AÑO: 2017 | TÍTULO ORIGINAL: LE REDOUTABLE | DIRECCIÓN: MICHEL HAZANAVICIUS | PRODUCCIÓN: LES COMPAGNONS DU CINÉMA, FRANCE 3 CINÉMA, RÉGION ILE-DE-FRANCE, GUIÓN: MICHEL HAZANAVICIUS (BIOGRAFÍA: ANNE WIAZEMSKY) | FOTOGRAFÍA: GUILLAUME SCHIFMAN | MÚSICA: PHILIPPE ROMBI | REPARTO: LOUIS GARREL, STACY MATIN, BÉRÉNICE BEJO, GRÉGORY GADEBOIS, MICHA LESCOT, LOUISE LEGENDRE | GÉNERO: COMEDIA, BIOGRAFÍA, CINE DENTRO DEL CINE | DURACIÓN: 102 MINUTOS.
Vaya por delante que a este redactor no le gusta Godard. Reconozco y valoro enormemente la innovación que supuso La nouvelle vague a nivel narrativo y teórico. La revolución francesa llegó al cine e invadió el mundo. Hacer una película no volvería a ser lo mismo de no ser por aquellos críticos de cine que se pusieron detrás de la cámara en la década de los sesenta. Y ver una película tampoco sería igual. Sin desmerecer ni un ápice de todo lo que significó, vuelvo a decir que no puedo con Godard. Y eso que sólo he visto Vivre sa vie en la escuela de cine. Cuando terminó la proyección le pregunté a mi compañero de banca si todas sus películas eran iguales. Su respuesta: «Sí. Y peores». Así pues, que Godard y Anna Karenina vivan su vida, que yo viviré la mía sin nada que ver con ellos.
La Nouvelle Vague: cuando el cine salió de la jaula
Otra compañera mía de la escuela de cine me comentó que a ella no es que no le gustara Godard. Lo que no le gusta es la gente a la que le gusta Godard. No se puede decir más en menos palabras, porque el cineasta francés es el santo patrón del postureo cinéfilo. Y, con todo, pocos cineastas son capaces de generar tanto debate. No me gustó nada Vivre sa vie y todavía estoy hablando de ella. Ese es un mérito que ni puedo ni quiero negarle a Godard.
Por eso mismo, a veces me digo de ver Al final de la escapada. Menos mal que la nueva película de Michel Hazanavicius me ha hecho recordar por qué quería evitarlo. El cineasta francés vuelve con una comedia acerca del cine. Y al igual que en la película que le hizo triunfar en todo el planeta, en un periodo de cambio. Si en The artist fue el paso del mudo al sonoro, en Mal genio lo hace con la transición entre el cine clásico y el moderno. Por cierto, ¿Podríamos decir que Hazanavicius es un «One hit Wonder»?
Hazanavicius nos sitúa en el periodo de tiempo en el que Godard compartió cine y vida con la actriz Anne Wiazemsky. Fue la etapa más política del cineasta. Acababa de finalizar el rodaje de La china, su primera película con la joven actriz de 19 años… y también su primer gran fracaso en crítica y taquilla. Eso le hizo interesarse más en los planteamientos maoistas y en vivir la Francia pre-Mayo del del 68 que en el cine… o cualquier otra cosa.
El Godard que retrata Hazanavicius es incapaz de ver más allá de su nariz (de ahí el principal chiste recurrente de la película que no te voy a spoilear). Cabreado con el mundo, ajeno a todo lo que no tuviera que ver con el comunismo y la lucha del proletariado. Incapaz de sonreír ni de hacer feliz a nadie que le rodeara. Queriendo construir un mundo nuevo, pero siendo él mismo una persona destructiva. Si alguien quiere reconocer todas las pautas de un personalidad tóxica, que vea Mal genio y le quedará bien claro.
«Si alguien quiere reconocer todas las pautas de un personalidad tóxica, que vea Mal genio y le quedará bien claro»
Lo que podría haber sido un ladrillo, Hazanavicius lo convierte en una divertida comedia. Utiliza el lenguaje de la Nouvelle Vague como un juego, al igual que rompe la narración haciendo hablar a los actores y no a los personajes. Recrea muy bien la situación social del momento, al igual que la realidad cinematográfica. Europa estaba cambiando, pero el cine también.
Pese a lo que pueda parecer, no es una película tan alejada de The artist. En el fondo, ambas son dos juguetes que Hazanavicius moldea para demostrar su pasión al cine. Dos pequeñas páginas de la historia del séptimo arte provinientes de un país que se ha ganado su lugar en la historia del cine.
PD: Pese a todo lo que he dicho, doy por hecho que terminaré viendo Al final de la escapada. Es lo que tiene ser un cinéfilo frustrado, que al final el cine puede con todo.