Origen no es una película cualquiera en la filmografía de Nolan. Para muchos, es su mejor película junto a Memento. Y debo confesar que, aunque la película tiene algunos errores (casi todos inherentes al propio estilo y forma del director), la considero una de las grandes películas de la última década.
Origen es, sobre todo, la sublimación del cine de entretenimiento moderno más allá de maquinarias como el MCU. Estamos ante una película que reúne Sci-Fi, Thriller y pinceladas de drama, y lo hace de una forma totalmente natural y accesible para todo el mundo, consiguiendo que cualquiera, por muy alejado que se sienta de alguno de estos géneros, pueda disfrutarla de principio a fin.
En la película seguimos a Dom Cobb, ladrón de secretos de la nada común forma que es la extracción de información subconsciente durante el sueño. Dom está cansado de que su habilidad en este tipo de trabajo y las circunstancias que lo rodean le impidan llevar una vida normal. Entonces se le presenta un salida, para la que deberá llevar a cabo algo casi imposible: introducir una idea en el subconsciente de alguien, de forma que crea que es su propia idea.
La trama es original y arriesgada, y la fotografía y el sonido de la película son espectaculares (no en vano se llevó ambos Oscar, entre los 4 que cosecharía de sus ocho nominaciones). El principal problema de Origen es que Nolan (o quién sabe si por orden de algún productor) se empeña en explicar la esencia de su trama y sus aspectos más controvertidos una y otra y otra vez. Resulta redundante e incluso puede sacar al espectador de la trama en algunos momentos. También hay que reconocer que es la forma más directa para que, quien no entienda la película, capte los detalles con más facilidad. Yo soy de la opinión de que sería mejor explicar menos y que sean los repetidos visionados los que vayan aclarando las cosas.
Este defecto es algo común en las películas de Nolan: ni tan siquiera Memento está exenta de momentos así. Es algo que ha acompañado a Nolan durante toda su carrera y que posiblemente siga presente en su cine del futuro, y lo cierto es que puede llegar a ser un lastre importante para una película. Pero en Origen los pros superan con creces a los contras, empezando por un fantástico protagonista (creo que la labor de DiCaprio en esta película está muy infravalorada) y terminando con un final (valga la redundancia) que aún ha día de hoy sigue generando controversia e inspirando homenajes y parodias de todo tipo (incluso podemos verlo referenciado en la temporada 23 de Los Simpson, en el capítulo «Cómo Mojé A Vuestra Madre», disponible en Disney +).
Nolan comenzó a escribir el guion de esta película poco después de terminar Memento, y lo cierto es que el desarrollo de la historia hace que no nos resulte nada extraño que le tomara tanto tiempo terminarlo. La película se mueve entre capas de realidad, sueños, realidad en los sueños y sueños sin ningún atisbo de realidad. El tiempo es relativo y se comporta de formas extrañas en el mundo onírico. La narrativa se vuelve cada vez más compleja. Y ahí es donde le gusta estar a Nolan. Es lo que hace que su cine sea tan llamativo y produzca el interés y asombro que produce en el gran público, y al mismo tiempo es su mayor enemigo, forzándose con ello a explicaciones que a veces parecen fuera de lugar, viéndose en la necesidad de simplificar una situación en exceso, solo para hacerla comprensible, ocasionando que a duras penas resulte creíble dentro de la lógica de la propia película.
El Caballero Oscuro, Origen e Interstellar son tres películas que, incluso años después de su estreno, siguen vigentes en el imaginario y cultura popular de cualquier cinéfilo, y más allá de sus virtudes o defectos, resulta innegable el valor de una película que es capaz de atraer a millones de personas y hacerlas interesarse por el cine: no solo por los blockbusters, sino también por el cine de género e, incluso, de autor. Porque es cierto que Nolan es un director de grandes éxitos y con películas para grandes públicos, pero sus films siempre ocultan algunos detalles que invitan a la exploración de otras películas, convirtiéndose en una puerta de entrada al cine casi inigualable. En este sentido, Nolan podría considerarse el Spielberg del siglo XXI (aunque las comparaciones sean odiosas, y las similitudes terminen ahí).