Lizzie, drama biográfico con Chloë Sevigny y Kristen Stewart, debuta en Filmin el próximo viernes 21 de enero. La historia real, sujeta a interpretaciones, de la heredera Lizzie Borden, su relación con su criada y el asesinato de sus padres.

Estrenada en cines en 2018, con resultados mixtos de crítica y taquilla, Lizzie relata en forma de apuesta por una de las teorías vertidas (aunque la más aceptada popularmente), el asesinato de Andrew y Abby Borden el 4 de agosto de 1892 en Nueva Inglaterra.  La principal sospechosa del asesinato, la hija de Andrew, Lizzie Borden, y heredera de la fortuna familiar, salió en libertad tras apenas hora y media de deliberación por parte de un jurado que no creyó que una chica así fuera capaz de cometer tal monstruosidad (el ensañamiento, hacha en mano, sobre los cuerpos fue brutal). Sin embargo distintos análisis siguen apuntado a Lizzie como autora de unos asesinatos cometidos, posiblemente, tras abusos por parte de su padre y en complicidad con su criada, Bridget Sullivan, con la que pudo tener una relación sentimental.

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Lizzie abre con la escena inmediatamente posterior al asesinato por lo que buena parte de la película se presenta como un largo flashback que nos lleva hasta la llegada de Bridget (Maggie en su nombre estándar de empleada) al hogar de los Borden. Craig William Macneill, director de esta película estrenada en 2018, apuesta por un tono serio, casi grisáceo, apuntalando el drama particular de Lizzie en los meses previos al asesinato: una enfermedad de difícil pronóstico, la dureza de un padre implacable anclado en el pasado (siquiera quiere electricidad en su casa) y la sospecha de que, a raíz de unas amenazas anónimas, toda su fortuna quedará en manos de su tío John. La llegada de Maggie, una criada irlandesa, lo cambia todo.

Por momentos pisando terreno de la fantástica Retrato de una mujer en llamas, la relación entre Lizzie y Bridget se mezcla con el tormento diario en el que se ven sometidas ambas mujeres por Andrew: una completamente anulada, la otra violada casi cada noche en su propia habitación. Aunque se huye de lo visual, Macneill no esconde del todo la cámara, ni el audio, siendo perfectamente hiriente el proceso de amargura casera de ambas protagonistas.

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Sin embargo ese tono gris, casi monótono, redunda en una suerte de escasa belleza formal que uno degustaría en una película ambientada a finales del siglo XIX en la siempre interesante Nueva Inglaterra. El elenco actoral, no obstante, ofrece lo mejor de Lizzie: Chloë Sevigny y Kristen Stewart sustentan cada una de sus escenas no tanto por su química sino por el contraste entre sus estilos interpretativos. Una se muestra directa, duramente realista, arraigada en su papel; la otra nos gana con su particular estilo, difícil de describir, y su acento irlandés (menos lucido que el inglés empleado en Spencer). Fiona Shaw, Jamey Sheridan, Kim Dickens y el siempre locuaz Denis O’Hare, completan el reparto.

Lizzie, que debuta el próximo viernes 21 de enero en la plataforma española Filmin, ofrece un interesante cambio de tornas narrativas cuando comparamos el largo flashback (sin duda la parte más interesante del film) con las escenas del asesinato y el posterior juicio. Las primeras son especialmente impactantes, el punto álgido en cuanto a drama con unas Sevigny y Stewart excelentes en sus distintas reacciones, mientras que las segundas son tal vez algo escasas en su propósito. No obstante conocer la teoría más extendida sobre el presunto asesinato de Lizzie Borden, y sobre todo sus motivaciones para ello, vale la pena el visionado de los apenas 100 minutos de Lizzie.