La cuarta y ultima jornada del 50 aniversario de Roskilde tuvo algunos de los mejores conciertos hasta el momento de esta edición.
Sarah Parkman
Descubrí a la sueca gracias al algoritmo de Spotify hace unos meses, y bendita casualidad. Desde entonces, es una de mis fijas en las playlist, y su concierto en Roskilde, en el escenario Gloria, uno de los más esperados por mí de esta edición. Y he de decir, que no defraudó, que fue algo parecido a una experiencia religiosa, donde el precioso folklore escandinavo se daba la mano con arreglos de cuerdas y vientos, con un público hiper respetuoso, en un ambiente tan íntimo como el de una sola, pero dentro de uno de los festivales más grandes del mundo. Sensacional
Big Thief
Aunque pude verles en 2019 en Sziget, las condiciones no eran las mejores. Quería quitarme la espinita de encima, y no hay mejor sitio para ello que Roskilde. Me metí de lleno en el foso, puse toda mi atención en la banda, y el resto, es historia. Big Thief es de lo mejor que le ha pasado a la música norteamericana en el último lustro, una suerte de música folk, rock y americana, que no para de cosechar éxitos de critica, y cuyo público, va aumentando cada año que pasa. Temas como Mary, Paul o Spud Infinity , son ya clásicos dentro de su cada vez más extensa discografía, aunque me quedo, personalmente, con las interpretaciones en directo de Not y Masterpiece, donde su dulzura y ternura, se convierte en rabia, tralla, y un espectáculo de distorsiones realmente sorprendente
St Vincent
Estaba siendo el día de las mujeres, y seguimos para bingo. Annie no falla. St Vincent siempre da un concierto sobresaliente, mezclando sus eclécticos temas (cada disco es muy diferente al anterior) y añadiéndole al espectáculo un componente teatral o de performance. Ya dio un concierto sensacional en 2018 en Roskilde, pero este año, en el escenario grande, dio una catedra de ser una estrella. Valor seguro en cualquier festival.
Kelly Lee Owens
Me fui a Apollo, el escenario más divertido de Roskilde, para ver a KLO. Es cierto que me perdí un par de horas de música, ya que tenia que recoger mis cosas, devolver la tienda y el colchón que había alquilado, y creedme, eso lleva mucho más tiempo del que pensaba. Me iría de Roskilde a las 03:00 AM, pero aun quedaba tiempo para disfrutar. Sobre el escenario, Kelly te dispara melodías aterciopeladas, maceradas con su dulce y fantasmal voz, cubierta de reverb y capas de distorsión. En frente de ella, un público entregado, comunicativo entre nosotros, y es que, el buen rollo que hubo en este concierto, fue algo impagable. Otro gran concierto.
Converge & Chelsea Wolfe
El concierto del festival. Poco antes estuve viendo medio concierto de Ashnikko, el cual disfruté increíblemente, pero tuve que sacrificar a Idles por ver esta maravilla en directo. Nunca he sido especial fan, ni de Converge, ni de Chelsea Wolfe, pero esto fue antológico. Pura tralla desde el minuto 1 hasta el final, una banda entregada, hipnótica, fascinante, sobre el escenario, lanzando hechizos a los que estábamos ahí, para dejarnos completamente perplejos. Lastima que algunos imbéciles (porque no tienen otro nombre) dentro del público, se dedicaran a molestar hablando a grito pelado, o llegando bastante cocidos, algo sorprendente, para un proyecto tan de culto. Una pena, porque he sentido más respeto por el artista en conciertos de géneros supuestamente no tan “puretas”. Aun así, en lo musical, fue lo mejor de este Roskilde 2022
The Strokes / Shygirl
No soporto a The Strokes, pero mis camaradas de camping plantearon que fuéramos todos juntos a ver al grupo, y pensé, ¿por qué no? Gran error. De entrada, el grupo salió cerca de 3 cuartos de hora tarde, y lejos de alargar su setlist para que el concierto durase el tiempo estipulado, lo terminaron a la hora que tocaba. El resultado: un concierto errático, tremendamente aburrido, y una nueva tomadura de pelo de un grupo al que sigo sin entender por qué le ríen las gracias. Por mi parte, decidí irme a Apollo a ver a Shygirl, que fue realmente sensacional. No esperaba nada de ella, pues su música en estudio no me dice gran cosa, pero en directo, tuvo un poco de esa magia R&B moderna y alternativa, con influencias directas del hip hop, y una pegada realmente sorprendente. Con un público, de nuevo, sensacional.
Tessa
Y para acabar el festival, me fui a ver a la sensación trapera danesa, Tessa. Acabé bien sabe Dios en ese concierto, por razones extra musicales, y aun me arrepiento. No porque el concierto no estuviera bien, que de hecho, tuvo sus momentos, con multitud de invitados de la escena musical de Dinamarca, y algunos beats bastante potentes. Sino porque por verla a ella, me perdí a Fred Again, y eso es algo, que unas horas después, me resultó inconcebible. Aun con todo, Roskilde sigue vivo. 50 años después, y tras una pandemia que lo ha cancelado durante dos años, hemos vuelto a pisar territorio danés, con un público más libre, salvaje y entregado, y el Orange feeling intacto. Feliz cumpleaños al gigante danés.
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