Especial Atlántida Film Fest 2017: Austerlitz

Atlántida Film Fest

Título: Austerlitz  | Año: 2016 | Dirección: Sergei Loznitsa | Producción: Imperativ Film, Beauftragter der Bundesregierung für Angelegenheiten der Kultur und der Medien (BKM), German Federal Film Board| Guión: Sergei Loznitsa | Fotografía: Sergei Loznitsa | Género: Documental | Duración: 94 minutos

En estos tiempos donde hay riesgo de entrar en prisión por hacer una broma sobre una dictadura (y que por supuesto si la haces has ganado el apaleamiento público), parece ser que aparentemente solo hay una manera determinada de comportarse ante una serie de acontecimientos ocurridos en el pasado. Sin embargo, cuando ese comportamiento no pasan por ser bromas sino actos en apariencia inocentes, pero que en el fondo muestran una banalización de los hechos ocurridos en un campo de concentración nazi… ¿cuál es nuestra reacción?

Esto es lo que nos cuenta Sergei Loznitsa en su documental Austerlitz, película que puede verse dentro de la sección del Atlántida Film y que nos muestra en una serie de planos largos sin narrador las reacciones de las diferentes personas que acuden a un campo de concentración nazi. A través de está serie de imágenes, el espectador es invitado a juzgar los comportamientos de los diferentes grupos que acuden a visitar estos museos del horror, y de las (en principio) sorprendentes reacciones que tienen estos visitantes.

Para ello, Sergei Loznitsa se basa en colocar su cámara en puntos estratégicos del campo de concentración como la entrada al recinto, las habitaciones de los concentrados o las duchas/cámaras de gas. Gracias a estos planos fijos de larga duración (durando algunos varios minutos), podemos observar cómo las personas parece que acudan a una especie de parque de atracciones o museo sin aparentar ser conscientes del dolor que se vivió en ese lugar. Fotografías sonriendo al lado del famoso lema «Arbeit mach frei» (el trabajo os hará libres), posando en apariencia de ser torturados en los mismos lugares donde los judíos fueron apaleados, sonrisas mientras los guías (muchas narraciones en castellano, a pesar de mostrarse en V.O.S.) explican a los visitantes las matanzas y exterminios allí cometidos, o incluso caras de expectación y nerviosismo cuando se les anuncia que van a entrar a la cámara de gas.

Todo esto nos lleva a un punto complicado a la hora de analizar Austerlitz. Por una parte, está el hecho de que los comportamientos que se muestran en el documental parecen resaltar incluso una cierta banalización de lo ocurrido en esos lugares. Gestos como los comentados anteriormente transmiten esa idea que, sin embargo, el director no llega a hacer suya pues simplemente lanza las imágenes sin narración, sólo para que el que está visionando el documental saque sus propias conclusiones. Pero por otra parte es posible preguntarse cuál es el comportamiento adecuado en este tipo de visitas. Al fin y al cabo, tampoco pienso que fuera de recibo una visita a estos lugares ya históricos (por desgracia para los que tuvieron que vivirlo) en un completo silencio y mostrando un aparente sufrimiento ante todo lo que estamos contemplando.

Por otra parte, y aunque me reafirmo en la idea de que el director no llega a mojarse con su opinión acerca de estas actitudes, el mensaje que quiere mandarnos está bastante claro. Además, recursos como la ausencia de narrador para que tu atención vaya directamente a las imágenes que estás observando, y el uso del blanco y negro a lo largo de todo el documental intentan llevarnos al terreno del arrepentimiento e incluso la vergüenza ante estos comportamientos en estos lugares. Y quizá en mi opinión el uso de estos recursos creo que transmite en algunas partes cierta pretenciosidad al tomar tanta distancia entre lo que está ocurriendo y nosotros mismos, sintiéndonos una especie de jueces ante estos comportamientos.

En resumen, Austerlitz es un buen documental que nos llega a este Atlántida Film Fest, el cual intenta llevarnos por el camino de la reflexión acerca de la banalización de determinados actos o comportamientos, utilizando para ello el ejemplo de los diferentes grupos de visitantes a un campo de concentración. Sin embargo, este mensaje a veces queda manchado con un pequeño toque de prepotencia que me han provocado alejarme en ocasiones de la idea que quiere transmitirse.

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