Velocidad de crucero en nuestra revisión de Friends. Llegamos a la séptima temporada, volcada casi por completo en la boda entre Monica y Chandler, y tal vez ¿punto álgido de la segunda mitad de la serie?
Cualquier serie, incluso una con números millonarios como esta (fue en este año cuando se dio el salto descomunal en el sueldo, por episodio, de cada uno de los seis protagonistas: de 125.000 a 750.000 dólares..), con una fama mundial de plena actualidad, entra en una fase problemática transcurridos unos años. Siendo una sitcom es plausible tirar del hilo durante más años pero tal y como comentábamos en los artículos previos Friends tuvo que avanzar en el asunto vital de los personajes. No tenía más remedio. Anclando grandes momentos como final de temporada (la proposición, la boda, y próximamente un parto) los productores y guionistas podían, cuanto menos, concentrarse en la gran trama y sacar provecho de ello. En esta séptima temporada, sin duda, logran el propósito. Y de paso adelanta, limpiamente, a su precedente.
Una vez consumada la (cursi, muy cursi, lo sentimos) proposición de Chandler a Monica empezamos la séptima temporada donde lo dejamos (salvo para Mathew Perry que, por temas al parecer médicos, o no tanto, sufrió una muy evidente pérdida de peso tras el cual parece otra persona durante los primeros 7-10 episodios) pero a la vez inaugurando nueva fase: el camino hacia la boda. En ese particular Friends triunfa pues utilizan los distintos aspectos organizativos, que cuadran perfectamente con una serie de moral muy clásica (las cosas se hacen cuando y donde deben), en muchos de los episodios: el presupuesto para la boda, la fotografía del anuncio de la misma, las dudas, los que quieren participar más de la cuenta, el vestido, los votos. No son las mejores tramas pero anclan una temática fija en la temporada y la sensación de que nos dirigimos a alguna parte.
Una de las razones por las que dichas tramas, aunque destacables, no son las mejores es que seguimos sin recuperar del todo a Chandler (Mathew Perry), por una mezcla de su nueva situación costumbrista (iniciando casi todas sus escenas en la mesa o en el sofá) y que el propio actor parece haber perdido el toque humorístico (consciente o inconscientemente). Por suerte la temporada compensa con grandes episodios y tramas: Joey y Ross como compañeros de siesta, el pasadizo sexual de la biblioteca de la Universidad, el Armadillo vs Papa Noel, Rosita, el especial el que todos cumplen 30 (con uso de flashbacks, poco usual en Friends) y la visita de Denise Richards y su melena que provocan uno de los momentos más hilarantes de la temporada cuando Ross (David Schwimmer, inmenso) vuelve a ponerse en evidencia al no entender nada.
Excluyendo a Monica (Courteney Cox) y Chandler, por razones ya comentadas (pese a ese gran momento que supone la revelación sobre la verdad de lo ocurrido en Londres), los demás personajes experimentan situaciones personales con distinta temperatura personal. Rachel (Jennifer Aniston) y Ross se anclan en el lado más cómico. Ella recibe una nueva promoción (jefa de departamento… Debe ser la trayectoria laboral más ojoplática de la televisión) y con ello un lío con un joven, Tag (Eddie Cahill) sin interés alguno, así como la visita de su breve momento de besuqueo con una amiga (Winona Ryder), mientras que él triunfa en las disparatadas y ya comentadas aventuras de siesta, biblioteca y de melena con su prima. Joey (Matt LeBlanc), cuya dinámica con Rachel como compañeros de piso empieza a parecer natural, regresa por todo lo alto al mundo de la televisión y Phoebe (Lisa Kudrow), como no, vuelve a ser la que aporta el mayor retorno emocional cuando David (Hank Azaria) visita brevemente Nueva York y queda echa polvo y confortada -en un gran momento- por Joey.
El tramo final, directo a la boda, es todo un acierto que culmina con un doble episodio final que constituye, probablemente tras el insuperable final en Londres, el segundo mejor final de temporada de la serie. El inevitable enredo (Chandler entrando en modo pánico), el correcalles pertinente, la presencia de los familiares, así como la presencia de otra estrella invitada (un genial Gary Oldman) culminan con una, esta vez sí, emotiva secuencia final con la boda de Monica y Chandler. Ah, y ese plano final, ese plano final.
Mejores episodios: The One with all the Cheesecakes, The One Where They all Turn Thirty, The One with Monica and Chandler’s Wedding
Peor episodio: The One with the Vows
Mejor personaje femenino: todas y ninguna a la vez
Mejor personaje masculino: Ross