Tras su paso por el Festival de Sitges, Michael Myers regresa a la taquilla para la noche de Halloween en una masterclass de cómo se debe hacer una secuela de un slasher, más aun de una saga tan consagrada y capital en el subgénero como Halloween. Halloween Kills da lo que todo fan le puede pedir a una segunda entrega: más muertes, más Michael Myers y, sobre todo, más diversión.
Ambientada inmediatamente después de su anterior entrega, La noche de Halloween (2018), cinta que también recomiendo mucho para todos los fans del saga, de hecho os insto a verla antes de leer esta crítica, pues algún spoiler de la primera entrega caerá simplemente por comentar cualquier cosa del argumento de la nueva Halloween Kills. Comencemos de nuevo, minutos después de encerrar y quemar vivo a Michael Myers en la casa de Laurie, las tres supervivientes de la familia son llevadas al hospital, pensando que todo ha terminado de una vez por todas, no podían estar más equivocadas… Como buena secuela slasher el villano regresa desde el mismo infierno (figurada y casi literalmente) y más desatado que nunca.
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Halloween Kills, como ya se ha hecho otras veces en la saga, supone el paso a un Michael Myers más sobrenatural, de un cariz prácticamente inmortal, representando al más puro terror en lugar de a la persona, trasciende al personaje de Michael Myers, es el propio mal puesto en escena. Esto trae consigo cambios evidentes, y en un principio podríamos pensar que al enfrentar a una criatura inmortal, que sabes que nunca podrá morir y te perseguirá eternamente, la tensión y el terror se verían elevados, pero nada más lejos de la realidad, toma el camino totalmente opuesto.
Halloween Kills decide tomarse mucho menos en serio a sí misma que la anterior entrega, una decición nada novedosa en el slasher pero que aquí funciona tremendamente bien. No tengo del todo claro que todas las partes «cómicas» del filme sean intencionadas, hay ciertos momentos donde la cinta eleva la crítica social (aspecto que comentaremos un poco más adelante) y no pude contener la risa al sentir cierta vergüenza ajena; en estos momentos sobre todo tengo mis dudas de que no entre en la zona de la comedia involuntaria pues el guion tampoco es lo más depurado de la propuesta, pero bueno, a fin de cuentas vamos a darle crédito al bueno de David Gordon Green que se lo ha ganado, y no dejan de ser momentos divertidos y con cierto mensaje, aunque la risotada no sea buscada realmente.
Pero no solo decide darse la mano con la comedia de terror en bastantes escenas, con un humor cargado de situaciones absurdas que le dan al vuelta al cliché y algún que otro momento de puro splatstick (acrónimo de splatter, cine gore, y slapstick, comedia física), también va un paso más allá en su acción, una película donde Laurie pasa prácticamente a un segundo plano y Michael Myers copa la cinta más que nadie, centrándose principalmente en su figura, no podría hacer otra cosa que desmelenarse en las muertes, gustándose en muchas y dejando alguna bastante imaginativa, elevando de nuevo la diversión.
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Pero no solo muertes y carcajadas va a ser esta secuela, David Gordon Green y sus guionistas también deciden darle un trasfondo mayor a Halloween Kills, intentando dejar una crítica de reciente actualidad, algo bastante valiente para las pocas pretenciones a las que acostumbra el subgénero, y David Gordon Green intenta ir también un paso más allá en este tema respecto a su anterior película. Cómo la sociedad se puede transformar hacia algo incluso peor que el propio Michael Myers, incluso que aquello que odian, ya sea por el miedo o el desconocimiento, aludiendo a algo tan de actualidad y que vemos casi cada semana en redes sociales.
Está claro que David Gordon Green no inventa nada nuevo, ni lo pretende, pero trata con un mimo excelente la licencia que tiene entre manos, tomando decisiones muy coherentes, y valientes en ciertas ocasiones, cuidando la fotografía y la dirección con unos valores muy por encima del exploitation del que proviene, se sabe manejar en el slasher a la perfección, y aunque esta propuesta tiene tramos de cierta irregularidad en comparación a su primera entrega, sabe darle a los amantes del género una diversión aun mayor, dando una clase magistral de cómo se hace una secuela slasher. Mención especial también para el gran Carpenter y sus acordes, masifica como debe cada intención del director, especialmente hacia su tramo final.
En definitiva, Halloween Kills tiene claro el target al que apunta, y hace todo lo posible para que estos fans salgan con una sonrisa tras haber visto la película, no es perfecta, ni tampoco la más original, pero es de las secuelas más recomendables que puede tener el slasher, y que junto a la Halloween original, su secuela/revisión de 2018 y Halloween Ends, que nos llegará el año que viene, no me cabe duda que cerrará una de las mejores líneas argumentales que ha visto nunca el subgénero (las líneas temporales de Halloween son para hacer un artículo aparte). Si eres fan de Halloween, el slasher o el propio cine de terror, no dudes en ir a ver Halloween Kills al cine, el mal muere esta noche… o no.