Con el estreno en España de Blair Witch -secuela de El Proyecto de la Bruja de Blair-, nos adentramos en el terreno del falso documental para entender desde el origen el éxito de este peculiar género.
En el año 1999 nos llegaba una misteriosa película de terror independiente titulada El proyecto de la Bruja de Blair. Con un presupuesto de apenas 22.500$ y una extraña forma de rodaje, resultaba impensable llegar a ni tan siquiera imaginar sus $248.6 millones de recaudación y, sobre todo, su legado en el cine de terror.
Pero para ello, debemos hacer inciso en una de sus particulares premisas: metraje encontrado, que no es ni más ni menos que un subgénero cinematográfico rodado mediante cámara en mano -o primera persona-. De orígenes experimentales y vanguardistas, tiene su origen en Holocausto Canibal (1980), un desagradable filme italiano sobre la violenta muerte de unos reporteros, que no cuajó entre el público -con el paso de los años se ha revalorizado-. ¿Por qué El proyecto de la Bruja de Blair si lo hizo? por su temática, porque llegó en el momento justo y, sobre todo, por la figura del productor.
En una época donde el escepticismo frente a lo paranormal era mucho mayor que hoy en día -además de no haber plataformas de vídeo en las que informarse-, esta película levantó las inquietudes y misticismo del gran público. Un plan ideado por unos avispados productores, que jugaron con los elementos que disponían para dotar de una presunta veracidad absoluta a lo que traían entre manos. Aquí os traemos las claves:
- Los 3 actores sólo recibieron 35 hojas de contexto sobre la historia de El proyecto de la bruja de Blair. Las actuaciones y los sustos se sucedían de manera completamente natural, sin que los actores fueran conscientes de lo que venía.
- Hasta que se estrenó la cinta los actores creyeron que las historias en torno a la bruja eran reales.
- Antes del estreno de la cinta, la información oficial catalogaba a los actores como desaparecidos o muertos.
- Para que aumentase la tensión y el nerviosismo durante el rodaje, los productores mandaban cada vez menos comida a los actores, solos en el bosque.
- La película se estrenó como un documental, haciendo hincapié en que todo era completamente cierto y lo grabado se encontró por pura suerte.
Todo esto, junto con lo mencionado anteriormente, resultó ser el batido perfecto para un producto único copiado hasta la saciedad. Paranormal Activity, la española y genial Rec, Europa One o Troll Hunter llegaron mucho después, y si bien resultaron ser éxitos de taquilla o crítica, perdieron la capacidad de sorpresa que sí que tuvo El proyecto de la Bruja de Blair, que ahondó en las fobias de la población de finales del siglo XX y mostró una obra muy cercana y, más que nada, muy real. A Blair Witch le deseamos la mejor de las suertes, aunque la capacidad de sorpresa desde luego la perdió. Es lo que tiene copiar en lugar de inventar.