Repasamos la potentisima tercera jornada de Roskilde 2019 con Robyn, Underworld, Death Grips, Bring me The Horizon, Spiritualized, Wu-Tang Clan, Weyes Blood, y Vampire Weekend.
Tras las increíbles dos primeras jornadas de festival, tocaba enfrentarse lesionado, a un apasionante tercer día en Roskilde 2019. Un esguince no es nada, cuando la adrenalina y la dopamina están de tu lado.
Bring Me The Horizon



Antes de entrar al recinto, me hice otra visita a la enfermería, para ponerme un vendaje y procurar que el esguince sufriera lo menos posible, ¿y qué mejor manera para estar tranquilo, que ir a un concierto de metal?
Cierto es que a los puristas del metal, una banda como Bring Me The Horizon les parecerá una balada de David Bisbal, pero para mí, la mezcla de las influencias de la cultura trap, con su interesante metal teen angst, me apetecía mucho escucharlo. No pude vivirlo desde dentro como me habría gustado, por las lesiones ya comentadas, pero algún que otro salto y mini pogo hubo, aunque fuese de una timidez propia de un niño de 5 años. He de decir que el concierto me sorprendió, primero por contar con performance con bailarinas y una escenografía acerca de la (de)construcción del individuo, y musicalmente, me transporto a la época de mi adolescencia más inmadura, algo que nunca está de más revivir. Respecto al setlist, mitad de su último disco, (amo), y el resto, repartido en temazos como Shadow Moses, Follow You o Happy Song, para terminar con mi canción favorita de ellos, Throne. Fue un concierto ameno, aunque quizás la hora (16:00) y el miedo a recaer pisando mal, impidieron que lo disfrutara al máximo.
Spiritualized



Grandes noticias para mi pie, un concierto tranquilo. Es increíble que con la cantidad de conciertos y festivales que llevo encima, nunca hubiese podido ver a Spiritualized, por eso, poder disfrutar de ellos en el Avalon, era una de mis obligaciones del día. Empezaron trallando con Come Together, en un infinito loop shoegazero y de distorsiones en el que quería quedarme a vivir de por vida. A esta joya, le siguieron Shine a Light, Soul on Fire y She Kissed Me, cuatro temas de su discográfica más «clásica» que nos hicieron flotar como si estuviésemos en un show de Slowdive. Lo que se dice un concierto precioso, que encontró un pequeño parón cuando decidieron que el resto del setlist fuese ocupado por su ultimo álbum, «and nothing hurt». No es que este sea un mal disco, – de hecho, tiene temas maravillosos como I’m Your Man» – pero después de los muros de sonido y la distorsión de sus anteriores trabajos, virar el setlist a una linea más «terrenal» hizo que el globo descendiese un poco. No obstante, fue un concierto notable y una gran manera de desvirgarme con ellos.
Weyes Blood



Que estoy enamorado del trabajo de Natalie, no es un secreto. Empezando a la vez que finalizaba Spiritualized, y en la otra punta del recinto, tuve que ir andando todo lo deprisa que podía, para intentar no perderme nada de lo que Weyes Blood tenía que ofrecerme. Y joder, fue maravilloso.
Con una banda sin florituras, pero funcional, la voz de Natalie era la autentica protagonista del Show. Se hizo casi entero el maravilloso Titanic Rising, y aunque eramos pocos en el concierto – era el escenario más pequeño del festival – todos los allí presentes estábamos con una sonrisa infinita de principio a fin. Escuchar en directo temas como Picture Me Better, Movies o Mirror Forever fue algo realmente hermoso, e incluso se animó con una versión de The Beach Boys (God Only Knows) poco antes de confesar al publico, que Roskilde era su festival favorito.
La tríada final con Something to Believe, Wild Time y Do You Need My Love, fue de una belleza, tranquilidad y paz mental, que pocas veces he vivido en un concierto de esta índole. Lo que ha hecho Natalie con Titanic Rising, no está llevándose todo el reconocimiento y merito que tiene, pero estamos hablando, sin muchas dudas, de la Pj Harvey de este siglo. Y eso amigos, son palabras mayores. Maravilloso.
Vampire Weekend



Hacia seis años que no les veía en directo desde aquella estupenda gira de 2013. En ese concierto, Vampire Weekend me pareció una banda perfecta. Reinterpretaba sus temas mas icónicos en directo con contundencia y minimalismo, comunión perfecta con el público, y alguna que otra floritura mezclando géneros que me volvía loco. Tras la salida de Rostam de la banda, tenia mucha curiosidad de ver cómo sus directos evolucionaban, y vaya, parece que lo han hecho, y de qué manera.
El nuevo guitarrista, y las voces y batería de acompañamiento, dan al grupo mucho más cuerpo que en el pasado. La que antes era una banda cercana al World Music con influencias pop-rock, ahora es una banda de rock en toda regla, con algunas influencias del World Music. El desarrollo y evolución de sus temas en directo, me pareció exquisito, el timing (en el Orange, cayendo el sol y con el público feliz) me pareció perfecto, y el setlist, muy medido. Si que es cierto que eché en falta temas como Hannah Hunt o White Sky, pero prefirieron centrar el setlist en su ultimo disco, The Father of the Bridge, un trabajo que pese a que no me ha llegado a entusiasmar como sus anteriores discos, en directo me ha enamorado. Temas como Harmony Hall, SunFlower o la pieza con la que cerraron el concierto, Jerusalem, New York, Berlin, son realmente bellas trasladadas al directo.
Vampire Weekend han evolucionado, y ahora su directo es mucho más profundo, desarrollado, y complejo. Me consta que a algunos, les ha molestado esto, frente a la inmediatez y explosividad que mostraban en el pasado, pero personalmente, encuentro un gran acierto en este nuevo enfoque, y una maravilla para cualquiera que quiera enfrentarse a un concierto divertido, con buen rollo, y con un interesante grado de complejidad.
Wu-Tang Clan



Eran los sustitutos tras la segunda caída de Chance the Rapper con el festival de Roskilde. Doblete para el norteamericano que compite con Drake en dejar tirados a los daneses a ultima hora, aunque en este caso, el reemplazo era de nivel.
He de decir que tenia mucha curiosidad por verlos, pero nunca conseguí entrar en su concierto. Para los fans del old school, posiblemente fue uno de los conciertos del festival, pero para mí, un pobre lisiado que ha crecido con el rap de Kanye, Danny Brown o Brockhampton, el espectáculo que ofrecieron me resultó un poco soso. Así que aproveché para ir a cenar, descansar un poco el pie, e ir a pillar sitio para uno de los conciertos del festival.
Underworld



No es que haya sido nunca especial fan de ellos, ni mucho menos. Pero la necesidad de reposo, hizo que fuese pronto al escenario Arena a descansar y coger sitio para disfrutar del espectáculo. Hacía más de 10 años que los británicos no pisaban Roskilde, y se notaba que había ganas de verles en el ambiente. Cuando las luces despegaron, los estrobos reventaron, y los beats entraron en acción, ya no había nada que hacer. Estaba ante la mejor Rave de mi vida.
Un sonido ACOJONANTE, un frontman por el que no pasan los años, y un temazo tras otro, dieron muestra de por qué Underworld es una de las formaciones más importantes de toda la historia de la música electrónica. Two Months Off, King of Snake o Border Country, eran naves temporales que te trasladaban a una época (los 90s) que para alguien nacido en el 93, solamente formaba parte de mi imaginación. Los visuales eran agresivos, las melodías, sencillas pero pegadizas, y por encima de todo, una percusión que ha ido influyendo hasta el presente, a algunos de los artistas clave del siglo XXI. Lo estaba teniendo todo. Público entregado, comunión absoluta entre los asistentes, y elegancia mezclada con tralla de alto nivel. Always Loved a Film, Rowla y ese brutal medley Rez/Cowgirl (mi highlight del festival) pusieron una alfombra de oro para su tema más icónico y colosal, Born Slippy. Era la primera vez que escuchaba ese tema en directo, y jamás pensé que llegaría a emocionarme tanto. Estaba ante una de esas composiciones inmortales, que sobreprasan los límites de la cultura de masas. Era la celebración del underground, en un festival masivo, en el que estrellas pop reventaban los escenarios grandes, y en las carpas, aparecían los auténticos revolucionarios musicales de los últimos 30 años. Sencillamente magistral.
Robyn



Era la gran atracción de ese día. Jugaba en casa, y su transformación de juguete mainstream a icono indie, es de los más interesantes de la última década musical. Robyn es sinónimo de calidad, y más en Dinamarca. Decidió centrar su directo en el aclamado Honey, una pieza interesantísima con composiciones pop deliciosas como la homonima Honey o Ever Again, que ya son clásicos instantáneos de su discográfica. Pero he de decir, que tras el espectáculo de Underworld, y quedando en la recamara otro de mis conciertos más esperados, decidí alejarme del bullicio, y descansar tranquilamente esperando la llegada de Death Grips. Fue una difícil decisión, porque el concierto estaba sonando estupendamente, pero un esguince no es una tontería, y había que decidir.
Death Grips



Eran mi top 2 de lo más esperado de Roskilde 2019. Una de las bandas más importantes – y salvajes- de este siglo, y no muy dados a largas giras o demasiados conciertos. Razón de más para darles prioridad, – y con cierta distancia – a uno de los conciertos más locos de todo Roskilde. Death Grips en directo son una apisonadora demencial, una mezcla de batería experimental con sampleo asesino y vocales difíciles de definir – y descifrar – enfocadas a un nicho muy pequeño y concreto, pero llenos de hits incontestables. I’ve Seen Footage, Guillotine, No Love, Takyon, Black Paint o Lost Boys, son un ejemplo perfecto de que en todos sus discos, hay hits que rescatar, y el único pero que le pondría a este concierto, fue la ausencia de uno de mis temas preferidos del Year of the Snitch (2018), la inclasificable hahaha. Como siempre, una experiencia salvaje, incomparable, y única.
Y así, finaliza el tercer día, sobreviviendo a las lesiones, y con una calidad musical impresionante.