El próximo viernes, 19 de Marzo, llega a Netflix el que nos atrevemos a bautizar como el nuevo pelotazo de la plataforma. ¿Por qué Sky Rojo va a ser la nueva punta de lanza de su catalogo?
Sky Rojo lo tiene absolutamente todo para ser una de las series que marque época en Netflix: un creador que se asienta, un reparto coral donde los fallos de unos (una) quedan totalmente eclipsados por los aciertos de los otros, un cuidado y un mimo apabullantes, y un componente de adicción que ríase usted del vicio al Candy Crush de algunos.
El tono de Sky Rojo es simplemente perfecto: neones, rojos, rosas… una especie de ensoñación de ese oasis de depravación en mitad de una isla. Un quiero recordar a esas grandes producciones tales como Malos tiempos para el Royale… y, es que lejos del tono en su aspecto más físico, es en su tono narrativo donde subyace la gran virtud de la serie. El equilibrio entre drama y comedia es simplemente maravilloso. Diálogos ácidos, humor negro, situaciones surrealistas y personajes bien dibujados hacen que la serie adquiera tintes Tarantinianos, aderezados con un buen pellizco de los Coen.
Pero de nada serviría la escritura, si los trasmisores de la misma no diesen la talla. El elenco de Sky Rojo es simplemente cuasi perfecto. Dos mitades de una misma baraja que se complementan como si de la maquinaria de un reloj suizo se tratase.
Por un lado, el reparto masculino: Asier Etxeandia, M.A Muñoz y Enric Auquer. Como villano, Etxeandia no puede estar más sobresaliente, en ese traje de malvado casi caricaturesco; mientras que los hermanos interpretados por el exduque y Auquer forman un tándem de violencia, a la par que ternura, un tanto insólita (que, sorprendentemente, funciona a las mil maravillas).
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En el lado femenino: tres mujeres… de armas tomar. Yani Prado representando la ingenuidad y la esperanza dentro de un submundo de depravación y vicio; Lali Espósito, el gran descubrimiento de la serie para la que aquí escribe. Las escenas en las que las dos comparten charlas, confidencias y, por qué no, coraje, son de una intensidad y complicidad arrolladoras. Sin embargo, me cuesta ver a Verónica Sánchez como esa femme fatale que nos presenta. No sé si es por la asociación en el imaginario colectivo a otro tipo de personajes, o porque las comparaciones son odiosas frente a sus dos compañeras de reparto, pero este ha sido el único punto débil de Sky Rojo. No obstante, no todo son cosas malas a su respecto, y es que su voz en off, que narra buena parte de la trama, se asienta como un guante al tono de la serie.
Una serie que destila superación, empoderamiento y fuerza por los 4 costados.
¿Qué más podemos contarte? 8 capítulos de unos 25 minutos de duración perfectos para una sesión de being watching. Lo que no dudamos es que estamos ante el nuevo fenómeno a lo Casa de Papel o Élite. Las series españolas están de moda fuera de nuestras fronteras y Sky Rojo va a ser la confirmación de ello.