Todo el mundo habla de Por 13 Razones. No es posible a poco en contacto que estés con el mundo del streaming, que no te haya llegado algún dato acerca del último lanzamiento de Netflix.
Por 13 Razones, había cosechado unas críticas excelentes desde su estreno. Un retrato a lo largo de 13 capítulos de los motivos por los que una adolescente decide poner fin a su vida. Toda una crítica al bulling y al acoso virtual. En principio podría parecer que visibilizar este tipo de dramas, puede ser positivo… Sin embargo algunos sectores, opinan que puede resultar contraproducente.
Aunque la serie es increíblemente adictiva (bien por Netflix), en ocasiones cae en los típicos clichés de historia adolescente americana. Sin embargo el mayor problema, igual que ocurrió en su día con el libro en el que se basa, y que fue publicado en 2007, algunos psicólogos insisten en que incita al suicidio.
¿Por qué?
1- Demasiada información
Hay temas que son delicados. Cuando hablamos de los motivos por lo que una persona decide poner fin a su vida, el tema es cuanto menos escabroso. En Por 13 Razones la escena en la que tiene lugar el macabro acto es demasiado explicita. ¿Por qué en esta ocasión puede ser peligroso? Cuando ocurren este tipo de actos, sobretodo en personajes de dominio público, se produce el denominado «Efecto Werther«. Un tipo de conducta de imitación, con el podría aumentar el número de suicidios adolescentes.
2- Mensaje tergiversado
Selena Gómez, la ex-estrella Disney reconvertida a cantante, está altamente implicada en esta serie (productora y co-creadora, incluso estuvo a punto de protagonizarla) no ha tenido una vida fácil. Desde su más tierna infancia la actriz pudo ver como su círculo, o ella misma tonteaban con drogas (recordemos que la actriz ingresó en varias ocasiones en una clínica de desintoxicaión), o sentía el precio a pagar por la fama adolescente.
Esta serie podría considerarse como su pequeña aportación éitca a mejorar la vida de muchos jovenes… pero podría haberle salido desviada la bala.
Por 13 Razones tiene la intención de generar consciencia sobre los factores de riesgo para los adolescentes, sugiriendo que siempre existen motivos. En ningún momento se nos advierte de que la protagonista pueda sufrir algún trastorno emocional.
Según la serie el destino de Hannah, es inevitable. Digamos que este no es un mensaje para nada positivo que trasmitir a nuestros jóvenes.
3-El círculo
Thirteen Reasons Why ahonda en el duelo de los padres de forma bastante minuciosa, pero en el camino se olvida de que existen también otros círculos sociales que también padecen el duelo.
La serie peca al olvidar que el suicidio tiene un impacto devastador y duradero en la familia; pero también en los amigos, y en una amplia red de gente que conoce a la persona.
4- El mea culpa
Cualquiera que haya perdido a un ser querido en estas circunstancias puede sentirse identificado, con la consecuente carga de culpa que puede producirle.
¿Y si…? Durante el trascurso de los episodios se nos deja entrever que si algunos de los personajes hubiesen actuado de forma diferente, el destino de Hannah hubiese sido muy distinto.
Por 13 Razones puede generar una carga de estrés y ansiedad a este sector de la población.
5- La no búsqueda de soluciones
La ficción maneja pésimamente como un adolescente puede hacer frente a este tipo de confrontaciones. La única vez que nuestra protagonista acude en busca de ayuda (al consejero escolar) recibe unos consejos insuficientes.
Algunos adolescentes podrían extraer como enseñanza principal que el primer recurso es la ocultación y la vergüenza del problema.
6- El suicidio no es bonito
La voz de la narradora durante toda la serie da la idea de que la joven está viendo como su mensaje tiene efecto en sus compañeros. El suicidio, o la tentativa de éste, no puede ser un arma para llamar la atención.
No es una idea romántica, ni puede dejar una enseñanza positiva tras de sí. No puede haber balance positivo tras la pérdida de una vida.
Tal ha sido la repercusión y la polémica que desde la propia serie han querido aclarar sus intenciones:
«Cuando hablábamos sobre representar el suicidio de la protagonista, nos parecía que era la oportunidad perfecta para mostrar cómo es realmente un suicidio. Se trataba de enfrentar a los espectadores a la realidad de lo que sucede cuando te lanzas desde un edificio en llamas hacia algo que es mucho peor (…) lo más irresponsable que podríamos haber hecho es no enseñar la muerte».
«Nuestra intención, y lo que creemos que la buena televisión puede hacer, es conseguir que la gente hable sobre aquello que pasa en sus propias vidas. Es el primer paso para recuperarse» (Nic Sheff, guionista)
¿En que bando os posicionáis? ¿Deberían este tipo de dramas ser más cuidadosos? ¿La ficción es ficción y ahí debemos dejar de valorar?