Cuties (Guapis en inglés, Mignonnes en su título original), llega Netflix tras la polémica levantada, tanto por su portada como por la traducción de su título en nuestro país. Una película donde se trata la sexualización de la infancia, con un mapa social crudo y directo, enfocado en la cultura religiosa islámica. En un mundo donde instagram es uno de los venenos de la sociedad, la película mete el dedo en una herida que pocos quieren asumir.
Cuties (Guapis) tiene un horror de título traducido, pero trata un tema que debería preocupar a muchos progenitores: la sexualización de la infancia. A través de los ojos de Amy, una chica de religión musulmana que encuentra en el baile un refugio, nos muestra de manera demasiado explícita una de las mayores lacras de la sociedad occidental. Pero como todo refugio de la sociedad capitalista, está lleno de trampas. En occidente hay un problema con la sexualidad mal entendida, y eso es una realidad. Lo bueno que tiene la película es que lo aborda sin tapujos.
Usar la religión musulmana para definir la necesidad de escapar de la protagonista, es un recurso demasiado fácil, ya que el contexto en el que se centra la trama es mucho más profundo. En sociedades donde el cuerpo femenino se usa para promocionar demasiadas cosas, el problema no es la religión que siguen sus protagonistas, el problema es que el salto de la infancia a la edad adulta ocurre demasiado pronto. En esas aguas, el film se mueve muy bien, haciendo que el espectador se sienta incómodo viendo como niñas menores coquetean peligrosamente con una sexualidad explícita.
Por desgracia, la sociedad occidental no termina de proteger los valores infantiles, bombardeando los medios de comunicación y las redes sociales con la necesidad de ser sexy porqué sí. En el film, esa falta de respeto hacia la infancia de redes como Instagram, queda muy bien retratada, poniendo en evidencia lo que se fomenta. Las protagonistas están obsesionadas con los bailes sexuales, y la película explota esa obsesión, convirtiendo muchas escenas, en escenas incómodas para el espectador. De ahí la polémica que ha generado antes de su estreno.
El atrevimiento de la producción francesa es doble, porqué trata un tema incómodo para una sociedad que no quiere verlo, y lo hace con imágenes que han generado la desazón mediática. El cine francés se caracteriza por mostrar la realidad, y lo que se ve en Mignonnes es la realidad. Sacar de contexto el cartel de Netflix, no hizo más que darle publicidad a una película que, en otras circunstancias podría pasar desapercibida. Por suerte, no pasará desapercibida y puede despertar algunas conciencias con un tema tan delicado. La pérdida de la inocencia es peligrosa, y sobre todo, es demasiado actual.
Aunque la película enseña la necesidad de escapar de Amy de una religión lastrada por la continua necesidad de someter al género femenino, lo cierto es que eso le lleva a relacionarse con un otras niñas atrapadas en la vorágine de la madurez sexual prematura. El asco que dan los encargados del salón de laser tag mirándolas es un síntoma de esta sociedad cegada por el «perreo». Estamos ante un film muy bueno, muy crítico y que ha sido sacado de contexto: es una película que está denunciando algo, no fomentando. Lo hace con unas actuaciones convincentes y con una dirección memorable, que lleva al guión a cotas muy altas.
«Cuties», «Guapis» o «Mignonnes» ,en inglés, en español o en francés, es una buena película, es un film necesario y es una denuncia actual. Aunque abuse del ataque a la religión musulmana y a sus tradiciones, no hay que desviar la atención del tema que denuncia (hay que recordar que la iglesia católica también ha fomentado la falta de respeto hacia todo género que no fuera masculino heterosexual a lo largo de su historia). No todo vale, y en las redes sociales y los medios de comunicación, parece que sí. La infancia hay que protegerla, ese es el mensaje, y ese mensaje la película lo transmite de manera explicita e incómoda.