A partir del 8 de mayo podremos disfrutar en Movistar + de Sentimos las molestias, la nueva serie de Cavestany y Fernández Armero tras la aplaudida Vergüenza, con un resucitado Antonio Resines y Miguel Rellán, en una historia de amistad a la vejez.

Retrasada en espera de la recuperación de Antonio Resines del coronavirus, que casi le hace entrar en mi sección Momias Frescas, llega a Movistar+ Sentimos las molestias, la nueva obra del dueto que nos maravilló con la magnífica VergüenzaSe han arriesgado en algunos puntos, pero queda muy lejos de la valentía de su obra anterior.

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Para empezar, decir que no soy el target de esta obra y eso puede afectar a mi opinión, tal vez eso sea lo mejor, nos encontramos con un producto protagonizado por señores de setenta años, que reivindica a ese espectro de la sociedad como miembros útiles y hace chanza de sus esfuerzos por no quedar desfasados. Es muy difícil encontrar una obra catódica en España protagonizada en su totalidad por gente tan mayor, eso puede ser un hándicap para mucha gente (da un poco de bajona) y un acicate para otros.

Antes de meterme en harina os cuento la trama: Antonio Resines (haciendo de Antonio Resines, como siempre) es un famoso director de orquesta con todos los premios habidos y por haber en su vitrina y que se niega a retirarse. Es egoísta, cabezón y huraño. A su lado, tenemos a un actor que siempre me ha gustado, Miguel Rellán, que abandona los roles de tipo serio y gris (tipo jefe de estudios) e interpreta a un viejo rockero que fue una leyenda en su época, pero que ya se está quedando sordo (un émulo de Rosendo, más o menos).

Estos dos tienen una amistad a lo largo de las décadas, basada en la admiración mutua y en peleillas de hermanos. La serie los coloca en un momento vital, donde sus mundos penden de un hilo y tienen que asumir que tal vez su tiempo pasó. A su lado, en papeles muy secundarios, ellos copan los minutos en pantalla, Fiorella Faltoyano y Melina Matthews como intereses amorosos (sí, has leído bien), la primera correcta, en un papel un poco inverosímil, y la presentadora del Festival de Sitges y novia de Raúl Arévalo ante uno de sus primeros papeles medio relevantes, no tiene mucho con qué trabajar y tampoco está para matarla.

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El principal problema que le veo a la serie es la visión que da de los setenta parece más de los cincuenta, los protagonistas están de farra todo el día y ligan un montón, son ricos y sus principales problemas, aparte de salud, son de ego dolido. Es difícil identificarse con gente que va de máquina todo el rato y que viven tan bien.

Ambos personaje son músicos, no se entiende que este apartado sea tan pobre, el grupo de Rellán, Cuidado con el Perro (que también da nombre a la productora de la obra) tiene como media canción en todos los capítulos y la música clásica está un poco desaprovechada, sirviendo solo como profesión del personaje de Resines, se podía haber hecho una selección de temas bastante interesante, pero eso cuesta pasta.

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Sentimos las molestias es una serie «amable», un poco bajonera para los más jóvenes, que no decepcionará a los fans de Antonio Resines, pero sí a los de Cavestany y Armero si esperaban algo más ácido o arriesgado, parece que habrá segunda temporada si sus protagonistas se cuidan un poco.