Crítica Masacre: Ven y mira (1985)

Título original: Idi i smotri (Come and See) | Año: 1985 | Duración: 136 min | País: Unión Soviética (URSS) | Dirección: Elem Klimov | Guion: Elem Klimov, Ales Adamovich | Música: Oleg Yanchenko | Fotografía: Aleksei Rodionov | Reparto: Alexei Kravchenko, Olga Mironova, Liubomiras Laucevicius, Vladas Bagdonas, Victor Lorents | Productora: Mosfilm, Belarusfilm

Masacre: Ven y mira

Masacre: Ven y mira vuelve a los cines de la mano de Filmin 36 años después de su estreno para celebrar el Día de Europa, honrando así las memorias de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial.

Masacre: Ven y mira no es una cinta fácil de ver. Sus casi 150 minutos de duración ya servirán para alejar a todo el público que busque una película ligera, pero incluso aquellos valientes que no le teman a estar más de dos horas sentados tendrán que enfrentarse a una cinta muy cruda, con una dureza que no suele ser común ver en cines y que se aleja totalmente de la propaganda triunfalista que Estados Unidos tiende a mostrar en sus películas bélicas.

Masacre: Ven y mira

La segunda guerra mundial a través del cine

La cinta sigue a Flyora, un joven bielorruso de 14 años que deja su casa para unirse un grupo de partisanos, con la intención de ayudar a su país en la Segunda Guerra Mundial. Allí conoce a Glasha, una atractiva chica rubia que parece estar interesada en él, pero el mundo está en medio de una guerra y la realidad que se encuentra nuestro protagonista es muy diferente de la que esperaba.

Se destaca de la cinta que en ningún momento llegamos a ver a Flyora como un soldado o un héroe, sino que lo vemos como una víctima incapaz de escapar del conflicto. En ocasiones tratará de ayudar a la gente, pero haga lo que haga siempre termina rodeado de sangre y muerte hasta llegar a un punto en el que su mayor castigo es seguir vivo, porque al menos aquellos que han caído se libran de observar todas las barbaridades que la guerra provee.

Masacre: Ven y mira

Las mejores películas de la II Guerra Mundial

No veremos grandes gestas ni operaciones dirigidas por generales que logran equilibrar la balanza entre ambos bandos, más bien la crudeza de la guerra desde los ojos de un niño que solo puede mirar y tratar de comprender a qué se debe tanto sufrimiento. La cinta utiliza un tono surrealista para plasmar la visión de este niño, y se vale de continuos simbolismos (normalmente representados por distintas aves) para explicar la situación del protagonista.

Una cinematografía muy cuidada

Masacre: Ven y mira se caracteriza también por un gran uso del lenguaje cinematográfico. El uso del montaje y el sonido es espléndido, y la utilización de complejos planos con «Split focus» contrasta con los numerosos primerísimos primeros planos que nos muestran las grandes capacidades actorales del reparto. Sumado a esto, también podemos disfrutar de largos planos secuencia, donde intervienen decenas de extras para pintar un complejo cuadro bélico que representa el instante en el que se encuentra nuestro protagonista. Todo esto, sumado a un final en el que se potencia aún más la parte surrealista y simbólica del metraje, nos entrega una cinta que por algo se considera una de las grandes obras maestras del cine bélico europeo.

Masacre: Ven y mira

Masacre: Ven y mira no es una cinta fácil de ver, pero sí necesaria. Nos muestra la dureza que la guerra trae consigo y lo hace desde un prisma no muy habitual (solo El pájaro pintado de 2019 me parece que puede acercársele), por lo que, si estás preparado para verla, compra tu boleto y siéntate, al terminar probablemente no serás el mismo.

Reseña
Masacre: Ven y mira
8
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Estudiante de Ingeniería Aeroespacial y Física dedico mi tiempo libre al cine, las series y la literatura. Fan del cine surcoreano y de ciencia ficción no digo que no a ningún género. Mi Instagram: sergiocavia99
critica-masacre-ven-y-mira-1985Película de encargo para celebrar el 40 aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Relata, a través de los ojos de un niño progresivamente endurecido por el sufrimiento, la matanza sistemática de los habitantes de las aldeas bielorrusas, más de 600, durante la guerra.