La plataforma española Filmin estrena Happily este viernes 18 de junio y su premisa no puede resultar más tentadora: un matrimonio absolutamente entregado al sexo, un fin de semana con otras parejas en una lujosa mansión, un cadáver, la sensación constante de un giro a lo Twilight Zone… ¡Crítica SIN spoilers!
Happily, de entrada, resulta un film difícil de describir. Si uno atiende a ese apartado donde se indica el género del film podríamos incluir comedia negra, thriller e incluso el llamado whodunit en su acepción de pequeño grupo de personas encerradas en un mismo lugar y con un misterio a resolver. Navegando en nuestra crítica por zonas libres de spoilers anticipamos un film completamente distinto en sus compases iniciales: Tom y Janet, nuestros protagonistas, son un matrimonio con una complicidad sexual de tal calibre que parecen capaces no sólo de hacerlo varias veces al día, sino en cualquier sitio, incluido el baño de una casa ajena.
La premisa de Happily, eso sí, nos lleva definitivamente al whodounit: el matrimonio recibe una invitación para pasar un fin de semana junto a otras tres parejas en una enorme casa. Dicha escapada se convierte en una huida desesperada tras un extraño evento del que están convencidos forman parte algunos o todos los invitados al evento. Para más misterio la fotografía en muchos de los planos de Happily muestran cierto desenfoque que confiere un halo de irrealidad en harmonía con el lujo inusitado de la mansión en la que pretenden dedicar 48 horas al noble arte del consumo de alcohol.
Lo cierto es que la primera mitad de Happily se muestra eficaz en despertar en nosotros el interés necesario para saber que mierdas sucede no sólo en esa casa sino, parece, en un espectro más amplio. Ese misterio multi nivel funciona de forma óptima debido a que los ingredientes se mezclan de forma natural en los compases iniciales: cada pareja, de la cual sabemos poco, va rebelando (como es habitual en el whodounit) que no son lo que parecen, nuestros protagonistas sospechan de todo el mundo y sin duda esa maldita casa normal, lo que se dice normal, no es. El problema llega en el ecuador de Happily.
No es tanto una cuestión de expectativas que no se cumplen sino de una curiosa (pues ignoramos la intencionalidad de su autor, BenDavid Gabinski, que firma el libreto) forma de huir de cualquier concreción durante la segunda mitad de la película. Las posibles lecturas sociales, personales, incluidas la sana mala leche de la comedia negra (que, concedemos, se diluye acertadamente conforme avanza la trama), de Happily no contienen, por mucho, el peso narrativo suficiente como para que nos deje de importar ese desplome de la premisa. A modo de remate la intersección de géneros, que funcionaba en los compases iniciales, entra posteriormente en lo torpe.
Buena parte de las bondades de Happily, para más inri, se concentran en esa primera mitad: una Kerry Bishé de la cual seremos fans eternamente tras su paso por la monumental Halt and Catch Fire, ese aire ingrávido de muchas de las escenas o una selección musical algo tramposa (es difícil fallar cuando metes un temazo clásico en una escena..) pero ocasionalmente sugerente (en determinado momento suena The Order of the Death de Public Image Ltd). Disponible en Filmin el próximo viernes 18 de junio.