Josep aterriza en Filmin, y con ella la crudeza de una historia y una realidad que todavía perdura.
Año 1939, el mundo por aquel entonces era un hervidero del que todavía quedan heridas abiertas. España, campo de pruebas de lo que sería posteriormente la peor guerra que el ser humano ha dado, estaba quebrantada, rota. La Guerra Civil terminó por dividir a toda una nación, dejando una cantidad ingente de muertos y refugiados. Entre estos últimos, el dibujante sindicalista, Josep Bartoli, figura central de la película.
Febrero, Josep se ve obligado a huir de España viendo que el bando nacionalista va a ganar la guerra completamente. Él, como sindicalista de ideas contrarias a las del bando ganador, decide cruzar la frontera por las elevadas probabilidades de terminar frente a un pelotón de fusilamiento si decide quedarse. Es aquí donde comienza la historia de nuestro protagonista, usando como intermediario narrativo a un gendarme francés quien relatará a su nieto las vejaciones de la intransigencia.
Con un trazo rápido y sencillo, Aurel, director del filme, expone la crudeza de una realidad un tanto desdibujada por el conocimiento que perdura hoy en día. Eventos en la historia que se repiten constantemente de una forma u otra, y en este caso dan vida, o mejor dicho, fueron la vida del caricaturista español. Y es que, usando las caricaturas dibujadas por Josep -como buenamente podía por aquellos años-, erige el cuerpo central de la historia, enlazando las distintas vivencias que tuvo que soportar en el extranjero.
Asimismo, Aurel sabe tratar la historia con la delicadeza necesaria para no formar una bola de odio desmesurada, aportando alivios al devenir del relato y con trazos de amor al arte y al prójimo. Pues, dentro de toda aquella intolerancia hacia los españoles refugiados, todavía quedaban pequeños faros de esperanza, creando una evolución así como también lo hace la paleta de colores que se imprimen como los mismos sentimientos de los personajes.
CRÍTICA DE MANK
Con el sello de Cannes 2020 -que por motivos pandémicos no ha podido celebrarse- nos encontramos con una de las películas europeas de animación con más sensibilidad de este año, un claro homenaje a su compañero de oficio -Aurel, que se ha estrenado con este largometraje también es caricaturista- y una pequeña píldora que nos podría hacer comprender mejor la actitud del ser humano frente a lo que ignoramos y no queremos ver, colores, banderas, rasgos… algo invisible que saca las peores bestias internas. Una lección traída de la mano de FILMIN.