Escena del crimen: Desaparición en el Hotel Cecil es la propuesta de Netflix para contar el misterioso caso de Elisa Lam, la chica que desapareció en el notorio Hotel Cecil de Los Angeles, y cuyo cádaver fue encontrado en el techo del sitio muchos días después. Esta adición oportuna al catálogo del «true crime» de Netflix parece la oportunidad perfecta para extender el conocimiento que ya adquirimos a través de incontables videos en YouTube sobre el caso de Lam. O quizá a la historia y a Lam, ya hay que dejarlas descansar en paz.
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El estreno de Escena del crimen: Desaparición en el Hotel Cecil en Netflix era muy esperado desde hace un tiempo. Todo el mundo recordaba las imágenes de Elisa Lam en un ascensor con un comportamiento extraño que convirtió su caso en el objetivo de todos los que creen en teorías de conspiración. Por supuesto, esperábamos que Netflix sobre produjera un misterio de un caso enigmático que en realidad fue resuelto. Los tráileres avecinaban un enfoque misterioso en la línea de lo que vienen haciendo últimamente: producir docuseries de «true crime» despertando la duda en casos ya resueltos. Por supuesto, nos devoramos la serie.
Sin embargo, Escena del crimen: Desaparición en el Hotel Cecil no es una serie documental exclusivamente sobre el caso de Lam, su extraña desaparición y las inquietantes circunstancias en las que fue encontrada. La versión de Netflix de los innumerables vídeos de YouTube apunta al lugar donde supuestamente ocurrieron los hechos. La relevancia es una palabra delicada para definir el carácter de la inevitable serie.
La serie comienza con la decisión de Lam de viajar a un sitio muy peligroso: El centro de Los Ángeles. A su llegada a los Estados Unidos, comienza a conocer hasta que un día su familia no recibe más llamadas y Lam deja de publicar en su cuenta de Tumblr. Elisa Lam está desaparecida y toda la ciudad está pendiente teniendo en cuenta que el lugar en el que se alojaba está situado en el Skid Row de Los Ángeles, y es el hogar de innumerables historias de crimen, violencia y muerte. Se la ve en un vídeo de vigilancia en el Hotel Cecil, y las agencias de seguridad deciden hacer públicas estas imágenes. Es entonces cuando comienza el verdadero espectáculo.
El documental va de un lado a otro intentando contar la historia desde un punto de vista serio (la localización revela el lado oscuro de una ciudad poco conocida por su pobreza). Pero también Netflix intenta desesperadamente no perder el aspecto críptico de la muerte de Lam: Finalmente fue encontrada en uno de los tanques de agua del hotel, su cuerpo contaminó el agua que utilizaban algunos de los huéspedes (sí, así como ocurrió en Dark Water).
Así pues, varias historias combinadas en cuatro episodios que contienen demasiadas teorías sobre lo absurdo. Claro, la serie cierra el telón con un último episodio que refleja un tema muy importante: la realidad de la circunstancia de Lam. En este movimiento final, Netflix se mantiene en el plano de lo verosímil y satisface al espectador confundido y poco fanático de las teorías poco posibles.
En los dos primeros episodios, es difícil identificar el objetivo de la serie; el elemento Elisa Lam está ahí, pero se presta demasiada atención a la historia del lugar, y a quienes capitalizan el misterio que ronda el lugar. Esto parece una sombra tóxica sobre un asunto muy serio: La situación de Lam. Es casi vergonzoso formar parte de una sociedad que genera dinero de un contenido hecho de opiniones de gente que no sabe nada de ciertos temas y cuya intención es clarísima.
Joe Berlinger dirige la serie, pero no tiene ningún control al principio. Casi se siente como si tomara el control cuando la serie se centra en un sospechoso que nos hace recordar la postura de Berlinger sobre la cultura del heavy metal. En la trilogía de Paradise Lost da voz a los que han sido malinterpretados, e incluso vuelve a hacer el comentario en Book of Shadows (la secuela de Blair Witch que todo el mundo odia): Que te guste el heavy metal no te convierte en un asesino, ni siquiera en alguien peligroso.
En conclusión, no es suficiente. Aunque la serie está muy bien hecha, tienes la sensación de haber visto una versión apurada de algo que podía haber sido mucho, mucho mejor (y más respetuoso al recuerdo de Lam). La fórmula de Netflix es reconocible y funciona. Seguro que la próxima vez que estrenen algo estaremos ahí, pero quizá no debamos tener tantas expectativas.