La miniserie El Arte del Engaño llega a Filmin para desconcertar a todo aquel que la vea. Infidelidades, un embarazo sorpresa, una muerte en extrañas circunstancias y una desaparición, todo en este thriller psicológico con claras referencias de la Rebecca de Hitchcock que muestra los instintos más bajos del ser humano.
Ophelia es una joven estudiante de Inglés en Cambridge que empieza una affaire con su profesor, Michael, un escritor casado con una escritora de mayor éxito que él. Cuando este desaparece en combate, Ophelia decide seguirle la pista hasta dar con él, ni más ni menos que en Irlanda, en el funeral de su mujer.
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El Arte del Engaño engancha desde el primer momento. Tiene algo que atrae al espectador despertando su curiosidad y atención. Es carismática, visualmente atractiva y con un ritmo rápido, dando como resultado un estado de tensión constante. Es una trama simple que hemos visto en otras ficciones, sin nada aparentemente novedoso o especial, pero destaca por la forma en la que se cuenta y el suspense que genera.
En esta miniserie todos mienten, pero hay muchas clases de mentiras. Adivinar quién dice la verdad, qué oculta cada personaje y por qué se vuelve complejo. Los acontecimientos se suceden uno tras otro, con giros constantes generando una sensación de incertidumbre sostenida.
La audiencia sabe desde el principio que algo va mal, Ophelia ejerce de narradora y los hace participes de su situación y cómo ha llegado hasta ella, consiguiendo que vivan con ella el desasosiego de no entender que pasa a su alrededor. A pesar de ello, cuesta empatizar con ella y entender su relación con Michael y cómo se desarrollan los hechos. Se crea un clima extraño y misterioso que llama la atención, pero cuesta de entender.
En líneas generales los personajes están bien construidos y tienen un desarrollo trabajado y coherente. Los personajes femeninos son complejos, completos y profundos en términos psicológicos. Cabe destacar la interpretación de Emmet J Scanlan como Michael, que es muy buena y refleja a la perfección el tipo de personalidad de un maltratador psicológico.
Como ya se ha comentado, en esta historia creada por Lisa McGee (Derry Girls) y Tobias Beer, se pueden encontrar muchos paralelismos con Rebecca de Hitchcock. El primer punto en común es que todo sucede en una casa de características similares y con un peso parecido en la narrativa. La estética neogótica también recuerda especialmente a la obra mencionada, como sus protagonistas y el tono del thriller psicológico. Además, trabajan siguiendo el suspense tal y como lo entendía Hitchcock.
Puedes saber más de Rebecca en Entendiendo el cine: Rebecca (1940), de Alfred Hitchcock
La trama de El Arte del Engaño muestra las pasiones más bajas del ser humano y la dinámica de la luz de gas en las relaciones sentimentales. El peso que le da a la espiritualidad y a lo paranormal puede sacar un poco de situación, ya que en realidad todo lo que pasa tiene que ver con los instintos de sus protagonistas, no con el más allá. El desenlace es un gran ejemplo de sororidad, da un buen cierre a la serie, pero resulta algo precipitado y forzado y hace que se pierda algo que se mantiene en el resto del desarrollo, que casi todo cuadre a la perfección.
El Arte del Engaño despierta una sensación de adrenalina y desconcierto constante durante el visionado, pero no deja ninguna reflexión que merezca ser mencionada. Su encanto reside en contar una historia entretenida, no demasiado compleja, pero saber cómo explicarla para generar el suspense propio de un thriller psicológico. No aporta nada nuevo, pero es un homenaje al cine de Hitchcock que repite las cosas que ya funcionan y que a todos nos gusta ver.