The Shrink Next Door es la nueva apuesta de Apple TV+; con Paul Rudd y Will Ferrell al frente, habla de la tortuosa e inusual relación entre un psiquiatra y su paciente. Basada en una historia real.
The Shrink Next Door nos relata a través de 8 episodios la esperpéntica convivencia entre Ike, personaje interpretado por Paul Rudd, psiquiatra conocido por serlo de rostros conocidos en la comunidad judía, y Marty, personaje interpretado por Will Ferrell, empresario de la industria textil con una vida muy poco saludable.
Michael Showalter y Jesse Peretz, realizadores de Wet Hot American Summer o Girls, respectivamente y entre otras; se colocan aquí detrás de las cámaras para dar vida a un guion escrito por Georgia Pritchett y basado en el podcast más escuchado en EEUU en todo 2019.
Supongo que acercarse a la historia conociendo únicamente el punto de partida llegados a este punto puede causar desazón; «la enésima serie de psiquiatra y paciente, bla, bla, bla…». No te engañes, eso no es más que la entrada a un mundo absolutamente desquiciado, irracional, incomprensible o surreal en el que una vez finalizado cada uno de los 8 episodios irás inmediatamente a tu ordenador a sorprenderte de nuevo al comprobar que lo ocurrido en pantalla es irremediablemente cierto.
Sin entrar en spoilers, y por hacer un símil con algo ya estrenado; no esperes un Doctor Portuondo, no aguardes el nuevo refrito perpetrado por un fan irredento del cancelado Woody Allen; esto se sitúa deliberadamente en el terreno resbaladizo de la temática documental de las sectas; el tono dispuestamente cómico deja la ventana abierta a la tragedia y al más absoluto drama de un modo subversivamente devastador.
La historia arrasa paulatinamente con todo; mas teniendo una progresión estructural canónica, acaba por entrar como un elefante en una cacharrería y demostrar que el ser humano siempre puede ser un poquito más miserable; siempre puede dar un paso más allá de la línea, y darle al arte la oportunidad de contruir con ello un relato genuino y demoledor.
Si bien, lo negativo de The Shrink Next Door es que su paso a la pantalla no eleva el material previo; no es capaz de impulsar el material de partida más allá de sus propios límites impuestos por la realidad; únicamente la presencia de Rudd y Ferrell hace que la serie alcance algo parecido a su potencial. El tratamiento pide a gritos algo más de disrupción en la narrativa, en la puesta en escena; y, sin embargo, prefiere no correr riesgos y abrazar con ello una vocación más normativa. Una lástima porque, con el talento invertido, el material del que se parte, había buenos ingredientes para acercarse un poco a la cocina de vanguardia.