Repasamos la primera jornada de Sziget después de 3 años de espera. The Island of Freedom ha vuelto con fuerza, polémica, y mucha, mucha libertad
Muchos cambios, ilusiones, y alguna que otra pequeña decepción. Así podríamos definir las primeras sensaciones al pisar la isla de la libertad de Budapest, en Hungría, nuestro lugar favorito cada agosto, desde hace varios años. Rápidamente, nos damos cuenta, que esta edición de Sziget, tiene recortes por todos lados: desde pasar de 7 días de progra00mación a 6, a la ausencia de la famosa piscina en el camping vip, o de las banderas y decoraciones en la entrada del icónico puente que nos separa de un mundo maravilloso de fantasía y ensoñaciones.
Y este año, hemos tenido un protagonista que nadie esperaba, y ha amargado la experiencia a más de uno. El autentico cabeza de cartel de Sziget 2022, no era ni Bieber, ni Lipa, ni Harris. Era el polvo que nos hemos comido durante días, debido al tremendo secarral que nos hemos encontrado allí nada más llegar. Y diréis, qué mal todo, ¿no? Pues he de afirmar, rotundamente, que no. Que ni el polvo, ni el calor, ni las escasas horas de sueño, tienen nada que hacer, contra esa sensación de fraternidad, libertad, y pasión, que he podido sentir durante esta semana, junto a mis camaradas de campamento. De todas mis ediciones en Sziget, esta ha sido, sin duda, la más intensa, bonita, divertida, y llena de momentos impagables, en la que mayor comunión he sentido entre el público y artista (especialmente en el Freedome stage) y con una calidad de sonido absolutamente apabullante. Pero vayamos por partes, y centrémonos en el primer día de Sziget 2022:
Una de las cosas más interesantes de Sziget, es poder ir picoteando entre escenario y escenario. Antes del primer gran plato fuerte del día para mí, pude dejarme caer por la energética potencia de Remi Wolf, la divertidísima puesta en escena en el Global Village de Xurxo Fernandes & Pan Sen Fron, con mujeres vestidas con trajes regionales gallegos entre el público, para deleite de todos los asistentes, invitándonos a bailar, hasta llegar a la neutra actuación de Milky Chance en el grande. Pero rápidamente, fui al campamento base, me pegué una ducha, y me prepararé para lo que de verdad quería ver.
Llevo literalmente años detrás de Rüfüs du Sol. Abrir el festival, en el Main Stage, con ellos, fue algo impagable. Si, es cierto que a este grupo le pega tocar a las 02:00, pero debido a las limitaciones de sonido del escenario principal, todos los conciertos del escenario grande han de finalizar antes de las 23, y quizás, el resto de escenarios, se le quedasen un poco pequeños a ellos, pero lo cierto es, que dieron un concierto maravilloso, cercano a la hora y media (algo nada común en cualquier festival, para un artista que no sea cabeza de cartel) en el que tocaron 19 canciones, y algunos de sus hits más incontestables, como Innerbloom, You Were Right, On My Knees, o See You Again. Que maravillosa manera de empezar el festival.
Y de vuelta al ritual. Acababa el concierto de las 19:30, se volvía al campamento base, y nos juntábamos una serie de desconocidos, que acabaríamos estrechando vínculos. Nuestro campamento, en el que contábamos con nuestras propias pulseras y banderas, compuesto por mas de 200 personas de todas partes del mundo, y de toda condición y edad, ha sido, sin ninguna duda, lo mejor de esta edición. Como cada día, marchábamos juntos como un ejército, para ver al cabeza de cartel de turno, y el primer día, ese cabeza de cartel, no era otro que Dua Lipa.
Literalmente, aguanté dos canciones. Lo que plantea esta mujer, no es para nada mi estilo, y ya lo intenté en Roskilde, con el mismo resultado. Pero volver al campamento, charlar con nuevos amigos, o dejarse caer por el Party Arena, siempre es una gran idea. Volví al Freedome para gozar con las suaves melodías trap de Masked Wolf, en uno de esos conciertos en los que el publico de Sziget lo da todo, 7 finalmente, acabar el día en Tourist, una preciosa combinación de electrónica ambient, con vocal chops, y densidad armónica tremenda. Un primer día, que, si bien no fue antológico, se sintió como el primer día después de acabar el colegio en verano. La vuelta a la isla de la libertad, la isla del amor, de la amistad. La vuelta, de Sziget, 3 años después.