Aguas Oscuras ha llegado a nuestros cines sin hacer demasiado ruido y la verdad es que me sorprende. La nueva película de Todd Haynes y protagonizada por Mark Ruffalo es una de las películas más necesarias, interesantes y cautivadoras que he visto últimamente.
La verdad es que cuando entré a ver Aguas Oscuras no sabía lo que iba a encontrarme, pero la historia de Rob Bilott y su batalla legal contra Dupont me atrapó e impresionó desde el primer momento. Basada en la historia real, este film nos presenta a un hombre corriente que destapa uno de los mayores escándalos sanitarios de la historia.
No crearé demasiado misterio: la película nos habla de cómo Rob Billot destapó la toxicidad del PFOA C-8, utilizado en infinidad de productos cotidianos y, concretamente, en el Teflón, la popular película antiadherente que las sartenes de todo el mundo comenzaron a implementar hace algunos años.
Y no contaré mucho más de la trama, que es sin duda el centro sobre el que gira esta película. Estamos ante un film bastante prosaico y sin demasiados artificios, en los que destaca una buena fotografía y una interesante paleta de colores, pero que deja que todo transcurra en manos de su guion, completamente apoyado en su excelente protagonista (el papel de Ruffalo es fantástico).
Si nos ponemos el manto de críticos y analistas y nos sumergimos en la cinematografía de Aguas Oscuras podríamos caer en el error de considerarla una película más. Y lo cierto es que no destaca en ningún aspecto formal o técnico (y posiblemente ello la haya perjudicado a la hora de considerarla para los distintos premios de la temporada), pero la realidad es que esta obra juega a otra cosa. Haynes y su película solo quieren hacer una cosa: asegurarse de que este caso no se olvida, de que esta lucha no se pierde y de que todos seamos conscientes de la dura realidad, pero también de la fuerza y avances que pueden lograr los individuos.
Esta película se resume en su trama y mensaje y no necesita absolutamente nada más para ser un film atractivo, capaz de mantener en vilo a cualquier espectador, por mucho que algunas de sus resoluciones puedan parecer predecibles: no debemos olvidarnos de que ya sabemos (o ya deberíamos saber) como termina esta historia. Por desgracia, lo cierto es que mucha gente no la conoce en profundidad y eso es lo que quiere subsanar esta película.
Sin duda, Aguas Oscuras no puede contarse entre las mejores películas producidas en 2019 por sus costuras (y es más mérito del excelente año que demérito de la película que nos ocupa), pero tengo la seguridad de que será una de las que más recuerde en años venideros. Profundamente impactante.
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