Analizamos el documental Whitney desde el punto de vista de dos colaboradores: Javier Ferreira y Federico Alba, para delimitar sobre si es o no, por decreto, uno de los documentales más destacados del año.
Crítica de Federico Alba
Whitney Houston fue una de las cantantes más exitosas del mundo en las décadas de los 80 y los 90, además de un símbolo para la comunidad afroamericana. Su meteórico ascenso desde un entorno humilde hasta las más altas cotas del estrellato, y posterior caída en desgracias, junto a una trágica muerte prematura en 2012, convierten su historia en todo un caramelo para guionistas y productores de cine. La primera muestra de ello nos llega en forma de documental. Puesto en marcha por Lisa Erspamer, productora ejecutiva del Show de Oprah Winfrey cuando Houston concedió dos tensas entrevistas en que reconoció su consumo de drogas, Whitney ofrece un retrato global de la artista, sin dar preferencia a lo artístico sobre lo biográfico, incluyendo los pasajes más escabrosos.
El director Kevin McDonald posee una ventaja para afrontar un proyecto como este: no sólo ha realizado documentales anteriormente, sino que también se ha adentrado en el terreno del largometraje de ficción con bastante fortuna: El último rey de Escocia (por la que Forest Whitaker recibió un Oscar), La sombra del poder o La legión del águila son algunos ejemplos de ello.
Esta experiencia se traduce en que McDonald es capaz de huir de los tics del cine documental más académico, en especial en el de carácter biográfico como este. Así, aunque se mantenga una cierta linealidad temporal, McDonald se reserva algunas piezas de información para momentos en que van a tener más repercusión en el espectador, en lugar de situarlas en el lugar que les correspondería cronológicamente. Se crea así una intención dramática en la entrega de información que suele tener más que ver con el cine de ficción. El director escocés desarrolla la trama como si de una película de ficción se tratara, con sus momentos de suspense, giros, clímax y anticlímax… También resulta interesante cómo la película nos va situando en la cronología de cada época, mezclando los momentos de la vida de Houston con breves retazos de acontecimientos históricos, sociales, o culturales, y utilizando para ello inteligentes recursos de montaje. Este trabajo de edición nos hace ver cómo esta idea no es una simple cuestión de ambientación, sino que es un factor que influye decisivamente en la vida de la cantante, sin duda un producto de su tiempo en muchos aspectos.
McDonald tiene una historia interesante en sus manos y la entrega de modo que cualquier espectador, incluso si no es seguidor de Whitney Houston, puede engancharse a la película y disfrutarla plenamente.
Por supuesto, la película también ofrece lo que uno esperaría de un producto así: entrevistas impactantes con algunas de las personas más cercanas a Whitney Houston (su padre, hermanos, su exmarido Bobby Brown…), material del archivo privado de la familia de Houston, donde vemos a la cantante en su intimidad (revelando así la doble cara de un personaje público). También se nos regalan varios momentos musicales en que podemos disfrutar de su increíble voz (aunque la música no sea protagonista absoluta de la pieza). También hay hueco para sus incursiones cinematográficas como actriz, en especial su recordado papel en El guardaespaldas junto a Kevin Costner (que también hace una pequeña aportación al film de McDonald).
«Cualquier espectador puede engancharse a la película y disfrutarla plenamente».
En definitiva, una película que no por su carácter documental se limita a proporcionar información a modo de reportaje televisivo. Muy al contrario, Kevin McDonald es capaz de convertir la historia de Whitney Houston en una pieza cinematográfica bien estructurada y con resonancia dramática, una historia capaz de despertar el interés de cualquier espectador, y no circunscrita al ámbito fan de la cantante norteamericana.
NOTA: 7.5 / 10
Crítica de Javier Ferreira
Partamos de la base de que quien escribe es un gran fan de Whitney Houston. Tengo todos sus discos (menos el último que para mí ya no era ella) y los sigo disfrutando como desde el primer día. Lo primero que plantea el visionado de este documental es preguntarme si me gusta tanto porque soy un gran fan o si fuera de cualquier otro personaje seguiría interesándome igualmente. Y yo creo que sí, que la cinta interesará igualmente a gente que recuerdan y disfrutan con sus canciones tanto como aquellos a los que esta música le resulte indiferente. Porque la historia que nos cuenta la cinta seria igual se trate de un músico, un deportista o un político. Es un drama universal sobre ambiciones, sueños truncados y la caída en la autodestrucción de sobra conocida en tantos desafortunados casos.
El segundo interrogante es cómo hacer interesante una historia de sobra conocida. Todos conocemos a Whitney y sabemos que triunfó con el boom que supuso El Guardaespaldas (por cierto, una película que ha pasado un poco como con Dirty Dancing, que ha ganado con el tiempo y hoy es casi una joya de aquella década de los 90), y la caída posterior por sus problemas con los narcóticos con la destrucción que aquello supuso en su fama hasta ser considerada apenas una década después en la drogadicta mas famosa de América. Lo que hace el director para salvar este inconveniente es una doble propuesta muy inteligente: por un lado utiliza un montaje vigoroso del abundante material audiovisual que existe sobre la cantante, combinándolo perfectamente con otras imágenes de archivo de la época para contextualizar sobre lo que está hablando. Así, por ejemplo, cuando trata el hito que supuso su interpretación del himno nacional en la SuperBowl del 1991 no solo aparece aquella imagen de la cantante, sino que se ven imágenes de la guerra del golfo y el momento de enaltecimiento del patriotismo en el que vivía el país. Pero no solo el montaje en magnifico en este aspecto, sino que además sirve al director para el otro recurso que utiliza para hacer que las dos horas del visionado se pasen en un suspiro. Y es que aunque el film esta contado en un hilo argumental continuo (infancia, juventud, éxito, declive) nos reserva en el último tramo de la cinta datos que nos había ocultado antes sobre los primeros años de la biografiada que nos ayudan a entender su comportamiento posterior y hacen la narración mas interesante desde un punto de vista meramente cinematográfico.
Por tanto, podemos afirmar que Whitney es uno de los grandes documentales del año, como ya se comentaba desde el propio Festival de Cannes donde se vio por primera vez hace unos meses. La cantidad de personas a la que ha entrevistado el director Kevin Macdonald para abordar el personaje es simplemente impresionante, desde la propia familia hasta grandes estrellas del cine o la música. Y todos los testimonios son interesantísimos, por lo que cuentan algunos (con momentos emotivos de gran calado) y por lo que callan otros. Por último se han utilizado unas cintas de vídeo domésticas de gran valor documental que proporcionan momentos íntimos y divertidos sobre la estrella y la gente que la rodeaba. Por tanto se trata de una cinta muy recomendable para fans o no de la cantante, a la altura del que se hizo hace unos años sobre Amy Winehouse titulado Amy.
Puntuación: 8/10