La útima apuesta de Netflix nos lleva al desconocido mundo de la lucha libre femenina desde un punto de vista muy particular.
No es la primera vez el cine nos cuenta los entresijos de la lucha libre o wrestling, pero Glow es novedosa en la forma de abordarlo. La serie nos plantea el deporte como lo que es: Una gran telenovela de acción. Es más, Glow es cine dentro del cine. No nos relata las vidas y aventuras de las luchadoras sino que narra la creación del programa televisivo como quien crea una serie, con su director de cine, su guión, su productor y sus actrices. La lucha libre es ficción y como tal se nos presenta, sin la más mínima diferencia con lo que sería la gestación de una película.
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La serie está ambientada en los ochenta y juega con el recuerdo que tenemos de esos años. Vestuario y peluquería están realmente afinados, ya que nos lleva a la época sin llegar a caer en el disfraz y la caricatura… y si una estética se presta a ese tipo de exceso es la década del “todo vale” por antonomasia: Los ochenta. Glow juega especialmente con la música para transportarnos en el tiempo. Una de las características en las que suele caer el cine ambientado un periodo del siglo XX, es no buscar recrear ese momento en sí sino recrear el cine de ese momento. Glow lo hace gracias a la música. No hay nada más ochentoso que convertir una película en un enorme video musical, introduciendo canciones para acompañar las escenas una y otra vez. Glow juega a esto, pero sin pasarse. Está siempre en la línea de la contención y nunca da demasiado de nada. Y vuelvo a repetir: Son los ochenta. Les ha tenido que costar refrenarse.
Pero por encima de todo Glow nos cuenta cómo luchar por un sueño nos puede llevar a caminos que no esperábamos. Su protagonista, Ruth Wilder, es una actriz harta de ir de audición y audición sin ninguna fortuna. Sin esperarlo, su futuro como intérprete se le presenta donde jamás hubiera imaginado: como actriz de lucha libre. Porque ese es el mensaje de Glow. Cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana. No tengas miedo a saltar por ella, porque es lo que te convertirá en una verdadera luchadora.