Vida Perfecta, la Girls española, llegaba a nuestras casas el pasado viernes 19 de Noviembre. Lista y perfecta para una buena dosis de «maratoneo findesemanil» aderezado con una ración generosa de peli y manta.
La serie escrita, protagonizada y dirigida por la casi cancelada Leticia Dolera, aterriza con su segunda y última temporada como última incorporación patria al catálogo de Movistar. Poco hemos sabido al respecto de esta pseudo-cancelación; ya que el abrupto anuncio del cierre de Vida Perfecta hacía sospechar de un apresurado punto y final para una serie que encandiló tanto a crítica como a espectadores.
Tal y como te decíamos en el párrafo anterior, Vida Perfecta gustó a entendidos y público en general; entre los que nos incluimos. La serie tenía la capacidad de acercar problemas ajenos y propios al televidente, creando así una suerte de empatía y tono melodramático combinado con ese humor tan incómodo que tiene que ver con las situaciones incómodas.
No obstante, esta segunda temporada adolece de ese mal endémico; el de aquellas ficciones que queman mecha rápido y con prisa. La serie pasa de ser una especie de autobiografía salpicada de anécdotas del entorno, a una función en 6 actos de un elenco coral. El protagonismo de los personajes interpretados, de forma magistral, por Celia Freijeiro y Aixa Villagrán, no es suficiente para paliar la presencia casi anecdótica de Enric Auquer.
Es cierto que la dificultad de representar según qué temáticas en pantalla es más que constatable; y todavía resulta anecdótica la visibilidad de según que partes de la anatomía femenina; así como los miedos y prejuicios que revolotean en torno a ella. Aplaudimos la valentía que demuestra la serie en estos aspectos, pero… quizás el fin no justifica los medios y el mensaje se pierde en la forma… y los minutos.