Un pequeño contratiempo llega hoy a los cines españoles para recordarnos que valoremos lo que tenemos, y sobre todo a aquellas personas que nos acompañan en este breve camino que es la vida.
Un pequeño contratiempo es la segunda película de Josh Lawson tras su debut «La petite mort«, película que Paco León rehízo bajo el nombre «Kiki: El amor se hace«. En esta ocasión podemos ver una cinta más redonda, pero, a cambio, menos innovadora.
La película nos cuenta la historia de Terry, un hombre que, cuando se despierta el día después de su boda, descubre que de golpe ha pasado un año, y así, cada ciertos minutos, el protagonista se ve trasladado al mismo día del año siguiente sin ser capaz de encontrar la forma de revertirlo. Hay que decirlo, la premisa no suena demasiado original, al menos no en estos días. Las películas cómicas de bucles y saltos temporales podrían constituir ya casi un género por sí mismas, y ha llovido bastante desde que El día de la marmota maravillara a su público (tiene ya 28 años). Sin embargo, la cinta no busca innovar en ese aspecto y se centra en dejar un buen sabor de boca al espectador con un bonito mensaje, que si bien ya hemos oído mil veces no deja de ser importante: «Carpe Diem«.
Predecible pero amena
Un pequeño contratiempo es predecible, la verdad. Cuando el protagonista se encuentra con una misteriosa mujer que le dice que el tiempo pasa deprisa y le da un regalo ya sabemos que eso le adentrará en una serie de saltos temporales, y cuando llevamos media hora de película ya sabemos cómo va a terminar. La cinta es una revisión de Cuento de Navidad de Charles Dickens: el protagonista ve en su futuro cómo por centrarse en el trabajo va alejándose de su familia y amigos, y todo esto servirá para que aprenda una lección y empiece a disfrutar de los pequeños momentos. Aun así, que la cinta sea predecible o ya conocida no le resta demasiado: es divertida, corta y amena, sin duda una buena opción si quieres ir al cine a olvidar todos tus problemas y pasar un buen rato.
Las actuaciones no son memorables, pero tampoco lastran la película. Se encuentran a la altura de cualquier comedia reciente, y el guion demuestra sin ninguna duda una mejora de Josh Lawson respeto a su último trabajo (que se sentía en ocasiones errático). Quizás se pueda criticar que los efectos especiales para representar las transiciones entre un año y otro no sean los mejores, pero al fin y al cabo En pequeño contratiempo es una comedia, no una película de ciencia ficción.
En resumen, una película que no marcará un antes y un después, pero que en mi opinión nadie se arrepentirá de ver y que tiene mucho que enseñar a las comedias que han llegado a los cines en los últimos años. Esperemos que Josh Lawson continúe su evolución y pueda darnos una gran película en un futuro, tanto en fondo como en forma, porque sin duda es un director del que deberíamos estar atentos.