mejor de los sentidos y una majestuosidad visual que la sitúan unos años en el futuro.
En términos literarios la cinta se sitúa muy por encima de su predecesora y, por supuesto, de la pobre trilogía de precuelas, haciéndola a mi juicio la segunda película mejor escrita de toda la saga, solo por detrás del Episodio V, El Imperio Contraataca. ¿Por qué? Porque extrae lo mejor de todos los personajes presentados anteriormente y hace que cada uno de los frentes abiertos, que son muchos, avancen en la mejor dirección posible sin perder coherencia interna y creando una narración muy orgánica; llevando tres historias simultáneamente, respetando el tempo y dando el aire que cada una de ellas necesita, con un tercer acto sorprendentemente ovbio y nada forzado.
En la dirección más de lo mismo, soluciones visuales depuradísimas convierten Star Wars, Episodio VIII; Los Últimos Jedi en un espectáculo, aquí sí, que todos esperábamos; entrega lo que todos presuponemos que debe; y nos da una buena excusa solo por ello para pagar lo que vale la entrada. Atención a la persecución que tiene al Halcón Milenario como protagonista y que tiene lugar en el tercer acto de la cinta.
En definitiva, Star Wars, Episodio VIII; Los Últimos Jedi es lo que toda secuela debe ser, más de lo mismo, pero mejor.