Crítica de La Pasión En El Arte (2020): Semana santa en la pantalla

Dirección: Phil Grabsky | Guion: Phil Grabsky, Philip Rance

Ahora que la pandemia nos ha dejado sin Semana Santa, A contracorriente Films nos propone un recorrido por la Pasión de Cristo a través del arte, en La Pasión En El Arte. Cambiamos el coronavirus por la corona de espinas.

La historia del arte occidental es la historia del cristianismo. Es imposible separarlas. Y la historia del cristianismo nace con una persona torturada y ejecutada de la peor de las maneras. El documentalista especializado en arte, Phil Grabsky, nos cuenta cómo la cultura occidental no se puede separar de este hecho, por más lejanos que nos parezca cada vez más. En sí, La Pasión En El Arte son dos documentales, y me temo que no funcionan igual de bien. Por una parte, es un recorrido por la pasión de Cristo y cómo ésta se ha plasmado en diferentes cuadros. Un evangelio ilustrado, por decirlo de alguna manera.

La Pasión En El Arte (02)

Tiene el acierto de no recurrir a los hightlights de la historia del arte y sólo hay tres obras verdaderamente conocidas (La Última Cena de no hace falta decir quién, el Cristo de Velázquez, La Piedad Vaticana de Miguel Angel y para de contar). El resto de obras son más discretas para el gran público. Incluso cuando nos presenta pinturas de autores de la talla de Velázquez, Greco, El Bosco o Rubens no son sus cuadros más famosos.

Grabsky tira de sus gustos personales (faltaría más) y se nota que le gusta el arte italiano. Hay bastante Caravaggio y mucho, pero que mucho Giotto. Por el contrario, el arte a partir del siglo XX le interesa lo justo y España casi que tampoco. Que a los cinco minutos ya haya asomado por allí Enrique Simonet es para despistar. Apenas hay españoles ni obras expuestas en España. Una obra poco conocida de Velázquez (además de su crucificado) y Jaume Huguet. Para de contar.

«Lo que realmente funciona de la propuesta del británico es la parte «teórica»».

En El Prado tenemos la mayor parte de la obra de Rubens y de El Bosco y ni por esas. Todo lo que cita de ellos está fuera de aquí. Por cierto, hablando de Simonet y el Prado. Cuando vayáis (es más un imperativo que una sugerencia) no os perdáis su Flevit super illam, la obra que aparece en Pasión Por El Arte. Creedme, es impresionante y me alegro que Grabsky se haya acordado de ella.

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Pero lo que realmente funciona de la propuesta del británico es la parte «teórica». A nadie se nos escapa lo cruento de las imágenes de la pasión. Tampoco que la sociedad del año 2020 no es en absoluto la del año 1020. Hay una parte importante de los espectadores del arte que no empatizan con esa temática. Para empezar, porque para muchos la religión ha quedado relegada a bodas, bautizos y comuniones. Para otros, porque la sensibilidad actual no casa bien con una escena de tortura explícita (pero que bien que nos la tragamos en una serie de HBO, todo hay que decirlo). Cómo encajar este ADN de la cultura occidental en una cultura occidental que cada vez se siente más lejana a ella. Este es precisamente el principal atractivo del documental, pero a mi juicio se quedó corto.

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Por último, quizá el apartado musical no esté a la altura del documental. A veces demasiado estridente, otras demasiado discreto. Pero no discreto a lo Alberto Iglesias o Jóhann Jóhannsson, que busca acompañar la escena sin quedar por encima de la imagen. Más bien en plan… «ah… pero, ¿había música?». La Pasión En El Arte nos plantea una experiencia pictórica, que ya por su temática es trascendente e intrínsecamente espiritual. Por eso pedía algo más a nivel musical.

Bueno, puedes pensar que sólo («sólo») es un documental, que tampoco la música es algo tan importante. Error 424. ¡La música siempre es importante! Si lo es en un documental de Disney sobre la migración de los flamencos, qué menos que lo sea en uno sobre los pilares de la cultura occidental. Y sí, lo de los flamencos es literal.