Un cuento perfecto se estrenaba hoy mismo, 28 de julio, en Netflix. La adaptación formato serie de una de las novelas de Elísabet Benavent. Lo cierto es que tanto autora como género, prácticamente han supuesto un género en ellas mismas; por lo que las especificativas eran elevadas entre los fans. Ahora bien, ¿y qué pasa con los que no lo son?
Un cuento perfecto cuenta con todos los ingredientes para ser esa serie de verano que te acompaña post/pre siesta piscinera. Por un lado, el casting supone todo un acierto, y hasta cierto punto ayuda a limpiar el nombre de su protagonista masculino (Álvaro Mel), como ya os comenté de viva voz en un podcast indeterminado de cuyo nombre ni número no quiero acordarme. Por otro, Anna Castillo está simplemente perfecta reencarnando para la ocasión a una Margot auténtica y creíble; y que bien a día de hoy podría haber sido su historia la que ocupase las portadas de ‘Hola’ en lugar Támara Falcó.
Una buena adaptación



Se nota que Netflix ha puesto toda la carne en el asador, y si bien su hermana ‘Valeria‘ tenía cierto toque a producto nacional y quizás poco exportable, Un cuento perfecto cuenta con todo para suponer un bombazo veraniego a nivel global. Esto nos hace plantearnos si la casa roja del streaming estirará el chicle o, por el contrario, respetará el material original, al igual que lo ha hecho en la adaptación en el mejor sentido de la palabra, pues ni calca página a página la novela, ni se aleja tanto como para desdibujar por completo la historia original.
Muchos serán los que desdeñarán la serie, o simplemente no osarán acercarse a ella; ya que a priori quizás pueda parecer que está dirigida a cierto sector de la población; en concreto a ese que pagamos la tasa rosa o sus ‘vecinos’. Sin embargo, por favor, ¡estamos en verano! Dense un capricho estival, y si no quieren no se lo cuenten a nadie. ¡Después vuelvan y denme las gracias! porque Un cuento perfecto es el epítome de adaptación romántica bien llevada y no solo es capaz de deleitar a los/as lectores, es que va a hacer soñar a más de uno con un amor de verano de los de antes, a.d.t (antes de Tinder)