Madres Paralelas es la nueva película de Pedro Almodóvar, con Penélope Cruz y Milena Smith como protagonistas.

Menos mal que uno se deja tiempo tras el visionado de las películas para reposarlas y escribir una crítica meditada -los envidiosos malajes dirán que es procrastinar-, pero gracias a esta sana costumbre no he tenido que rehacer esta crítica ni ninguna nota tras el sorprendente anuncio de que la Academia de Cine ha decidido seleccionar El Buen Patrón, de Fernando León de Aranoa, como candidata a la mejor película de habla no inglesa en la próxima edición de los Oscar, por delante de Madres Paralelas de Pedro Almodóvar, que era la gran favorita (que Mediterráneo de Marcel Barrena no iba a ser elegida sí que lo sabían hasta los chinos de Rusia).

Ha sido toda una sorpresa, no porque la película de León de Aranoa no lo merezca tanto como las otras, sino porque la campaña para la película del manchego, que se va a estrenar a finales de mes en Estados Unidos, ya está casi hecha tras su paso por el Festival de Cine de Venecia con elogiosas críticas internacionales y la Copa Volpi a la mejor actriz para Penélope Cruz. Ya sabemos cómo acabó esto hace casi veinte años cuando los académicos eligieron Los Lunes Al Sol en lugar de Hable Con Ella, cuyas nominaciones a dirección y guion original -que ganó- se vieron quizá reforzadas por esto y dejándonos la sensación de que el cine español se habría llevado otro premio Oscar más. Con esto, la nominación a la mejor actriz para nuestra Pe parece aún más clara si cabe.  

Pero en fin, vayamos a la película, que me lío (¿has visto lo que has hecho, Academia, estás contenta?). Madres paralelas cuenta la historia de Janis (Penélope Cruz), una fotógrafa de moda que busca los restos de su abuelo fusilado durante la guerra civil, para lo que requiere los servicios de un antropólogo forense interpretado por Israel Elejalde, del que se queda embarazada. En el hospital coincide con una madre joven y reticente a la maternidad (Milena Smith). El vínculo que se crea entre ellas en esas horas a la espera de ser madres y tras serlo se hará más fuerte y entrelazará sus vidas de maneras que no son capaces de sospechar.  

Madres Paralelas (02)

Esta última película de Almodóvar tiene todo lo que se espera de él: un acabado visual preciosista y milimétrico con su habitual gama cromática en todo su esplendor, una banda sonora de Alberto Iglesias que es un personaje más -¿Cuántos Goyas más puede ganar este hombre?- y una dirección de actores sobresaliente, gracias también a una buena elección del elenco, donde todas (es un drama femenino y el único personaje masculino de cierto peso, interpretado con oficio y solvencia por Elejalde, es un vector para la actuación de ellas) están tan bien como se espera que estén e incluso mejor. Desde Rossy de Palma y Julieta Serrano, que hacen poco más que cameos, hasta Aitana Sánchez-Gijón, con un papel quizá más pequeño de lo esperado pero que tiene los monólogos más almodovarianos de la película. De Cruz y Smit hablaremos más tarde, que son caso aparte (para bien, no os asustéis). 

Madres Paralelas (05)

Lo que sí que no tiene la cinta es esa frescura que tan característica era en la filmografía del director. Que nadie espere grandes momentos de humor, los cuales se pueden contar con los dedos de una mano y nos sobran (están logrados, eso sí). No sabemos si volveremos a ver una comedia de Almodóvar, porque es obvio que busca el drama duro. Una pena, aunque quizá no tanto si pensamos en su última incursión total en la comedia con Los Amantes Pasajeros, la película no pornográfica (y lo mismo también) en la que más veces se pronuncia la palabra “mamada”. 

Como decimos, es evidente que Almodóvar está adentrándose en una nueva etapa de dramas tensos y sobrios, que cada vez está perfilando más. Como ocurría con sus últimas películas, las emociones están más contenidas, así como el tono, sin dejar de contar historias de gran voltaje dramático. Sin embargo, en esta película sí logra emocionar y mucho, al contrario de lo que pasaba por ejemplo con Julieta (lo que no es difícil: Julieta tiene la emoción de un prospecto de paracetamol).   

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Otra particularidad de la película que se ha remarcado mucho es que es quizá sea su cinta más abiertamente política, en especial hacia el final y en todo lo relacionado con la trama de la búsqueda de los restos del abuelo de la protagonista. Su discurso acerca de la Memoria Histórica queda claro a través de monólogos y explicaciones demasiado obvios y directos, casi discursos, que lastran la película y no termina de encajar orgánicamente con la historia de las madres, que es la que, seamos sinceros, más nos interesa por lograda. Aun así, emocionan los testimonios de los familiares de las víctimas, que están extraídos de la realidad, y nos brinda uno de los planos finales más impactantes de su filmografía.  

Lo mejor de la película es lo que esperábamos encontrar: la intrincada historia de dos mujeres que hacen frente a las dificultades extraordinarias que la vida les plantea, aproximándonos a una visión de la maternidad muy particular, con unos giros al borde de lo creíble y casi del ridículo en los que siempre se ha movido el director y de los que logra salir airoso, no sabe uno bien cómo (a veces no: no quiero mirar a nadie, Los abrazos rotos). En el centro de la historia, como absoluto eje de ella, está la protagonista, un personaje con grandes dilemas morales y mil frentes abiertos a la que cada vez se le abren más, que es probablemente uno de los personajes femeninos más complejos de Almodóvar, que es casi como decir del cine español. Estuvieron meses ensayando y se nota: lo que hace ella para gestionar, transmitir y hacer creíble tal caudal de emociones extremas es digno de todos los premios. Y a su lado, una jovencísima Milena Smit que aguanta el tipo de forma admirable con un papel no tan complicado pero en absoluto fácil. Ellas y su relación son lo mejor de la película y lo más emocionante. 

Madres Paralelas (04)

Si bien no termina de convencer, Madres Paralelas, la última obra de Almodóvar, es digna de su filmografía, volviéndonos a hablar con maestría de maternidades heridas, linajes de sangre y de vida. Es una película imperfecta, como las madres de sus películas, pero por ello lo queremos.