Nuevo Orden es, con diferencia, la crítica más difícil que he escrito nunca. Cuanto menos sepas de esta película, mejor. Créeme. Tienes que ir a verla, pero siendo lo más virgen posible.
Lo que más me gusta de ser redactor de cine es ir a los pases de prensa. Supongo que a los periodistas cinematográficos de primera división les parecerá muy de clase media lo que he dicho. Si alguno me leyera, me diría que cubrir una gala de premios importante o entrevistar a una gran estrella de cine es mucho mejor que los pases de prensa. Pero mira, como no se puede desear lo que no se conoce, me quedo con mis pases. Qué quieres que te diga.
Vivimos unos tiempos en los que nos bombardea la información por todos lados, estamos sobresaturados de datos. Por eso, el hecho de entrar en una sala de cine a ver una película de la que no sabes absolutamente nada, para mí es todo es un placer. Nunca sabes lo que te vas a encontrar, más que la nacionalidad de la película, el director y los actores. A veces ni eso (como tengo la cabeza a las cuatro y media, alguna vez he ido a un pase del que no me acordaba ni el nombre de la película). Poder experimentar ver una cinta como una sorpresa absoluta, para mí es uno de los pequeños placeres de la vida.
Y de pronto me veo ante Nuevo Orden, una película mexicana de la que algún otro reportero de Cinéfilos Frustrados se lamenta no poder cubrir, que fue premio del jurado en Venecia y que en la sala escucho que quienes ya la han visto hablan maravillas de ella. Empieza Nuevo Orden y me veo una boda de la alta sociedad con actores de series ligeras de Netflix. No dudo que Darío Yazbek y Diego Boneta tengan carreras asentadísimas en su país natal, pero yo había conocido al primero en La Casa De Las Flores y el otro era el guapo de Scream Queens, ahí es nada.
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Como decía, hay una boda de cayetanos y se esboza que hay disturbios en la calle. Los ricos son étnicamente europeos y el servicio es mestizo. En el primer acto ya compruebas que la puesta en escena de Michel Franco es portentosa y maneja muy bien todos los elementos que hay en el cuadro, que casi todos los cayetanos son para echarlos a comer aparte, pero también hay cayetanas de buen corazón.
Vale… Como decía Mayra Gómez Kempt… «Hasta aquí puedo leer».
Todo lo que sepas de esta película irá en detrimento de su disfrute. Menos información se va traducir en una experiencia más intensa. Y vaya si es intensa. Solo te aviso de que es la película más burra, más potente, más demoledora, más heavy y más destroyer que seguramente veas en toda tu vida. Te vas a pasar días, semanas, meses dando vueltas sobre lo que has visto en pantalla.
El caso es que he leído varias críticas de la película y me ha sorprendido que no hubiera unanimidad en declararla la película del año. En México ha sido acusada de racista, de condescendiente, de ponerse del lado de los problemas de los ricos, de resolución banal y de que busca más provocar una impresión que contar realmente una historia.
Pues qué queréis que os diga. Hay que verla para juzgarla, pero hay que verla sí o sí.