Quién Lo Impide, la nueva película de Jonás Trueba, fue la autentica sensación del festival de cine de San Sebastián. Hoy viernes, llega a los cines.
Tu también lo has vivido. Mitad azarosa, mitad racionalizada, es una de las reflexiones que una de las actrices (Claudia Roset) de Quién Lo Impide comparte con Jonás Trueba, atento director en busca de documentar la juventud madrileña de la forma más honesta posible.
En 2016, Jonás Trueba presentó en el festival de cine de San Sebastián, la extraordinaria La Reconquista, cinta dividida en dos partes, y en cuya segunda parte estaría el germen de Quién Lo Impide. Allí se enamoraría de Candela, Pablo o Gavira, y muchos otros adolescentes, que coqueteaban con sus primeras experiencias en la actuación. Tenían 15 años y, en ese momento, Jonás decidió lanzarse a rodar un proyecto libre, hecho, -como ha reconocido el propio director en alguna ocasión- con dos palillos y que le ha llevado 5 años de rodaje. Un proyecto en el que la realidad y la ficción se han ido difuminando hasta dar como resultado una cinta de abrumadora claridad moral y honestidad social.
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Nos comentaba Jonás Trueba durante el festival de cine de San Sebastián que su padre le había comentado que esta película le recordaba a algunas que veía cuando él era joven, es decir, en la década de los 70s. Una película rio, película vida, con 220 minutos de duración, y con dos interludios musicales, de esas, que incluso en 2021, dan un sentido a ir a una proyección en sala. Y creedme, no solo estamos ante una de las mejores películas de este año, sino ante uno de los grandes acontecimientos cinematográficos de este año.
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La película navega por la tan interesante y compleja senda de la docu-ficción. Varios pasajes de la cinta son presentados tal y como ocurrieron, desde llamadas de Zoom con el propio Jonás presentando la película a sus pupilos -y a su vez, a los espectadores – o a través de una larga batería de entrevistas, con reflexiones de adolescentes que pueden ir desde sentirse inseguros, su forma de entender el amor, el bullying que han sufrido, o la ansiedad que les genera estudiar. Todo naturalizado, huyendo del melodrama tan característico de los coming of age.
Porque sí, esto es un coming of age con letras mayúsculas. Asistimos, literalmente, al crecimiento y desarrollo real de estos chicos durante 5 años. Es muy bonito ver cómo el nivel reflexivo y de control frente a la cámara de alguno de ellos ha evolucionado radicalmente en todo este tiempo. La cinta avanza y mezcla pasajes que tiran menos al documental y más a la ficción, recordando más al estilo tradicional de Jonás, de diálogos introspectivos propios de directores como Garrel o Rohmer.
Pero, precisamente, por ir precedidos de toda la parte documental, se sienten mucho más naturales que de costumbre. Jonás abandona su estilo estático con la cámara y se lanza a realizar cámara en mano, dejándose llevar por el momento y no tanto por la reflexión visual – estética. Todo en busca de la mayor verdad y respeto hacia sus amigos y actores.
Esto deriva en una cercanía empática con todos sus protagonistas, prácticamente milagrosa. Más de 400 jóvenes participaron en la obra, con un metraje que supera las 600 horas grabadas y que ha sido reducido a poco menos de 4 horas. En este tiempo vemos los primeros coqueteos amorosos, las primeras votaciones al alcanzar la mayoría de edad, y cómo no, nuestra querida pandemia mundial.
Quién Lo Impide podría ser, posiblemente, la película que mejor define al proyecto Los Ilusos. Una idea arriesgada, densa, profunda y difícil de financiar, a la que le dan la vuelta para hacerlo a su manera, aprovechando precisamente esa falta de experiencia de sus actores principales.
El resultado es una cinta joven, fresca, como no hay otra dentro del cine español. Pero no podemos hablar de Quién Lo Impide y olvidarnos de la figura de Rafael Berrio. El fallecido cantante donostiarra fue, sin saberlo muy bien, el artífice moral de toda la película. Su canción Quién lo impide, con la que cerraba La Reconquista (2016), condensa la idea y la energía que la película quiere alcanzar en todo momento. La de ser joven e idealista, la de seguir tus instintos, tus sueños, y tus pasiones. Ser reflexivo, emotivo e inocente y perderle el miedo a la vida. Porque, ¿Quién lo impide? Nadie lo impide.