TÍTULO ORIGINAL: John Wick: Chapter Two | AÑO: 2017 | DIRECCIÓN: Chad Stahelski | PRODUCCIÓN: 87Eleven / Lionsgate / Thunder Road Pictures | GUION: Derek Kolstad | MÚSICA: Tyler Bates, Joel J. Richard | FOTOGRAFÍA: Dan Laustsen | REPARTO: Keanu Reeves, Riccardo Scamarcio, Bridget Moynahan, Ruby Rose, Peter Stormare, Ian McShane, Common, Alex Ziwak, Margaret Daly, Heidi Moneymaker, Laurence Fishburne, Lance Reddick, Claudia Gerini, John Leguizamo, Franco Nero | GÉNERO: Acción. Thriller | DURACIÓN: 122 MIN
John Wick vuelve a enfundarse el esmoquín tras una notable primera entrega para dejarnos una secuela aun mejor. Repitiendo prácticamente con todo el equipo técnico anterior, la película comienza con un brillante prólogo donde nos dejará muy claro el tono que tendrá el metraje.
Está claro que John Wick: Pacto de sangre no es una de esas películas que pasaran a la historia y que marcan escuela, pero ni lo es ni lo pretende. Pretende divertir al espectador en todo momento, así como subirle la adrenalina con sus increíbles escenas de acción, y lo consigue al 100%.
Pero metiéndonos más a fondo en la cinta, comencemos hablando del centro de todo: Keanu Reeves interpretando a John Ram…Wick sí Wick. Es cierto que Keanu Reeves no es que sea uno de mis actores preferidos, de hecho lo veo con unos registros bastante limitados y hacía tiempo que no me convencía en ningún papel. Pero cuando se pone las botas de asesino, tanto en esta cinta como en su precuela, el señor Reeves se la saca. El papel de un sicario frío y calculador le viene de perlas y se nota en todo momento, pues desborda tanta carisma como balas dispara durante todo el filme.
La estructura de la película es prácticamente idéntica a su predecesora, con la venganza como motivo principal del avance de la trama, pero esta vez con la particularidad de que nos descubren mucho más de ese «mundo de asesinos» que nos presentaron en la primera cinta y que nos dejó con ganas de saber más.
El hombre, el mito, la leyenda…John Wick
Visualmente se repite como una película notable, con una estética muy marcada de cómic ultraviolento, que personalmente me encanta. No es una simple película de acción que te pone un par de hostias y se contenta con eso, técnicamente avanza a un nivel muy superior de lo que acostumbramos en el género y Chad Stahelski nos vuelve a regalar una dirección y unas coreografías magníficas acompañadas de una muy buena banda sonora, una danza entre balas de la que nunca nos cansaremos de ver como John Wick acaba uno tras otro con sus enemigos en una vorágine de violencia que a veces llega a rozar el humor negro.
Pero no es oro todo lo que reluce, y la cinta peca de muchos fallos que ya tenía la anterior entrega. El más negativo, a mi parecer, es la falta de un personaje que pueda si quiera hacer un poco de sombra a Keanu Reeves, así como un villano que verdaderamente pueda hacerle frente al protagonista, pues absolutamente todos son un objeto para que la trama avance o un puching ball en las manos de John Wick para agrandar su mito. Además, y aunque pueda parecer demasiado exigente, hay muchas reacciones de la gente de fondo que no son para nada realista y en ocasiones hasta ridículas. Por ejemplo, hay dos tíos disparándose a medio metro entre ellos y a las personas de alrededor no se les ocurre otra cosa que quedarse mirando y en silencio.
Pero recapitulando, estamos ante una de las películas de acción del año, que pese a sus fallos nos deja con un buen sabor de boca. Además tras su final podemos afirmar que estamos ante una saga que va a dar mínimo para otra entrega más.