Sin rodeos, la película me ha gustado, más bien, me ha encantado, es notable en su contenido y sobresaliente en su forma, principalmente en esta última alcanza unas cotas pocas veces vistas en este subgénero. Pero creo que el fenómeno de Spider-Man: Un nuevo universo llegará mucho más allá de ser una muy buena película. Los superhéroes estallan también en la animación.
Es obvio que no es la primera películas de superhéroes de animación, ni siquiera la primera de Marvel, ni tampoco la primera en alcanzar un listón tan alto de calidad (hace ya casi 15 años de Los Increíbles de Pixar). ¿Entonces, por qué me flipo de esa manera catalogándola por algo que «llegará mucho más allá»? Por el potencial de repercusión que puede alcanzar.
El cine de superhéroes, en especial de las dos grandes editoriales Marvel y DC, es uno de los mayores filones económicos de la gran pantalla, ya habían dado el gran salto también a las series, pero aunque en animación llevan muchos años dejándonos auténticas joyas, en especial DC con filmes de mucho mayor nivel que lo que ha alcanzado en el live-action con su DCEU, ni mucho menos se podía decir que era una gran apuesta por parte de éstas. Hasta hoy, si a las brillantes críticas de público y medios especializados acompaña una buena taquilla, no me cabe la menor duda que será la primera gran película superheroíca de animación de muchas.
Tras este (demasiado largo) contexto centrémonos en la propia cinta. Spider-Man: Un nuevo universo nos adapta la historia del Spiderverse, un evento de Marvel Cómics que nos llegó hace varios años, donde un gran número de Spidermans (¿o Spidermanes?) de diferentes universos deberán cooperar para enfrentarse a un enemigo común que está causando la exterminación de los Hombres-Araña. La película se toma bastantes licencias para desarrollar esta historia (es una adaptación al fin y al cabo), como enemigo común tendremos a Kingpin (ayudado por otros villanos conocidos ya por todos), que está intentando desarrollar una máquina para traer de vuelta a su mujer e hijo desde otro universo, ya que estos murieron en el suyo.
El foco principal recae sobre Miles Morales, que en las historietas apareció por primera vez en el Universo Ultimate. Al igual que pasaba en sus cómics, Miles tendrá que enfundarse el traje de Spider-Man tras la muerte de un personaje de suma importancia, pero no lo hará solo, le acompañarán una versión alternativa de Peter Parker (el Spider-Man fofo), Spider-Gwen (la Gwen Stacy de otro universo), Peter Porker (un Spidey cerdito), entre otros.
La historia, desde luego no es innovadora y no sorprenderá tanto por esta parte, pero tiene un ritmo trepidante, sin dar apenas un segundo al descanso. Cargada de guiños para los fans de toda la vida del trepamuros, con una autoconsciencia de su concepción que me ha sorprendido muy para bien, y que le da un toque cómico que le queda de perlas. En resumen, una película que gustará a cualquiera: a los fans de toda la vida, a los que conocieron a Spider-Man con su universo cinematográfico o a los que simplemente quieren disfrutar de una buena cinta.
Aunque la calidad del guion es indiscutible, ni mucho menos es su mayor punto a favor. Tampoco lo es la banda sonora, que cuadra perfectamente con lo que se nos narra y se nota el mimo con la que está elegida. Lo más destacable de Spider-Man: Un nuevo universo es, cómo no, la animación. Desde sus primeros tráilers ya se veía que su estética no iba a ser «otra más», pero no solo no decepciona, va mucho más allá de lo que podía parecer.
Nunca había visto una traslación tan buena de las viñetas más puras al medio cinematográfico, no tiene ningún miedo a esconder de donde viene e incluso presumir de ello. Por supuesto dándole su propio toque artístico. Una gama de colores «acojonante» donde nada está elegido al azar, donde diversos estilos de animación pueden convivir en armonía. Un cómic en movimiento donde cada fotograma merece la pena ser parado y disfrutado.
Es cierto que he escuchado críticas a una posible saturación en algunos puntos que puede llegar incluso a marear. En mi caso, para nada tuve esta sensación y estoy deseando volver a verla y fascinarme con sus imágenes.
En conclusión, una de las mejores películas de superhéroes jamás hecha, que puede suponer un antes y un después en este subgénero. Con una historia que sin ser sobresaliente es muy divertida y, sobre todo, un disfrute visual como pocos se han visto este año en cualquier medio. Espero que Sony no deje de apostar por cintas que sigan en esta línea, y se sumen al carro las Marvel y DC de turno, expandiendo un subgénero que comenzaba a entrar en la repetición.
Aquaman (2018): Un maravilloso océano, sin fondo.
Por último (esta vez de verdad), no os olvidéis de la escena postcréditos, es genial, podría funcionar perfectamente como un corto al margen del filme y no perder nada, todo un acierto también en esa parte.