Il Boemo sigue la vida de Josef Myslivecek, el padre la ópera checa, en una superproducción de época que refleja por igual su música y la sociedad en la que vivió.
Il Boemo llega a Filmin a través del Atlántida Film Fest de este 2023 y se nos presenta como un biopic de época, pero lo cierto es que hace mucho más que limitarse a seguir la vida de su protagonista, aprovechándolas para adentrarse en la hipocresía y dicotomía de la sociedad italiana del S. XVIII. La película presta mucha atención a los detalles, cuidando tanto el aspecto visual como el trasfondo musical que la envuelve, y no resulta sorprendente que fuera nominada para los Oscar.
Josef Myslivecek llega a Italia con la ambición de convertirse en un compositor de éxito, pero sus sueños parecen estar cada vez más lejos de su alcance. Sobreviviendo como profesor de música e intérprete para miembros de la alta sociedad, llega a verse involucrado en la vida de una joven marquesa, que le abrirá las puertas de un nuevo mundo de influencias, libertinaje y éxito.
Il Boemo: Lo bonito y lo desagradable



Si algo me ha gustado especialmente en Il Boemo es el poco pudor con el que refleja la sociedad que la rodea, desde lo más hermoso y elegante, hasta lo zafio y asqueroso. Los decorados, el vestuario y las interpretaciones musicales nos transportan a una época en la que la música era el principal entretenimiento para nobles y plebeyos, y en la que los grandes teatros daban cabida a un sinfín de personajes de todos los estamentos sociales, con palcos ocupados por duques, marqueses y miembros de la realeza de distintos países, que se daban cita para disfrutar de la nueva obra de algún reconocido compositor.
Por otro lado, nos encontramos con aspectos menos bonitos: la sociedad era piadosa de puertas para afuera, pero libertina y lujuriosa en la intimidad; no eran raros los salones de juego y fiestas con burdeles incorporados, las reuniones clandestinas de alta sociedad que eran en realidad orgías de sexo y opio y muchos otros ejemplos, a los que hay que sumarles la inexistencia de medidas sanitarias y medicinales eficaces, que dio lugar a una pequeña (o no tan pequeña) epidemia de sífilis, que afecto a nobles y plebeyos por igual. Y que se ve cruelmente reflejada en la película.
Josef Myslivecek: una orgía y una ópera



Pero volviendo al protagonista de Il Boemo, la película se centra, evidentemente, en la figura del compositor Josef Myslivecek (interpretado por Vojtech Dyk), al que seguimos desde sus comienzos más humildes. Recién llegado a Venecia y sin muchos contactos, malvive en una habitación de alquiler que apenas puede permitirse, hasta que un trabajo como profesor de música para una joven adinerada le permite acercarse a la alta sociedad italiana.
No pasará mucho tiempo antes de que acabe involucrado con una joven marquesa conocida “sotto voce” por su agitada vida sexual y las “fiestas” (orgías) que celebra para sus amigos, entre los que destacan algunas figuras estrechamente relacionadas con el mundo de la música y el espectáculo desde un punto de vista político y burocrático… la clase de contactos que Josef necesita para poder mostrar su talento compositivo al mundo.
Y efectivamente, así lo hizo, cuando pudo presentar su ópera ‘Il Bellerofonte‘ por el dieciocho cumpleaños del rey Fernando IV de Nápoles y Sicilia (interpretado fantásticamente por Mirko Ciccariello), ni más ni menos que en el Teatro San Carlo, el más grande y reconocido de Europa por aquel entonces, y protagonizada por la gran soprano Caterina Gabrielli (interpretada por Bárbara Ronchi). Al rey le gustó la obra, y la carrera de Josef despegó desde aquel momento.
Mozart, el amor y la sífilis.



Convertido ya en un reconocido compositor y presentando óperas por toda Europa, Josef conoció a un jovencísimo Mozart, cuyo nombre apenas comenzaba a sonar en los círculos de influencia. Josef, el joven prodigio y su familia mantuvieron una estrecha amistad durante años, hasta que Josef no pudo mantener la promesa de conseguir que Mozart fuese escogido para presentar una ópera en el San Carlo años después (un momento que se nos muestra tal cual en Il Boemo, cuando el rey Fernando, su esposa y otros nobles presentes rechazan la idea y apuestan por volver a tenerle a él en el cartel). Sin embargo, Mozart siguió teniendo a Myslivecek en alta estima, e incluso aprovechó algunos de sus trabajos como base para desarrollar algunas de sus obras.
Il Boemo, a pesar de reflejar la sociedad y los entresijos del éxito en aquella sociedad, no deja de ser un biopic en el que no podía faltar el que fuera el gran amor de Josef Myslivecek, Anna Fracassatti, interpretada por Lana Vlady. Anna estaba casada con un hombre posesivo y celoso, que ya había matado y mutilado a otros por fijarse en ella, y que la mantenía encerrada y maltratada. Anna ve en su relación con Josef la libertad y la belleza, a través del cariño y del arte, pero al mismo tiempo encuentra imposible librarse de su marido. Todo acaba de forma trágica cuando Anna decide poner fin a su relación con Josef, para protegerle de su marido, y suicidarse poco después.



La ruptura lleva a Josef a los brazos de prostitutas y otras mujeres, resultando en un diagnóstico de sífilis que desfiguraría terriblemente al compositor (llegarían a amputarle la nariz), obligándole a usar una máscara en público para ocultar su aspecto, y conduciéndole finalmente a una muerte temprana. Pero de las tragedias también pueden nacer cosas buenas, y la muerte de Anna inspiró parcialmente su ópera ‘L’Ompiade‘.
En conclusión
Il Boemo se muestra como una producción detallista, espectacular y cautivadora, que recorre sin tapujos las luces y las sombras en la vida de Josef Myslivecek, rescatando del olvido y del ostracismo a una de las figuras más importantes de la ópera del siglo XVIII, y a la que solo le falta un ritmo más constante para redondear su resultado.