Crítica de Siete deseos (2017): Cuidado con lo que deseas

Siete Deseos

AÑO: 2017 | TÍTULO ORIGINAL: Wish Upon DIRECCIÓN: John R. Leonetti PRODUCCIÓN: Broad Green Pictures, Busted Shark Productions GUIÓN: Barbara Marshall FOTOGRAFÍA: Michael Galbraith | MÚSICA: Toby Chu | REPARTO: Sherilyn Fenn, Joey King, Ryan Phillippe, Elisabeth Röhm, Shannon Purser, Ki Hong Lee, Sydney Park, Alice Lee, Daniela Barbosa, Michelle Alexander, Raegan Revord, Sean Jones, Natalie Prinzen-Klages, Josephine Langford, Mitchell Slaggert, Alexander Nunez | GÉNERO: Terror. Fantástico | DURACIÓN: 90 minutos.

La cinta de John R. Leonetti se acerca bastante al gusto del terror adolescente de finales del siglo pasado, lo que la convierte en una propuesta distinta al terror contemporáneo. Recuerda mucho al revival de los slasher que llegaron tras Scream. Es más, que aparezca en el reparto el protagonista de Sé lo que hicisteis el último verano no parece casualidad. Eso sí, estamos en 2017 y aquí el asesino no es un psicópata disfrazado sino una caja de los deseos. Este envoltorio sobrenatural conecta más con la marca James Wan que con la de Wes Craven.

Siete deseos es lo que es, ni tiene más pretensiones ni engaña a nadie: Una película de terror para consumo rápido destinado al público joven. Sin más, pero como tal funciona. Hay algo a destacar y es el acierto de su guionista en meternos en la cabeza de una jovencilla, cuyos deseos son exclusivamente a corto plazo. A ella no le interesa su futuro profesional ni ideas abstractas. Para ella lo importante es el día a día en el instituto, lo cual hace bastante creíble sus decisiones. Joey King lleva todo el peso de la cinta a su espalda, y quizá le falte carisma suficiente para semejante empeño. Este tipo de trabajo no necesita grandes intérpretes sino actores que se adueñen del plano, y a la californiana aún le queda grande. Por cierto, su parecido con Ana de Armas es asombroso, llegándote a pensar en ocasiones si son la misma actriz.

Leonetti ha hecho casi toda su carrera como director de fotografía, especializándose en el cine de género. Como director, sólo había hecho alguna incursión en cintas tan olvidables como El efecto mariposa 2 y Mortal Kombat: Aniquilación. La suerte le sonrió cuando el gurú del cine de terror, James Wan, le confió el spin-off de su niña bonita: Annabelle. La película fue todo un taquillazo y sin ser una obra maestra, Leonetti demostró bastante facilidad para trabajar con el suspense. En Siete Deseos sigue por esa senda y desde luego, es mejor director de suspense que de terror.

Una curiosidad. Los más ancianos del lugar se sorprenderán gratamente nada más empezar la película cuando vean el logotipo de Orion: la mítica productora de Terminator, Robocop y la mismísima El silencio de los corderos. Pese a haber quebrado en 1995, aquí la tenemos de vuelta.

Hemos hablado del mercado chino. No es baladí el tema. Estamos viviendo el paso del testigo como primera potencia mundial de Estados Unidos a China. No es sólo una cuestión política y económica: Hollywood, la todopoderosa Meca del cine está completamente arrodillada ante el gigante asiático. Como decían en Argo «Esto es Hollywood. Rodaríamos en la plaza roja de Moscú en plena guerra fría si nos hiciera falta». Y sí, es así: El cine que llevamos viendo desde hace unos años (y lo que nos queda) no es sino el cine que le gusta a los chinos. Tal cual. Y de momento, lo que les gusta son las películas de superhéroes. La fiebre Marvel y DC terminará no cuando nos agotemos nosotros de ella, sino cuando se canse China. ¿Por qué digo esto? No sé si os habéis fijado en los datos anuales de taquilla. ¿Os habéis dado cuenta que de pronto la barrera de los mil millones de dólares la superan más y más películas? No es sino porque han entrado en el mercado chino. El gobierno de ese país sólo permite treinta y cuatro películas extranjeras para un público potencial de mil cuatrocientos millones de personas. Ese es el pastel chino y hay puñaladas por tomar una de esas treinta y cuatro porciones de la tarta. Incluso una película cuya taquilla internacional fue deficitaria, consiguió beneficios gracias a pasar el cupo chino. Hablamos de Pacific Rim que tenía, oh casualidad, una co-protagonista china. Así que acostumbrémonos a ver cada vez más «ojos rasgados» en las pantallas de cine made in USA, porque va para largo. No sólo en propuestas completamente obvias y desesperadas como La gran muralla (Señores de Hollywood. Ya sé que la pela es la pela, pero por favor, un mínimo de dignidad que se os nota demasiado), sino también en ejemplos como Siete Deseos, con adolescentes aprendiendo chino en el instituto y mitología china como leit motiv. ¿A nadie le sorprendió el Oscar honorífico a Jacky Chan? Pues ahora ya sabéis la razón: El peloteo de Hollywood a China que cada vez disimulan menos. Y el año que viene será a Zhang Yimou, al siguiente a Won Kar-wai y espérate tu que no se hagan un lío y terminen premiando a Lucy Liu y a Jason Momoa. Eso sí, si soñáis con que el vasallaje de Hollywood ante China resucite a Fumanchú, iros quitando esa idea de la cabeza. No veremos nunca jamás a un enemigo chino. No way: China rules!

Reseña
Siete Deseos (2017)
6
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Redactor de cinefilosfrustrados.com - Iba para DaVinci pero me quedé en Christian Gálvez
critica-de-siete-deseos-2017-cuidado-con-lo-que-deseasSi metemos en la coctelera Wishmaster, Destino final y una nada disimulada búsqueda del mercado chino, tenemos como resultado Siete deseos. La nueva película de los creadores de Insidious, Annabelle y Expediente Warren está más centrada en el público más joven, es menos compleja pero igual de efectiva.