Ip Man 4, broche final a una saga que pasará a la historia del cine de las artes marciales. Un personaje que ha elevado al olimpo de las estrellas más absolutas de este género a un ya conocido Donnie Yen.
La historia se desarrolla en 1964. Veremos a el Maestro Ip Man, viudo y afectado de cáncer que viaja a San Francisco para reencontrarse con su más famoso alumno, Bruce Lee, interpretado por Danny Chan y para buscar una escuela a su rebelde hijo. Una vez en Estados Unidos, vemos como su propia comunidad en Chinatown le da la espalda por apoyar a su discípulo, Bruce Lee, en la enseñanza de Kung Fu a los extranjeros. Otra subtrama nos enseña como uno de los alumnos de Bruce, que es marine, intentará introducir la práctica del Kung Fu en el ejército americano. Pero este, se encontrará con la decidida oposición de su compañero Chris Collins , en el papel de Colin Frater, y el previsible “Final Boss”, el sargento Barton Geddes, interpretado por nuestro querido Scott Adkins. Que defienden la eficacia del Karate por encima de cualquier arte marcial.
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Como sus predecesoras, es un claro ejercicio de género. Tenemos unos malos de opereta, xenófobos, por supuesto americanos y blancos. Como en la primera parte de la saga, enfrenta al Kung fu, el Wing Chun en particular, contra el Karate. Creo que no hace falta que diga cual será el resultado final. Igualmente aprovecha para introducir muy superficialmente temas como el acoso escolar y el racismo hacia los chinos es Estados Unidos. También nos lanza a la cara el mensaje, habitual en las producciones de esa parte de Asia, de que los chinos unidos son imparables.
A nivel de guion cumple sin alardes. No llega nunca a profundizar en las motivaciones de los diferentes secundarios que veremos durante la película, haciendo que sea complicado empatizar con ellos. Aunque sí que es cierto que el director, Wilson Yip, sabe hilar muy bien las diferentes subtramas que nos presenta durante la película. También lo consigue con las diferentes luchas, dando una impresión de unidad y fluidez en la historia muy conseguida.
«Como sus predecesoras, es un claro ejercicio de género».
La recreación de Long Beach, así como el barrio de Chinatown en los años sesenta resulta muy creíble, así como los restaurantes y la propia base militar. No se si pensarán lo mismo los que estuvieron allí en esa época. Creo que merece la pena destacar como consiguen calcar la famosa intervención de Bruce Lee en el Long Beach International Karate Championships en 1964 con su conocido puñetazo de una pulgada. Escena que consiguen engarzar en la trama a las mil maravillas. A nivel musical nada destacable, continuista con la saga.
Dirigiendo el apartado marcial tenemos a un habitual en la saga, al gran Yuen Woo-ping. Que junto con el buen hacer del director, especialista en el cine de este género, consiguen las escenas técnicamente casi perfectas que esperamos de ellos. Tenemos a un Donnie Yen en su alter ego, Ip Man, con su depurado Wing chun, habitual en esta saga. Un Scott Adkins que para muchos puede parecer desaprovechado porque deja de lado sus espectaculares y acrobáticos movimientos de piernas combinados con MMA, para ofrecernos un Karate muy técnico, práctico y realista pero lleno de fuerza y potencia.
Pero no solo los protagonistas tiene su momento de lucimiento. Chris Collins, un malo recurrente en el cine oriental, tiene su momento de protagonismo desplegando su brutal Karate. Otro destacado es Danny Chan, el más recurrente clon de Bruce Lee en el siglo XXI, clava a su personaje dejando algún que otro guiño que no os quiero destripar. Y por último, Wu Yue , en el papel de Maestro Wan, este si nos sabe a poco y nos deja con ganas de más. Su enfrentamiento con Ip Man en la mesa giratoria es uno de los que más tensión me ha generado en toda la saga.
La película cierra con un montaje lleno de flashbacks de las anteriores entregas como colofón final de la saga con la que hemos disfrutado durante tantos años. Si bien es cierto que se alejó de la verdadera vida del maestro Ip, es sin duda una de las sagas más importantes de todos los tiempos del género. Esta última entrega sin ser la mejor de todas, me sigo quedando con la primera entrega como película y con la segunda por sus luchas. Es sin duda un gran cierre que no desmerece al resto y sin duda recomiendo ver.