Hoy ponemos la lupa de la sección, en el multipremiado videoclip Territory, del dúo francés The Blaze.
Uno de los eternos debates que siempre ha generado el arte, es si este tiene que tener algún componente moral o reivindicativo, frente a la romántica idea de «el arte por el arte». Estos conceptos, no tendrían por que ser opuestos, pero a menudo, es así. No son pocas las cintas que quieren tratar temas del siglo XXI como la pobreza, desigualdades sociales, inmigración o xenofobia, pero por lo general, prefieren centrar su narrativa en la frialdad realista, en lugar de la alegoría compleja. Por suerte, el caso que hoy nos ocupa, trabaja en los dos frentes.



The Blaze es uno de los soplos más frescos que ha tenido la música electrónica en bastante tiempo. Con un minimalismo elegantísimo, y una gran potencia descomunal cuando se precisa, han ido poco a poco haciéndose un nombre en el panorama internacional, aunque gran culpa de esto, lo tiene su impecable gusto en lo visual. Sus videoclips son obras de arte, y en 2018, tuvieron algunas de las obras audiovisuales mas preciosas de ese año.
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Pero hoy, toca hablar de Territory, canción que les puso en el mapa. Territory comienza en el mar, con alguien montado en un barco que se aleja lentamente del horizonte. Rápidamente, vemos a una persona en ese barco, de espaldas, observando las construcciones de la civilización. Por su fisionomía, podríamos deducir que se trata de algún inmigrante del norte de África, algo que confirmamos segundos después, cuando a cámara lenta, y aguantando el mismo plano durante más de 20 segundos, vemos su rostro por completo.



El hombre está absolutamente destrozado, y sus expresiones, son de una emoción casi hiperbólica. Hasta ese punto, solo habíamos escuchado un arpegio en forma de sinte que transmitía la calma, a lo que se une una pequeña percusión que hace prever que va a ocurrir algo. Y desde luego que ocurre. Un piano y un beat bastante «trapero» irrumpe cuando vemos a ese hombre abrazar una persona muy cercana a él. El plano se abre, y vemos que un conjunto de personas -podemos deducir, familiares – se abrazan con fuerza hacia él. Estamos ante un reencuentro.



¿Pero quién es es hombre, y donde ha estado? El siguiente plano nos muestra como en esta familia musulmana, duermen todos juntos en la misma habitación, o como se levantan a rezar los hombres por la mañana, mientras que el protagonista, se sienta en la dirección opuesta a ellos. Aquí ya se ve el primer choque cultural, que nos puede hacer entender, que ese chico viene de un entorno cultural muy diferente.
Él disfruta de estar con su familia, pero no comparte los hábitos con ellos -si es que algún día lo hizo -. Sobre el tejado de su casa, comienza a bailar con otros chicos de forma bastante animal y excitada, lo que nos lleva al siguiente plano, en el que vemos como muestra a los demás algún tipo de pelea que ha tenido en el pasado. Mi hipótesis, es que tuvo alguna trifulca en Francia que le hizo pasar algún tiempo en prisión, y le mantuvo lejos de su familia.



Esto enlaza con dos escenas muy atmosféricas. En una, tenemos a un grupo de 10 hombres tranquilos, compartiendo una cachimba, y en el otro, les vemos correr todos juntos por la plaza en dirección al mar, el mismo elemento que ha supuesto una separación en la vida del protagonista.
Esto finaliza con la escena más larga y enigmática de todo el videoclip, en la que el tipo comienza a mostrarse muy agresivo, como si tuviese una sobredosis de testosterona descontrolada. Comienza haciendo flexiones, y moviéndose por toda la terraza como un simio, saltando detrás de los niños, hasta el punto de golpearse el pecho con las manos, remarcando su territorio. Y ahí, está la clave de todo el vídeo.



Territory no es más, que el relato de como puede cambiar, desubicar y descontrolar a un hombre la perdida de algo tan importante para el como es el hogar. Lo narra con un estilo visual exquisito, dejando espacio para la reflexión, y señalando a una etnia sin necesidad de ser condescendiente con ella. Una autentica obra de arte social, moral, y visual.