Crítica de Revenge (2017): ‘Rape & Revenge’ con extra de sangre

Revenge

AÑO: 2017 | TÍTULO ORIGINAL: Revenge DIRECCIÓN: Coralie Fargeat | PRODUCCIÓN: M.E.S. Productions. Monkey Pack Films. Logical Pictures. Charades GUIÓN: Coralie Fargeat FOTOGRAFÍA: Robrecht Heyvaert  | REPARTO:  Matilda Anna Ingrid Lutz, Kevin Janssens | GÉNERO: Thriller. Acción. Venganza | DURACIÓN: 108 minutos. 

Normalmente, las películas contextualizadas dentro del subgénero conocido como ‘Rape & Vengeance’ (violación y venganza) parten de unos pilares cuasi fundamentales: sensación de satisfacción al espectador al conjugar la venganza, tiros o en su defecto machetazos o en su defecto bombazos o en su defecto loqueseaquepuedamatar y sangre al por mayor. En este caso,  Revenge nos ofrece un batido compuesto por todos estos ingredientes aderezado con dosis de música cañera y situaciones inverosímiles que pondrán a prueba nuestra suspensión de incredulidad en más de un par de ocasiones y nos harán preguntarnos si aquí todo vale con tal de entretener al público y ofrecerle mucho de lo que demanda. Eso sí, si aquí has venido a saber si es divertida o no, ya te lo dejo claro: Rotundamente sí. 

Tres hombres casados y ricos se reúnen anualmente para irse de caza. Pero en esta ocasión, uno de ellos vendrá acompañado de su atractiva amante, quien despertará la atención de los otros dos. Las cosas se complicarán hasta que ella tenga que volver a la vida y convertir la caza en una venganza terrible.

Partiendo de esta premisa, Coralie Fargeat conjuga un relato de tintes feministas que no pretende ahondar más allá de lo que veremos en pantalla, es decir, un Rape & Vengeance al uso donde las bondades vengan por parte de ciertos toques de comedia fantásticamente situados y un alarde técnico que compone bellas estampas con una paleta de colores muy interesante en más de una ocasión. Por su parte, el trabajo de fotografía de Robrecht Heyvaert roza el excelente durante la totalidad del filme, lo que se agradece si tenemos en cuenta que no es una producción que haya contado con un presupuesto gigante; pero sí un resultado similar. De casi igual nivel podríamos situar el realizado por parte del apartado sonoro, con potentes graves que refuercen el festival de tiros, machetazos y litros de hemoglobina al son de una música que no permitirá que el ritmo de la película decaiga. Porque Revenge es una película entretenida desde que comienza hasta que acaba, sin dejar nunca que nos sintamos desconectados y pretendiendo satisfacer al espectador poco a poco con una estructura narrativa marcada y precisa. Sin embargo, el principal problema que atañe al filme es uno y tiene nombre: suspensión de incredulidad. 

La primera frase que puede llegar a la cabeza del espectador más habilidoso después de disfrutar el visionado de Revenge podría ser prácticamente una: «he venido a ver una película ‘de tiros’ y me he encontrado una de superhéroes», porque la protagonista, Matilda Anna Ingrid Lutz, es poco menos que la nueva reencarnación de Lara Croft John McClane fusionados en un ente indestructible que no decaerá ni aunque sangre como un guarrillo chocolate, y es que déjenme vaticinarles que su suspensión de incredulidad como espectadores será puesta en jaque en muchas ocasiones pero, sobre todo, a partir de poco menos del ecuador del filme, que es cuando un@ se pregunta si los de Marvel han colado su nueva producción entre medias o esto es una betatester para un nuevo proyecto suyo.

el principal problema que atañe al filme es uno y tiene nombre: suspensión de incredulidad. 

El final se conjuga como un espectáculo de hemoglobina donde, además de ser muy bonito y lucirse en todo su esplendor, cabe preguntarse si en el cine todo vale por su propia naturaleza de ficción o, sin embargo, la libertad sellada a fuego debe frenarse en pos de un ejercicio más realista. En todo caso su misión la cumple: entretener, y un servidor tan contento queda.