AÑO: 2017 | TÍTULO ORIGINAL: Verónica | DIRECCIÓN: Paco Plaza | PRODUCCIÓN: Apaches Entertainment, Televisión Española (TVE) | GUIÓN: Paco Plaza, Fernando Navarro | MÚSICA: Chucky Namanera | REPARTO: Sandra Escacena, Bruna González, Claudia Placer, Iván Chavero, Ana Torrent, Consuelo Trujillo, Sonia Almarcha, Maru Valdivielso, Leticia Dolera, Ángela Fabián, Carla Campra, Samuel Romero | GÉNERO: Terror. Basado en hechos reales | DURACIÓN: 105 minutos.
Siempre me ha producido mucha gracia la coletilla: «El Cine Español es una mierda». No sé. Creo que es de esas expresiones cortas en las que se reúne todo un amalgama de ignorancia encubierta en un paradigma social del mismo corte. Quizá se deba por la inclusión dentro de la cultura popular de la saga Torrente o esa costumbre que gastamos los españoles por reafirmar la frase «Nadie es profeta en su tierra». El caso es que todos los años -y aunque muchos se nieguen a quitarse el velo puesto por ellos mismos- nos llegan títulos relevantes que reafirman el gran estado de forma del cine dentro de nuestras fronteras; a mi mente vienen: Magical Girl, La Isla Mínima, 1898. Los Últimos de Filipinas, El Hombre de las Mil Caras o Tarde para la Ira… y muchos más que completarían esta lista sin despeinarse.
Y resulta que detrás de cada buena propuesta, salvo honrosas excepciones, suele haber un cineasta de garantías empeñado en realizar una obra que, muy probablemente, no le será reconocida por el gran público. Alberto Rodríguez, Carlos Vermut, El «novato» Raúl Arévalo y, por supuesto, del que venimos a hablar en este escrito: Paco Plaza, serían grandes ejemplos de lo comentado. Este realizador valenciano, co-director junto con Jaume Balagueró de las exitosas [REC], [REC] 2 y director de [REC] 3: Génesis es una de las figuras más relevantes del panorama fantástico del Cine Español y, a estas alturas, Europeo; con cintas como las ya mencionadas y amén de otras como El Segundo Nombre (2002) o el cortometraje Ultravioleta (2014), ambas con crítica favorable. En este caso en cuestión, tras tener un año no tan exitoso como el pasado, el realizador nos presenta su nueva cinta de Terror, titulada Verónica y contextualizada dentro de la Vallecas de principios de la década de los 90′, específicamente en el tan comentado Expediente Vallecas: uno de los casos parapsicólogos y referente al mundo del ocultismo más comentados desde su origen, además del único fenómeno poltergeist registrado por la policía.
Tras hacer güija con unas amigas, una joven adolescente es asediada por aterradores seres sobrenaturales que amenazan con poner en entredicho la vida de su familia.
La historia sucedió en la calle Luis Marín, durante los primeros compases de la década de los 90′, cuando la joven Estefanía Gutiérrez Lázaro, de 18 años, comienza a interesarse por el mundo del espiritismo y lo desconocido, decidiendo hacer una serie de güijas con amigas para contactar con el novio de una de ellas, fallecido en un accidente de moto. Los problemas comienzan cuando la profesora las descubre y rompe el tablero contra el suelo, siendo la raíz de una serie de comportamientos extraños e inexplicables que empieza a tener la joven, entre los que se encuentran voces que la atemorizan y sombras que la acompañan. Nadie alcanza a dar un diagnóstico acertado sobre lo que le ocurre, pero para creyentes la explicación es que Estefanía está poseída por algún Mal. Así, en agosto de 1991, ingresa en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid y fallece en unas circunstancias «súbitas y muy sospechosas», cayendo de espaldas sobre su cama sin llegar a recuperar la consciencia. El parte médico sentenció que la causa más inmediata fue asfixia pulmonar.
Tras unos meses de relativa calma, el hogar familiar comienza a ser el lugar de diferentes sucesos paranormales, entre los que se encuentran rotura de vasos, objetos que parecen moverse solos, sombras erráticas o apertura y cierre de puertas. Pero, sin duda, el más impactante fue el narrado por Concepción -madre de Estefanía- y ocurrido durante el 1 de noviembre de 1993: de repente, y sin intervención humana que se tercie, una fotografía suya comienza a arder sorprendentemente en el salón sin dañar alguno de los objetos a su alrededor.
Esta serie de hechos se tradujeron en una llamada telefónica a la comisaría de Policía la noche del 27 de noviembre de 1992, tras ser alertados de que una sombra alta y negra estaba rondando la casa. Los agentes, capitaneados por el inspector José Negri, se personificaron en la morada y fueron testigos de, según se recogió en el informe policial, cómo una de las puertas de los muebles situados en el comedor comenzaba a abrirse y cerrarse violentamente, uno de los póster tenía un arañazo de tres garras, una figura de un Cristo había sido arrancada inexplicablemente, había «babas marrones» en la mesa donde se encontraba el teléfono y un fuerte sonido sonó en la terraza del piso, sin tener explicación lógica alguna. Nota: Recomiendo ver la película conociendo los hechos del Expediente Vallecas.
Pues bien, Verónica toma apertura dentro de esta peculiar noche y comienza con la llegada de los agentes de policía a la morada. Sin embargo, la obra se toma diversas licencias a la hora de representar y narrar los hechos comentados. Por un lado, no solo se han modificado las fechas y el nombre de los implicados en el suceso, sino que incluso se ha cambiado el orden familiar: la protagonista se llama Verónica y el padre de la familia falleció tiempo atrás, hecho que será clave a la hora de tomar partido la ficción. Por otro lado, la historia se ha alterado para que tenga cabida y sea estructuralmente apta dentro de un guion cinematográfico de Terror. Esto quiere decir que la obra no es una representación 100% fidedigna del Expediente Vallecas. No. Sino que parte de la historia y crea una propia -muy, muy similar- basada en los acontecimientos que sucedieron, siempre fiel a lo referenciado. Porque la película tiene una labor formativa muy importante y enriquecedora, ya que se trata de un ejemplo magnífico de cómo alterar el discurso de una historia sin modificar el mensaje de la misma. Y eso no es moco de pavo.
Pero olvidándonos momentáneamente del suceso al que hace referencia y centrándonos más en su valor como película: Verónica supone una fórmula revitalizante del género de Terror Español, uno de los grandes olvidados en los últimos años en cuanto a calidad de los guiones se refiere. Todo está estudiado centímetro a centímetro y, precisamente, ese nivel de detalle es lo que hace que la película funcione de principio a fin a pesar de tomar varios clichés del género y beber directamente de algunos filmes de Terror que han arrasado internacionalmente. Por ello, cualquier fan medio podrá notar semejanzas entre cintas como The Conjuring 2: El Caso Enfield -en especial con el tratamiento que se da al propio Terror y la figura de la monja- y la gran It Follows, una de las madres -o la principal- de la nueva vertiente de Terror que estamos viviendo en los últimos años. Pero ojo, no me refiero a esto como un error en sí, sino como un ejemplo de cómo saber incorporar a una cinta elemento de otras obras y volver a generar una bebida explosiva que embauque al espectador. Además, si se realiza dentro de nuestras fronteras, mejor.
Pero no solo Verónica funciona porque atesore un buen guion y una dirección más que acertada, sino porque su labor de recreación es encomiable. El equipo artístico ha tenido el mayor cuidado en crear su propio universo y transportarnos a la España de finales del Siglo XX con todo lujo de detalles, desde las calles de Vallecas, pasando por los muebles y cubertería de la casa, hasta el pensamiento de la gente. Debemos tener en cuenta que en esa época Internet era una palabra que tan sólo había sonado para algunos de los españoles, por lo que el flujo de información se manejaba de una manera mucho más limitada. Todo esto sumado a la variedad de gustos y aficiones cada vez más extensas, entre las que se incluyen el ocultismo y lo desconocido, hacía que la capacidad de inducir algún tema o ideología resultase mucho más fácil ante la imposibilidad de contrastar fuentes o escritos. Además, la película no se limita en recrear un relato de Terror de tres al cuarto. Nuevamente no. Sino que nos sumerge dentro del panorama desalentador de una niña de 15 años con una casa que mantener, unos hermanos que cuidar y todos los problemas que esta edad suponen en una joven que está esperando el tener su primera menstruación, elevando la calidad de la trama y despegándola fuera del grueso, llevándola un nivel más allá.
Finalmente, para completar esta crítica, quisiera hacer apunte de una serie de detalles que creo que no deben pasarse por alto: la gran labor musical a la hora de componer la tracklist del relato, muy acertada; la gran actuación del plantel principal de actores, tanto las niñas como los adultos; y el cómo se ha respetado el hecho hasta el punto de no querer mojarse las manos más allá de lo que se ha escrito y documentado. Paco Plaza y Fernando Navarro tenían la difícil tarea de no ensuciar algo tan peliagudo como lo que tenían entre manos y, por ello, han optado por mostrar una visión de lo mismo tan próxima a lo documentado pero siempre acercándose más al lado sobrenatural que lo objetivo; Porque el Expediente Vallecas es un caso tan misterioso como inexplicable. ¿Todo fueron alucinaciones de la joven? ¿La familia aprovechó la misteriosa muerte para labrar todo un fraude bien montado? El filme no responde estas preguntas, pero sí que ofrece una particular visión de los hechos y, sobre todo, la opinión que tienen los mismos sobre la veracidad de lo acontecido.
En definitiva, Verónica es una gran película de Terror que ha sabido absorber los aciertos de los padres donde se ve reflejada y ofrecer un Producto Nacional tan digno como eficaz en su discurso y planteamiento. La labor de Paco Plaza en la dirección, de Chucky Namanera en la música y de Paco Plaza y Fernando Navarro en materia de guion ha sido una suma de talento que ha devenido en una obra notable. Película recomendable.